Una ciencia sin humanidad, una humanidad sin ciencia

Esta frase "una ciencia sin humanidad, una humanidad sin ciencia", la escuche por primera vez hace más de 50 años, sin que yo supiera quien fuera el autor, pues la repetía mi hermana cuando estudiaba quinto año de bachillerato en el Liceo "Roscio", allá por los años 1960, pero sigue siendo una frase de profundo impacto.

La frase "una ciencia sin humanidad, una humanidad sin ciencia" se refiere a la profunda interconexión entre el avance científico y los valores humanos.

En un mundo donde la ciencia avanza a pasos agigantados, es esencial recordar que sin un enfoque humanitario, los logros científicos pueden carecer de significado y dirección. La ciencia, por sí sola, puede convertirse en una fuerza ciega y despersonalizada, capaz de proezas técnicas, pero vacía de propósito ético y moral lo cual debe ser un propósito de las sociedades.

La historia nos muestra ejemplos de avances científicos utilizados para la destrucción y el control, en lugar de la mejora del bienestar humano. La tecnología de la bomba atómica, por ejemplo, representa un hito científico impresionante, pero también un recordatorio de los peligros de una ciencia desprovista de humanidad y manejada por el capitalismo.

Por otro lado, una humanidad sin ciencia estaría condenada al estancamiento y al sufrimiento, tal como vivimos los países pobres y subdesarrollados del mundo. Los avances científicos han prolongado la vida, erradicado enfermedades y transformado la forma en que vivimos y nos comunicamos por lo que sin ciencia, estos países pobres careceríamos de los conocimientos y herramientas necesarias para enfrentar nuestros problemas seculares más los nuevos desafíos globales como el cambio climático, las pandemias y la desigualdad.

Sin la ciencia, los países pobres se mantendrán relegados y dominados por los países ricos que si han logrado elevar su nivel de vida conjuntamente con la ciencia y tecnología, dirigida hacia la solución de sus problemas. Los países pobres necesitan una ciencia y una tecnología que aporten soluciones a las situaciones críticas que padecen.

Si observamos el área de la medicina, vemos que mientras los países ricos pueden acceder a tratamientos médicos de vanguardia, los países pobres a menudo carecen de los recursos básicos para atender enfermedades prevenibles. Sin embargo, la investigación científica ha desarrollado vacunas y medicamentos que pueden salvar vidas en todo el mundo, y la cooperación internacional ha permitido llevar estas herramientas a lugares remotos pero que no puede hacerse por las barreras de todo tipo que impiden la aplicación de estas soluciones en los países pobres.

En la agricultura, con la ingeniería genética se han desarrollado cultivos más resistentes a plagas y enfermedades, lo que podría ayudar a combatir el hambre en los países en desarrollo pero estos no es posible porque los países ricos no quieren correr el riesgo de perder mercados cautivos o prisioneros y a su vez no generar competidores innecesariamente.

Durante las pandemias, la ciencia ha sido nuestra principal herramienta para entender la propagación de los virus, desarrollar vacunas y tratamientos efectivos, y establecer medidas de control y prevención pero también ha mostrado lo que es una ciencia sin humanidad.

La rapidez con la que se desarrolló la vacuna contra el COVID-19 es un testimonio del poder de la colaboración científica y de la capacidad de la humanidad para enfrentar crisis globales a través del conocimiento y la innovación y una demostración de cómo los países ricos manejan sus recursos de una forma comercialmente agresiva y opresora. Pero la humanidad no vino de los países ricos, ya que si no fuera por Rusia y China, Venezuela no hubiera tenido acceso a las vacunas, de lo cual se favorecieron todos aqui, chavistas y escuálidos por igual, pero que estos últimos ya lo olvidaron.

Una ciencia sin humanidad es una fuerza desprovista de ética y propósito y sin el enfoque humanitario, los avances tecnológicos pueden convertirse en herramientas de opresión y destrucción. La ciencia necesita integrarse con valores humanos y comunitarios para garantizar que sus logros beneficien a la sociedad, promoviendo el bienestar, la justicia y la igualdad en lugar del sufrimiento y la desigualdad, lo cual no puede lograrse en el capitalismo y sus manifestaciones actuales fascistas.

Una humanidad sin ciencia, no solo estaría privada de los beneficios tecnológicos y médicos que hemos logrado hasta ahora, tal como sucede en todos los países pobres donde la ausencia de una ciencia y tecnología, fuerte y efectiva se ha convertido en un elemento básico de chante y opresión. La interdependencia entre ciencia y humanidad garantiza que nuestros avances se utilicen para el bien común, pero solo cuando la humanidad sea quien dirija su producción, distribución y disfrute.



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Oscar Rodríguez E


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