Cuidado con los radicales libres

I.

La humanidad sigue perdiendo aceleradamente su salud con las "epidemias" no-contagiosas del siglo 21: enfermedades neurodegenerativas o no-transmisibles; enfermos de la vista; gente que no le sirven sus pulmones y grupos sin sistema inmunitario.

Las medicinas convencionales (las que atacan los efectos) no han podido controlar esas "epidemias" y cada día se "inventan" fármacos pero las "epidemias" se hacen mas fuertes.

Por nuestra parte, con la Naturopatía estamos enfrentado con éxito esas "epidemias" desde la causa-raíz que es la acción de los radicales libres (RL), ya sea por superproducción de estos o por déficit de antioxidantes (problema que se agudiza a partir de los 50 años de edad).

Los RL son moléculas que contienen oxígeno y son inestables por tener un electrón libre en su última órbita. Para estabilizarse, estos "roban" electrones a otras moléculas, las cuales dañan o destruyen, desencadenando el estrés oxidativo. Son producidos, en niveles normales, por nuestro cuerpo durante la alimentación, la respiración y los ejercicios físicos o en cantidades extras por elementos externos como la contaminación ambiental, metales pesados, alcohol, comida chatarra, el humo del tabaco, la radiación, ondas electromagnéticas, los pesticidas y el sol.

El estrés oxidativo es algo normal, pero puede convertirse en un problema si el cuerpo no produce los antioxidantes para equilibrar los RL y evitar los daños celulares que causan envejecimiento celular y en consecuencia, evitar las enfermedades cardiacas, el cáncer, el Alzheimer, la hipertensión, la fibrosis o las enfermedades mitocondriales (englobadas dentro de las llamadas enfermedades raras).

Existe una gran cantidad de productores externos de RL de los cuales debemos cuidarnos: luz solar, radiación ultravioleta, humo de cigarrillo, consumo de alcohol, aceites procesados y las grasas hidrogenadas (margarina), contaminantes atmosféricos (gases de escape, halógenos, etc.) y de las aguas (nitratos, fosfatos, detergentes, etc.), alimentos carbonizados, los metales pesados presentes en alimentos procesados, en el agua, etc. (plomo, cadmio, mercurio, níquel y aluminio), aditivos alimentarios, los pesticidas y abonos químicos, medicamentos (píldoras anticonceptivas, acetaminofen, adriamicina, antihipertensivos, fenacetina, metronidazol, hormonas de síntesis, psicotrópicos, antibióticos, etc.), práctica intensa de deporte, diabetes y obesidad, deficiencia en vitaminas, minerales y oligoelementos, el estrés y la fatiga (factores que perturban la síntesis hormonal endocrina y favorecen la pérdida de minerales).

II.

El efecto negativo de los RL, en primera instancia altera nuestro organismo con cansancio físico y mental, malestar general.

Luego pueden aparecer en un mismo ser, mas de un centenar de trastornos, tanto agudos como crónicos o degenerativos, que por consenso mundial, se han organizado en los campos siguientes:

  • Trastornos generales: astenias funcionales, espasmofilia, calambres, trastornos del crecimiento, cataratas, psicoastenia, depresiones.

  • Alteraciones del sistema inmunológico: enfermedades autoinmunes, lupus eritematoso, artritis, sida. Infecciones virales, rinitis, faringitis, conjuntivitis, gripe, neumonía, herpes.

  • Trastornos circulatorios: varices, hemorroides, piernas pesadas, síndrome de Raynaud.

  • Afecciones reumáticas: tendinitis, poliartritis crónica evolutiva, artritis reumatoide, artropatías, osteoporosis, espondilitis anquilosante.

  • Problemas dermatológicos: alteraciones del tejido conjuntivo, arrugas, acné, eczema, psoriasis, alopecia.

  • Patologías bucales: parondopatías, gingivitis, estomatitis, aftas.

  • Patologías digestivas: colopatía funcional, ulceras digestivas, cirrosis, enterocolitis, gastritis.

  • Alteraciones en la mujer: síndromes premenstruales, dismenorreas, menopausia, celulitis.

  • Trastornos de la glucorregulación: diabetes, obesidad, aterosclerosis.

  • Enfermedades degenerativas: esclerosis en placa, cáncer, cardiomiopatía, arteriosclerosis. Sobre este punto aclarar que, en muchos casos, no solamente son los radicales libres que producen una de estas alteraciones patológicas, sino que también deben considerarse otros factores implicados (sentimientos, actitudes, alimentación desequilibrada, mala calidad del agua, etc.).

III.

Los humanos tenemos un sistema enzimático endógeno para controlar los RL, pero la cantidad de éstos puede incrementarse por productores externos y mientras que la efectividad del sistema se ve afectada por la salud o la avanzada edad.

Entonces se hace necesario un protocolo antioxidante con ayuda complementaria externa con antioxidantes (vitaminas, agua de mar, Dioxido de Cloro-CDS, Q10, Glutation); oligoelementos (zinc, cobre, selenio); consumir frutas esenciales (Arándano Rojo, Granada y Brocóli); dieta rica en antioxidantes; ejercicio físico; no fumar; evitar ambientes contaminados y manejar el estrés.

En próximas entregas hablaremos de los mecanismos de vigilancia y control de los radicales libres.



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Alexis Adarfio Marín


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