Daniel Ortega fue comparado con Pinochet y no creo que esté muy lejos de su desaparecido colega chileno, claro para esas visiones sesgadas lo Gulag son Buenos y la ausencia de partidos de oposición una maravilla, y la persecución a Los jesuitas un acto envidiable. Las revoluciones no merecen ninguna crítica y si las haces prepárate a recibir el fuego del infierno, y las calderas de la militancia e incluso el juicio inclemente de tus antiguos compañeros.
Pero todos son intentos de juicios morales, de quienes se asumen dueños de la superioridad moral, ética, política y aunque solo atacan desde las pantallas de televisión y el pico es largo y el vuelo es corto. Sin sustancia, no hay política, no hay teoría, solo anuncios de obras no concluidas y demostraciones absolutamente demostrables de incapacidad. Claro te toparás con aquello del diputado Ramón Magallanes "proyectos". Pero acudiendo a mi abuela María América "Deseos no preñan".
Por cierto, desde los medios oficiales y oficiosos del Gobierno de Venezuela ni una palabrita que comente algo de los señalamientos que hizo Gustavo Petro acerca de Daniel Ortega, es conocido de sobra su talante de tirano, de perseguidor de escritores, poetas, de creador de leyes como (La Piñata Sandinista) unas argucias legales, que hacían de los soldados romanos que se apostaron las ropas de Jesús crucificado un juego de niños. "Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será..." Juan 19:23-24
Pero fuera de las ansiedades que crean las verdades de Boric y Petro en estos días, creo que debemos insistir en que pasó con los 7500 millones de dichoso, tren Tinaco/Anaco ese que nos desplazaría a 200 kilómetros por hora y todo lo demás. Imaginemos cuántos salarios de 750 dólares se pudieron haber pagado con ese mar de dinero, que "desapareció" y solo Dios sabrá dónde quedaron. Veamos: 7.500.000.000/ 750 = 10,000000. Diez millones de salarios de 750 dólares mensuales. Pero al parecer lo importante no es que millones de venezolanos. Pero si algo nos diferencia es que la impunidad en Venezuela está por encima de lo imaginario.
Imaginen eso es solo con el tren ese que marcha a más 200 kilómetros por hora, ese que nos llevaría despegar en el desarrollo en las comunicaciones vía terrestre, ese que nos mostraría como andar por el país y no camino al Darién por necesidad, por hambre, por miseria. El tren con todo y vagones es la marcha de millones que se marchan, esa marcha de no tan gigantes que no huyen de una nación llamada Venezuela y si de una forma de gobernar y de un gobierno.
Mientras tanto en ese Chile que no quieren los ferrocarrileros del sistema de trenes de Venezuela el salario mínimo es superior a 500 dólares mensuales, esa misma nación cuya mayor parte de la población recibe a los venezolanos de bien, que no persigue a la disidencia, que dejó atrás al totalitarismo modelo Ortega o Pinochet.
Y que tiene un presidente que enaltece el poder civil, que enaltece el debate, que no se apropia de lo que no es suyo, que sigue los pasos de Allende, y recordemos que fue en la IV cuando Venezuela podía y recibía a millones de hombres y mujeres de todo el mundo, que se le dio asilo a chilenos, argentinos y uruguayos. Donde éramos un país receptor y no expulsor. La realidad es que esos 40 meses de los que hablaban se transformaron en años y con seguridad en decenios. La realidad es que Boric en el caso de Ortega tiene razón.
Recordemos que ocurrió con los 10 millones de salarios de 750 dólares que se extraviaron en un tren ficticio un Tren de Sal y Agua, un tren que no llego a Quimera: https://www.youtube.com/watch?v=3PyPNiKBV4M