Temas fascinantes para buscadores de verdades

Estamos siempre frente a incógnitas plausibles, y las preguntas saltan a la mente, y nos interrogamos frente a los paradigmas, y si es posible que la Inteligencia Artificial alcance a dominarnos, y por ende al mundo entero. Qué sería de los políticos entonces, despojados de sus posibilidades de manipularlo todo, que es a lo que se dedican, para mantener satisfechos a unos frente a los otros, por cuestiones de diversa índole, pero sobre todo de los intereses difusos en una sociedad, en un país, en una civilización dada, siempre enfrentados a otras, separando más que unir, por lo que deben hacer de tripas corazón, manejarse con ambas manos, no exentos de asesores que les rodean, y a su vez, tienen sus propias intenciones, y un paso atrás, se limitan a presentar proyectos, a planificar la manera de ser y de estar, entre el resto de la humanidad. hoy las posibilidades se han potenciado de manera tal, que es abismal y sobrecogedor lo que se puede hacer con apoyo en la Inteligencia Artificial, sobre todo en Occidente, donde todo se piensa para poner en marcha, todo aquello que satisfaga de alguna manera, las diversas formas, los modos de comportarse de los individuos, de las personas, de los seres, y cuanta manifestación es posible pensar que ocurran, entre el limbo y lo presente de la realidad cada vez más lábil, más concreta, y no por importante para el avance y el progreso de las mayorías, sino basados en el poder y el control, lo que dista mucho de estar a la par de nuestra evolución como especie planetaria.

Pensamos que no se trata de un tema pueril, sino de un asunto que atañe a la conveniencia de todos los seres humanos, que directa e indirectamente son parte de un experimento a gran escala, donde todo se involucra con todo, y en este momento de la historia que se escribe, en base a la narrativa más conveniente para quien la escribe, no para lo que en verdad ocurre, hay una nueva y cada vez más precisa tecnología, que pudiera ser la que le pondrá el punto final, a lo que hasta ahora ha sido la forma de ser y de actuar, desde posturas muy diferentes y alejadas de lo real, de lo trascendente, porque las oportunidades las pintan calvas, y hasta ahora no hemos sido capaces, aquí, o en algún otro lugar en Occidente, donde no se piense en colectivo, en la especie, en los incentivos que no aúnen en más conflictos, más guerras, más destrucción, más egolatría, cuando el tiempo del no tiempo se agota, y quienes nos gobiernan no se han percatado que van en dirección contraria al devenir. Y esto ocurre porque sigue apegados al pasado, no al presente, no al futuro, y creen que lo que hacen, como siempre lo han venido haciendo, nos librará de la hecatombe final que nos espera a la vuelta de la esquina. Entonces no se nos anuncia el fin de las guerras, de los conflictos, de una nueva guerra que no es otra que la continuación de la anterior, como una de las soluciones radicales para ciertos males que nosotros mismos vamos creando, desde que creamos todo lo que hay, la realidad en la que estamos inmersos.

Vamos a una III Guerra, ayer mundial, ahora global, para estar a la altura de las circunstancias, cómo y con qué se hará, porque hay tanto armamento de quinta, sexta y hasta séptima generación, que es inconcebible que con su uso y aplicación, no sucumban las civilizaciones actuales presentes en el escenario universal. Ya rebasamos la era atómica, estamos transitando en la subatómica, en la nanotecnología, en el potencial cuántico, más allá de la física, más destructivo, capaz de irradiarse sobre todo el planeta en cuestión de segundos, porque lo que ocurra aquí, ocurrirá a la vez allá o acullá. Esa es la dimensión a lo que nos enfrentamos, y cabe la tremenda posibilidad extrema que bajo tales premisas, sean las máquinas las que tomen el control total y definitivo de nuestra realidad, desde lo virtual a lo real. Estamos preparados para hacerle frente a una reacción en cadena, donde lo radiactivo sea la respuesta. Para nosotros no, para las máquinas sí, y es lo que algunos CEO quieren que ocurra, acabar de una con las tres cuartas partes de la población mundial, una solución que ha sido puesta en práctica desde hace ya mucho sobre la faz de la tierra, cuando el hombre se enfrentó al hombre, para despojarlo de lo que no se era capaz de crear con su propio esfuerzo, era más fácil tomar lo que ya estaba creado, es lo que ha hecho el 0,01% en el mundo.

Elon Musk y muchos otros como él, son pocas las del sexo opuesto que han insistido en esto, dese SpaceX y Tesla, entre los mayores contribuidores en la campaña presidencial de Trump, que ha comentado que "la competencia por la superioridad a escala nacional probablemente sea la causa de la Tercera Guerra Mundial. China, Rusia, y pronto todos los países fuertes en informática". A qué se está refiriendo, más allá de lo que profieren sus palabras. La competencia entre magnates de la tecnología, junto a los grandes consorcios y sus intereses, se enfrentan por el control de parte sustantiva de la Inteligencia Artificial, de toda la tecnología que está detrás de tal paradigma actual. Vía twitter le respondió a Putin que "si bien la Tercera Guerra Mundial podría no ser iniciada por los gobiernos, sí por uno de los responsables de la Inteligencia Artificial, si decide que un ataque preventivo es el camino más probable a la victoria". El debate está abierto y en pleno desarrollo, entonces cabría suponer que existe la posibilidad que las máquinas pasen a la siguiente opción como objetivos estratégicos y tácticos frente a los enemigos aquí en la Tierra, y tal vez, fuera de ella. Desde la Universidad de Stanford se llevó a cabo el proyecto, Cien Años de Estudio en Inteligencia Artificial (IA) centrada en "La IV Discontinuidad", previendo avances y desafíos desde el conocimiento y la ética, y cuanto suponen llegará a ser y hacer con la Inteligencia Artificial, si llegara a toma su propio control, y decidiendo por nosotros sobre la naturaleza y la propia existencia de la especie humana, queda abierta la cuestión sobre lo que será o no será. Resolverlo no solo está en manos de los políticos, puesto que las decisiones deberían ser concertadas a través de una encuesta global, con participación de todos y todas al respecto, es una propuesta.

El historiador Bruce Mazlish, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), acopió los aportes de Sigmund Freud, y ampliando las tres heridas narcisistas, le agregó una IV, que compite contra sí misma, la Inteligencia Artificial. Freud, que por más de 50 años estudió el comportamiento humano, con historia fecunda y casos ejemplares, desde sus conferencias en Viena entre 1915-1917, expuso los tres grandes temas que acabaron en "hundimientos del ego", con las consiguientes superaciones de las discontinuidades, partiendo de realidades contiguas, a la vez mucho más complejas. "La percepción del ser humano, volcada sobre el mundo que habita y lo circunda, producen profundas ‘heridas narcisistas del yo’, y denota cuáles pretensiones emergen excepcionalmente, frente a las diferencias que el ser humano ha reclamado para sí". La I discontinuidad, Copérnico, su Teoría Heliocéntrica, desplaza al ser humano del antropocentrismo y privilegiado ego cosmogónico. Constató que su posición real no es distinta a la del resto, impacto que desplaza al planeta y sus ocupantes en el universo físico conocido. Galileo, E pur si muove, acaba perturbando los dogmas que afirmara la Iglesia durante las inquisitoriales persecuciones. Darwin, todos los seres vivos son organismos que medran en y de la naturaleza, intercambiando a niveles y escalas de inferiores a superiores; era a mediados del siglo XIX. las técnicas, ciencias, tecnología disponibles para el conocimiento desde una razón positivista, cuantificaba, más que cualificar. Einstein concreta el desarrollo, pues Dios no juega a los dados, ni el hombre al escondite. "El único privilegio que se tiene es el de estar vivos y contemplar lo que hay, sin estupor, aunque maravillados por todo lo recorrido, vislumbrando, ahora sí, más allá, desde el salto cuántico hasta los confines siderales a la vez."

La II discontinuidad, Freud opaca al ego humano, "despoja al hombre de su peculiar privilegio de haber sido creado de forma especial, y lo relega a una descendencia a partir del mundo animal". Tampoco somos ni siquiera el conjunto de las especies en el planeta, ni nada demasiado excepcional. Sin discontinuidad dentro del resto de los animales; la complejidad surge de la continuidad. Copérnico, Galileo, Darwin, Einstein, las ciencias y su validez formal y universal, objetadas el psicoanálisis, temas de alcance académico. Karl Popper, la falsación demarca ciencias y disciplinas, demostraciones que castran buena parte de la razón bajo posturas ideológicas. Más que ir contra el conocimiento empírico se desestima al psicoanálisis y al marxismo. Lo cierto, la profunda presencia de fuerzas psicológicas, motores del psiquismo humano responden a la "verdadera herida narcisista del ego".

III discontinuidad, el psicoanálisis, ir superando atavismos del ego, se formula el superego y yo, "demostrar al ego de cada uno de nosotros que ni tan solo es el amo en su casa, sino que se ha de contentar con los retazos de información sobre lo que en realidad está ocurriendo en el inconsciente de la mente". Lo que pensamos o sentimos no es preciso, menos lo que nuestro ego querría pensar o sentir y, la IV discontinuidad, propuesta curiosa y sugerente de Mazlish, que propuso que la visión desde la IA, previo estudios cibernéticos de Norbert Wiener, y aportes de Freud. El artículo publicado en Technology and Culture, situaba entre otros fenómenos que "herían el ingenuo amor propio del ser humano", expresando la ruptura de la presunta discontinuidad hombre-máquina, tarea principal sobre la IA como proyecto de investigación, desde programas informáticos y comportamientos equivalentes, y lo que el ser humano concibe como "inteligente". Ejemplo evidente de la ruptura de la IV discontinuidad, entre el gran público, ocurrió en mayo de 1997 cuando Gari Kasparov en un campeonato de ajedrez de 6 partidas, enfrenta a Deep Blue, máquina que realizó tareas reservadas a los humanos.

Entre las masas en general, como durante el oscurantismo, surge de nuevo la duda y el temor sobre máquinas que podrían sustituir al hombre. Aunque no sería ésta la primera vez que ocurre, pues las máquinas superan al hombre, como Deep Blue superó las expectativas, y siendo infalible, sorprendió al propio maestro Kasparov, en una actividad intelectual. Más sorprendente es que al comparar hombre-máquina, no hay atleta ni animal con posibilidades de ganarle en una carrera de velocidad o resistencia a cualquier vehículo de motor, y menos a una Inteligencia Artificial.

Quienes nacieron entre las últimas generaciones del siglo XX y las actuales, llegan adaptados a la era tecnológica y la realidad virtual, les son cercanas, y frente a las presuntas discontinuidades hombre-máquina, superadas con el movimiento mecánico, artificial, y agregaríamos biológico, para nada produjo trauma alguno por la rutina. Los que quedaron atrapados en el pasado por cualquier circunstancia particular, frente al vertiginoso movimiento "natural" de atracción animal-máquina, es posible potenciar los logros de sueños e imaginaciones. L'homme-machine de Le Mettrie, se hace presente con la IA, y se rompe el molde de los paradigmas postreros, esta es la era de lo imposible para la inteligencia humana, operar máquinas que superen las discontinuidades. Robots y cyborgs, son los proyectos que develan la superación con creces a niveles, planos y dimensiones jamás antes vistos. Sin embargo, queda un punto ciego, el cual se difumina, y se pasa por alto, y no es otro que el de la conciencia, de la ética; el por qué y para qué se requiere tales portentos artificiales. En qué nos beneficia y a quiénes, pues desde una mirada humanista, dónde queda la bondad de espíritu en pro de los humanos que sufren hoy una existencia de carencias, muerte y destrucción.

Stephen Hawking fue quien anunció con escalofriante severidad, ante la inminente invasión de la IA, y la posibilidad de que rebasen al propio ser humano. Advirtió que es la "nueva forma de vida que superará a los humanos", repitió, citado por Cambridge News. La IA está por alcanzar niveles abrumadores, su rápido desarrollo supone un peligro para la humanidad, "Temo que la inteligencia artificial podría reemplazar a los humanos por completo [...] Si las personas diseñan virus informáticos, alguien diseñará una IA que mejore y se replique a sí misma […] Esta será una nueva forma de vida que superará a los humanos". Citada por varias fuentes auguró a la revista Wired, la búsqueda de mayor eficacia en las máquinas, hará que los humanos abunden y no logren readaptarse a un mundo donde deban competir con máquinas, que irán ocupando cada vez más espacios. "Hemos traspasado el punto de no retorno. La tierra se está volviendo demasiado pequeña para nosotros, la población crece a un ritmo alarmante y corremos el peligro de destruirnos a nosotros mismos" advirtió. En ese contexto, el científico ve como una posible solución desarrollar un nuevo programa espacial "con miras a colonizar planetas eventualmente adecuados para que vivan los humanos".



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Franco Orlando


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