Recientemente, hubo un escándalo bochornoso al traer como maestro de la policía costarricense a un actorcillo de cuarta o quinta categoría quien, además, enfrenta cargos por violación y otras minucias delictivas. El “agraviado”, por lo que queda de dignidad nacional, amenazó con no volver a esta aldeita. Nunca habíamos recibido con tanto orgullo y alegría una amenaza.
Entre el miércoles 30 de junio y el jueves 1 de julio, se tramitó en la Asamblea Legislativa la ocupación militar de nuestro territorio. En un acto que sólo llenaría de orgullo a los Nerones o a los Caligulas y, por supuesto, a sus siervos menguados de todo el imperio romano, se dispuso de los mares y de nuestros territorios como si fuera el mantel de la casa de doña Laura. Se puso la mesa, se distribuyeron los cuchillos y destrocen el medio ambiente, los mares, las mujeres y todo lo que ocupen. Son libres de hacer lo que quieran, por eso sólo pueden ser juzgados en Roma; perdón, se me olvidó que estamos en el siglo XXI y es en Estados Unidos.
Exactamente a los ocho días la Universidad para la Paz le otorga el doctorado honoris causa a doña Laura; según Nuestro País, “El título se le confiere a la mandataria como un ‘reconocimiento a su liderazgo humano, paz y democracia, y su dedicación a la carrera pública como la primera mujer presidente de la República de Costa Rica’.”
¡Liderazgo en paz y democracia! La democracia de la presidente y los diputados que habían negociado el aumento de salarios antes de entrar en funciones. La democracia de la presidente que propicia un referendo para ver si unos seres humanos pueden poseer derechos humanos. La democracia de la presidente que tramita la ocupación militar del territorio en dos días a espaldas del pueblo costarricense. La democracia donde se compran votos por un diario y hasta por cien colones.
¡Liderazgo en paz! ¿Qué significará paz para la Universidad para la Paz?
Para doña Laura, paz tiene que ver con seguridad, orden y ocupación militar. Por dicha, don Rodrigo, no tuvo que presenciar esta cuchillada que la Universidad para la Paz se dio a sí misma.
Detengámonos unos instantes en la PAZ que propician y promueven los invitados de doña Laura: los marines. No son sinónimo de marinos como lo señaló un escrito un día de estos. Por sus frutos los conoceréis, dice la sabiduría cristiana. Pues bien, veamos, quiénes son y qué hacen los marines donde llegan.
Los relatos de horror y espanto pueden ser leídos de primera mano en dos libros que recomiendo. Desdichadamente, nos toca vivir un imperio en plena economía de guerra y con los recursos del planeta muy limitados. Me apena recomendar lecturas tan profundamente desgarradoras. Pero en Centroamérica y toda Latinoamérica, no son nuevas las historias de ocupación, invasión y destrucción de poblaciones enteras. Estos testimonios dan cuenta, una vez más, de la deshumanización de los militares, sobre todo de los estadounidenses o sus discípulos. Los libros son: Cowboys del Infierno de Jimmy Massey y Crónicas de Iraq de Ismán Jamás.
Por el momento, quiero detenerme en el primero de ellos. Jimmy Massey fue un marine que participó en la guerra en Iraq. Su testimonio no solo es desgarrador, como señalé antes, sino también revelador de cómo reclutan a los y las jóvenes para el ejército, los modelos mentales que les diseñan y ellos aprenden, el entrenamiento militar, cómo viven y hasta la forma de divertirse. Su libro, por supuesto, no puede circular en la “democracia modelo de Occidente”, fue censurado y prohibido, incluso las editoriales estadounidenses se lo rechazaron. Veamos cómo se define a sí mismo y a los marines en su relato.
“Tengo 32 años y soy un asesino psicópata entrenado. Las únicas cosas que sé hacer es vender a los jóvenes la idea de enrolarse en los *Marines y matar. Soy incapaz de conservar un trabajo. Para mí los civiles son despreciables retrasados mentales, unos débiles, una manda de ovejas. Yo soy su perro pastor. Soy un depredador. En el ejército me llamaban Jimmy el Tiburón 1. Para mí todo el mundo es una presa potencial. Sí, todavía miro a los civiles como a presas. Para eso me entrenaron. Me fijo en sus debilidades y en cómo puedo aprovecharme de ellas. Los utilizo. Los mantengo siempre en la incertidumbre. Si dejas ver tus debilidades, estás muerto. Me crezco en el dolor. El dolor significa que la debilidad está abandonando el cuerpo*”.
“Ahora puedo decir honestamente que los *marines son, probablemente, las peores personas que he conocido en toda mi vida. Nada ni nadie está a salvo cuando los marines están por los alrededores. Pondré un ejemplo. En la base de Okinawa, nos hicimos cargo de Snack, Dinner y Lunch, tres perros callejeros de raza híbrida. Una noche nos emborrachamos y, bien, como se sabe a los marines les cortan el pelo una vez a la semana, así que decidimos afeitar a los perros también. Pero como era tan difícil, los herimos, y de pronto el cabo Rains cogió a Snack, le partió el cuello, agarró un cuchillo y lo destripó. El perro daba unos aullidos terribles y el cabo Rains se bebió su sangre*”.
Estas dos citas son apenas una pequeña muestra de hasta donde los lleva el proceso de deshumanización.
¿Usted, amigo o amiga, estaría dispuesta a abrirle la puerta de su casa o del país a personas así?
(continuará)
Ambas citas fueron tomadas de Cowboys del Infierno, Jimmy Massey con Natasha Saulnier, Ediciones Apóstrofe S.L, pág. 15 y 57.
Mirad sino quién es más
feliz en este mundo. Pues los locos y los ignorantes. ¿Por qué? Porque
no saben, no conocen. Cuantas más cosas sabes, cuanta más información
posees, más motivos tienes para pensar, mayor número de quebraderos de
cabeza. Los tontos no tienen ese problema, si no sabes nada, nada te
dará problemas. JonyMao Town
Costa Rica el país más feliz del mundo.
(*) Comité Patriótico Sabanilla / Cedros<com.pat.sabanillacedros@gmail.com>