Alfonso había logrado alcanzar esa edad después de transitar muchos años en aquellas montañas trajinando entre los cafetales que sus abuelos habian dejado como legado a su padres. Aquellas montañas que divisadas a lo lejos son más que inmensas estepas de una multiplicidad de verdes que adornan todo este paraje prodigioso ya le habian dado sombra y mucho que sudar durante los 82 años que acababa de cumplir en abril. Casi nunca se descansa en el campo y menos en aquellos tiempos en que habia que regender montañas al son del golpe del hacha y el machete para constuir partiendo desde cero las haciendas de café que luego pasaron a constituir una maravillosa aventura productiva, entre la arboleda que dan sombra a las matas de aquel grano maravilloso y mágico que le ayudaron a levantar una numerosa familia que hoy le acompaña en sus sueños de viejo.
De sus padres le queda ese legado y los cuentos que relatan la guisa de cómo a lo largo de los años se fueron gestando estos cafetales que han dado forma a lo que somos hoy en día. Alfonso era de contextura fuerte y de un voluntarismo impetuoso, eso le ayudaba a la hora emprender el trabajo diario de la siembra artesanal en aquellos parajes que fueron transformandose en espacios de riqueza espiritual y productiva, donde comenzó a salir el aromático grano que acompaña las mañanas del venezolano.
Las primeros semillas de café llegaron a Biscucuy con los inmigrantes que venian del estado trujillo, a su vez, estas semillas las llevó hasta trujillo el papá de Antonio Nicolas Briceño, quien las octiene de las siembras del padre Mohedano en los valles caraqueños. Desde entonces se extienden los cafetales por todas las montañas trujillanas, llegan a Boconó y de aquí pasan a las serranías de Biscucuy. Es que este pueblo se nutre de inmigrantes que fundamentalmente llegan del estado Trujillo. Una de las referencias mas destacadas de este hecho sociológico nos remite a la familia Gabaldón provenientes de la histórica Trujillo. El General Rafaél Gabaldón llegó a estas tierras procedente de la ciudad de Trujillo y aqui trajo a la vida uno de los iconos destacados de la Revolución Socialista Latinoamericana, Argimiro Gabaldón.
Asi, paso a paso, fueron creciendo los cafetos en todas estas lomas y montañas. El café era muy bien cotizado en europa y eso le daba ingresos importantes a nuestro campesinos quienes fueron creciendo y desarrollando sus cultivos. Esta fue una actividad que desafió la tenacidad de quienes desde sus esperanzas comenzaron a construir aquellas grandes casas de tapiales, amplios patios y trojas de madera. El café les daba cierta holgura económica, les permitia consolidar una familia, darle el estudio a su hijos y a la vez foralecer un puebo que comenzaba a gestarse a orillas del río Saguas.
Arreos de mulas, manos callosas, sudor de campesino comprometido y solidario. Montañas de guamos y bucares daban cobijo a muchos que como Alfonso, Albino, Juan, Arcadio, Eduardo o Bernabe, entregaban sus fuerzas al cultivo de este aromatico grano que se convirtió en el propulsor de esta parte del país rural venezolano.
Hoy por hoy, despues de años de trabajo de numerosa familias que asumieron estos montes como su espacio de vida, se dice que aqui en estas cordilleras, se produce el mejor café del mundo (the worl coffe best). Y es cierto, en el municipio Sucre, Estado Portuguesa se produce el mejor café del mundo por sus características de aroma, bouquet y sabor. También por la vitola de la planta y el grano.
¿Que esto es un decir consecuencia de un regionalismo exacerbado? NO, Las causas que generan las características de calidad de un determinado producto son múltiples y variadas. En el caso de un producto agrícola como es el ejemplo del grano que da vida a nuestro pueblo, son cuatro: La variedad biológica, el clima, el suelo y las labores culturales desde la preparación para la siembra hasta la poscosecha. Y debe añadirse otra: El amor conque se realizan esas labores. Si una variable de estas llegara a fallar, la calidad del producto se ve afectada.
Veamos primero la Variedad Biológica. En el caso del café, existen variedades dulces, ácidas y una gama de amargos que determinan el bouquet y el sabor del café. En Biscucuy se siembra café arábiga con características propias que resaltan en aroma y cuerpo de la bebida.
Considerando El factor Clima, sabemos que el piso climático de esta zona es el preciso para el desarrollo de cafetales. La Altimetría ideal, la Pluviometria óptima y la Luminosidad exacta. Por su forma geográfica las montañas de Biscucuy son del tipo laderas o faldas abiertas, sin que un cerro obstruya la radiación solar de otro, de modo que la intensidad y duración de excibicion solar es el exigido por el cultivo. Biscucuy es un valle abierto único en el país. A todo esto se suma el tipo de sombreado natural que produce un micro clima agradable a la planta.
El otro factor a considerar es el Suelo. Nuestros suelos tienen un pH ligeramente ácido, ideal para los cultivares tradicionales, alto contenido orgánico y buena retención de humedad y una rica presencia de microorganismos descomponedores, que le conceden al suelo la fertilidad física y química apropiada para el desarrollo radical y la absorción de nutrientes.
Algo muy importante a considerar son las labores realizadas hasta poscosecha, que se expresan en el tratamiento profundamente amoroso que el campesino le proporciona al fruto que finalmente comienza a dar la apariencia buscada. Lavado con aguas cristalinas de montaña, secado natural al sol o en trojas donde se macera el grano preservando al maximo sus azucares naturales. Todas estas variables unidas a la tradición y al amor conque los caficultores tratamos nuestro cultivo al saber que por muchos años ha sido el sustento y la formación de varias generaciones, producen el efecto orquesta anhelado, es decir, la máxima calidad que lo hace acreedor a la mención: El Mejor Café del Mundo.
Luego fueron llegando los jornaleros de la hermana Colombia, traidos en viajes expresos por los hacendados mas avanzados que dominaban el escenario. Docenas de ellos llegaban traidos por Juan, entre otros cafetaleros. Muchos de ellos se quedaron por siempre e hicieron nueva vida en esta afable tierra de piedemonte andino.
Alfonso, recuerda todo este mundo vivido en tan corto tiempo, mirando la montaña que se tragó sus fuerzas de joven campesino montañes. Todo se transforma en el recuerdo de su vida vivida entre rastrojos y montañas. Un suspiro profundo le despierta rememorando sus muchachos y muchachas que hace poco les vió retozar en el patio, ya no son tan zagales y hoy son los responsables de continuar la tradición de cultivar el mejor café convertido en el deleite de todos los hogares de la patria.
Como verán ¡El café de Biscucuy, no es un bebida, es una invitación a la vida!