Crónica de un acto patriótico en el Archipiélago Añú
El lunes 8 de mayo se juntaron las tres aguas que bañan el Archipiélago Añú para que el patriotismo fluyera en resguardo de la sangre de las heroínas y los héroes que nos dieron una nacionalidad sublime.
El cauce del viejo Macomite apenas se hacía sentir en la bahía de Urubá, que se une a la del Tablazo dominada por los vientos alisios, insistentes por estos días en hacerse notar en el noroccidente zuliano.
Desde el Moján la vista hacia Toas y los pueblos mangleros del estuario es hermosa, pese a los empellones que el extractivismo depredador le asestó al promontorio de piedra sagrado del Pueblo Añú, allí donde nuestro Cacique Nigale y sus ancestros enterraban a sus difuntos en sentidas ceremonias de amor, viendo las almas volar convertidas en ligeras mariposas.
La belleza del paseo por esas aguas no le es indiferente ni a los espíritus más fríos. Maraca y Sabaneta se yerguen estoicas como monumentos a la resistencia originaria. Hasta los veleros improvisados que la pobreza y el crimen han impuesto al humilde pescador, sacan gracia en el juego visual que adornan múltiples aves compitiendo por las pequeñas presas plateadas que brillan en la superficie.
El manglar esconde enigmas de vida que la mayoría ignora. Criaturas vivientes y traslúcidas desandan en su vientre húmedo y sus suelos oscuros. Sus raíces penetran el elemento acuoso y el etéreo, como llevando las savias de la tierra al infinito, atrapando en abrazos vegetales, el mágico elixir de la existencia entre sus erguidos brazos vestidos de verde.
La ruta de tres aguas se completa con el azul de la Patria, allí donde el río Limón tributa al Maracaibo, y el Golfo de Venezuela le da nacimiento al Mar Caribe. En ese lugar de ensoñación nos congregamos fielmente para honrar la Gesta Independentista.
II
Estamos en San Carlos, primer lugar donde los invasores europeos escucharon la palabra Maracaibo, como reseña el acucioso historiador Nectario María. Sitio privilegiado por la naturaleza: tiene la doble condición de isla y península, según las mareas inunden o no el caño Paijana. Golfo al norte y estuario al sur. Maravillosa creación hermanada con Zapara, histórica isla de sol donde cayó Nigale. Zapara, "mi mar, salado mar".
El gobierno municipal se ha esmerado en crear un ambiente a la vez solemne y festivo, digno de la conmemoración: Bicentenario del Forzamiento de la Barra del Lago Maracaibo por la Escuadra Republicana que libró la Batalla Naval del Lago Maracaibo.
Sin duda, el acto más plausible de los que haya presenciado en el Ciclo Bicentenario. El mejor organizado en todos los detalles, el más inspirador por los contenidos espirituales compartidos, el más emotivo por la admiración desbordada que nos arranca del pecho -y los lagrimales- el talento sin par de nuestras niñas, niños y jóvenes.
Quiero nombrarles antes que a cualquier otra persona aplaudiendo de pie sus artes tan distinguidas: actuaron con inteligencia, naturalidad, elegancia: Brandon Luis Díaz Díaz, haciendo de Pedro Lucas Urribarrí (8 años), Adamaris Valentina García Portillo, como Domitila Flores (10 años), Bruce Luis Díaz Díaz como Padilla (15 años), y Tulianny Chiquinquirá Montiel Nava, como Ana María Campos (15 años)
La obra consistió en un diálogo creativo escrito por el profesor Edixon Rodríguez con el título "Vientos de Libertad", donde cada participante coincidía tener el nombre del personaje que le tocaba interpretar. ¡Excelente lo hicieron!
El arte poético-musical, que nos es tan dado por el gen cultural arein que heredamos del pueblo añú, se expresó en todo su esplendor con las magníficas voces juveniles de Jeremías Nava, quien también tocó el teclado; la flautista y cantora Isabel García, y la destacada cantante María Pereira; les acompañaron músicos reconocidos como el profesor Danilo Parra que mucho se esmera en difundir nuestros valores y formar nuevas generaciones, Gilberto Morán en las maracas y el popular amigo "Pura Pinta" en el bajo. No menos meritoria lució la exquisita muestra de danzas nacionales que le dio un toque nostálgico y viril a la vetusta fortaleza, entre danzas, contradanzas y joropos.
También momentos de solemnidad patriótica vivimos al presenciar los cofres contentivos de los restos inmortales de nuestras heroínas y héroes lacustres.
El Alcalde Alberto Sovalbarro y su equipo, trabajando en armonía con la Cámara Municipal, se lucieron. Supieron estar a la altura de la efemérides, que seguro habrán quedado gratamente impresionados los compatriotas oficiales de nuestra gloriosa Armada Nacional Bolivariana, en especial su Comandante General, Almirante Aníbal Brito Hernández, quien no cesó de mostrarse emocionado durante todo el evento.
De hecho, llamó la atención del público los gestos de asentimiento con que el Almirante Brito acompañó cada pasaje del discurso de orden, pronunciado con mucha elocuencia por el ciudadano Alcalde, quien hizo gala de buena oratoria y conocimiento de nuestra Historia.
Conmovidos nos sorprendieron al regalarnos, con excelsa generosidad, la distinción de declararme Hijo Ilustre del municipio: quedo eternamente agradecido con el Alcalde Sovalbarro muy especialmente, porque fue su iniciativa, y con toda la representación popular isleña que avaló notoriamente el gesto. ¡Viviré para intentar merecerlo! Siempre he amado profundamente al pueblo insular.
Vaya nuestro reconocimiento a todas las personas que hicieron posible este inolvidable encuentro, a la clase trabajadora que acondicionó las instalaciones, al personal marino que responsablemente nos trasladó, al equipo logístico, a las personalidades condecoradas, al pueblo de San Carlos que nos acogió tan cordialmente como es su talante natural.
Debe saber la colectividad regional y nacional, que la condición de insularidad, exige los más denodados esfuerzos en la cotidianidad para tener vida digna; menos olvidar, que con los recursos minerales de Toas se construyó lo urbano de medio país, y que las ancestrales familias pescadoras del Archipiélago Añú, son garantía alimentaria y de seguridad nacional en las sagradas aguas donde nace la Patria.
¡Honrar, honra! El pueblo insular ha cumplido desde tiempos inmemoriales. Hoy ratifica su vocación solidaria, combativa y creativa. Que el Gobierno Bolivariano vuelva su mirada al punto más estratégico de la geopolítica nacional, como lo supieron valorar nuestros Libertadores en la Campaña del Zulia de 1823, y que muchas bonanzas le hagan justicia al Pueblo que me ha adoptado como su más fervoroso hijo.
¡Viva el Bicentenario de la Batalla Naval del Lago Maracaibo!
¡Viva Venezuela!