Según la Organización Mundial de la Salud, define la salud mental como ¨es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de sus comunidades. Es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos. La salud mental es, además, un derecho humano fundamental. Y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico ¨. Como puede verse, es imperante el concepto, por cuanto se asocia sistemáticamente con el escenario de las redes sociales que son medios de interacción humana necesarias e irrevocables.
Si bien es cierto que las redes sociales se han fortalecido en el contexto de la globalización comunicacional; donde la información viaja instantáneamente, sin dar chance, en la mayoría de las situaciones, de determinar si lo que se recibe pueda tener un grado de veracidad o de contenido equívoco; no es menos cierto que, también puede atribuírsele una carga en el nivel de estrés mental entre las personas susceptibles, cuyos organismos no son capaces de establecer su propio equilibrio, sin saber y cómo hacer frente a una constelación de opiniones y contra opiniones que masivamente le llegan desde lo externo, creándose un cordón de incertidumbres; que no saben cómo responder a los semejantes que las rodean, cayendo en la mayoría de los casos en conflictos interpersonales, ruptura de amistades y amigos, infelizmente, en esta sociedad son el pan nuestro de cada día.
No hay que desdeñar que el desarrollo y crecimiento de las tecnologías de comunicación e información en relación a cualquier ámbito desde el punto de vista social, económico, político, cultural, académico, científico entre otros; originada en cualquier punto del planeta ha contribuido a que se atiendan las solicitudes y necesidades en cualquier espacio y tiempo para fortalecer las relaciones de los humanos que habitamos este globo terráqueo que parece diminuto ante la avasallante y desafiante oleada de información que viaja a través de nuestras redes sociales, que si no se les da el tratamiento sano y el buen propósito de la información y la comunicación pueden ser destructivas, como un arma convencional de guerra, no con efectos físicos, por el contrario, con consecuencias psicológicas y mentales que podrían hasta dividir una Nación, germinado en la ruptura familiar. Es triste.
Como de costumbre, ya bajando la santa maría, y a manera de histórico sin pretender caer en intrusismos profesionales de la medicina, ya desde hace unos cuántos años (casi cinco décadas), ha venido investigándose por medio de especialistas en el área de psiquiatría, en congresos científicos, sobre la Salud mental y medios de comunicación social. Televisión, violencia y agresión; sobre La prense femenina como factor deformante en la mujer venezolana. Otros como la Violencia en la narrativa venezolana. En esos estudios se consideraron los aspectos sociales, humanos y hasta criminológicos que contribuían al deterioro de la sociedad. Con el paso del tiempo, la población ha crecido y la tecnología la persigue como la sombra al cuerpo. O sea que la cosa no es nueva; de tal manera, que los valores humanos se nutran con la salud mental equilibrando las redes sociales.
¡Gracias!
Escribe, que alguien lee. El que lee, algo digiere.