En su libro "Sálvese quien puede" (2018) Andrés Oppenheimer habla de la medicina del futuro. En sus investigaciones entrevistó a médicos y futurólogos; y he aquí algunas conclusiones.
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Las consultas médicas serán virtuales a través de teléfonos inteligentes (telemedicina) . Estos mismos dispositivos nos recordarán las horas para tomar nuestros medicamentos.
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La medicina dejará de ser una práctica o arte para convertirse en una ciencia exacta con las nuevas tecnologías: computadores y robots. El médico con un estetoscopio al cuello será algo del pasado romántico del ejercicio médico.
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Se hacen miles de investigaciones médicas, se publican tantos artículos que un médico no puede estar actualizado: la computadora reemplazará su memoria limitada. Antes la medicina tenía insuficiente información, ahora hay demasiada. Una computadora puede procesar 60 millones de páginas con información médica en un segundo.
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Estamos pasando de la medicina episódica y reactiva a la medicina constante y proactiva: tendremos sensores y las aplicaciones en nuestros celulares para hacer un monitoreo constante de nuestro cuerpo. La medicina estará mucho más en la parte preventiva y proactiva, usando información genética y sobre nuestros hábitos para ayudar a prevenir enfermedades.
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Los médicos van a recetar cada vez menos remedios y más aplicaciones de teléfonos celulares para que detectemos enfermedades nosotros mismos, sin tener que ir a la consulta y esperar varias horas a que nos atiendan.
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Al igual que los automóviles modernos tienen luces en el tablero que se prenden cuando el motor necesita aceite, nuestros sensores encenderán una luz o mandarán una señal de alarma cuando nuestro cuerpo necesite un servicio de mantenimiento.
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Casi todos los futurólogos de la medicina coinciden con en que la proliferación de los aparatos de diagnósticos caseros hará disminuir el uso de las clínicas y los hospitales.
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Los médicos del futuro serán un filtro, en el sentido de que se dedicarán a interpretar la información y presentarla en una forma amigable y compasiva. Vamos a necesitar el consejo de nuestros médicos para poner las cosas en contexto y evitar reacciones equivocadas.
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Los radiólogos ven miles de imágenes. Están agobiados por la cantidad de radiografías del pecho y resonancias magnéticas nucleares que deben interpretar. Lo que vamos a ver es que las aplicaciones y la inteligencia artificial examinarán las radiografías y enviarán los casos más serios al radiólogo para una lectura final.
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Ya hay miles de robots en el mundo que hacen a diario todo tipo de cirugías, con mayor exactitud y en formas menos invasivas que los cirujanos humanos.
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Ya existen a robots del tamaño de una píldora que tragas, bajan hasta el estómago y toman fotos, reemplazando a las endoscopías.
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Prácticamente todos los estudios sobre el futuro de los empleos coinciden en que los psiquiatras, los psicólogos y otros profesionales de la salud mental están entre quienes menos posibilidades tienen de ser reemplazados por robots.
