América
Latina está constituida por países que en su gran mayoría pertenecieron
al poder imperial de España, imperio que por cierto no tuvo la bondad
de respetar las grandes oportunidades que les ofreció el nuevo mundo,
al contrario plagó de enfermedades, contaminó y exterminó culturas
ancestrales, explotó recursos minerales, esclavizó nuestros aborígenes
y sometió a las grandes poblaciones a la pobreza extrema.
Paradójicamente
los procesos de integración que se han desarrollado en nuestra América,
la latina, se han caracterizado por iniciarse desde el punto de partida
de la emancipación de las colonias hispanoamericanas; auspiciada
durante los siglos XVIII y XIX por insignes personalidades como Francisco
de Miranda, Simón Rodríguez, Andrés Bello, Simón Bolívar, entre
otros; que mas allá de conformarse con el termino de América Española,
hicieron lo imposible por construir una identidad de los pueblos liberados
en el continente “Colombiano”.
El
testigo mas evidente que da fe del éxito del nombre arriba mencionado
es la historia, basta con recordar que en la Constitución adoptada
por la Primera República de Venezuela, que es la primera en ser promulgada
por una colonia hispanoamericana. Es en todo caso, el hecho de haber
percibido la necesidad de inventar un nuevo nombre, diferente a los
que España metropolizaba para identificar así sus colonias, demuestra
un gran paso en el proceso integracionista de aquel entonces.
No
se debe pasar por alto, que frente a las iniciativas y propuestas a
lo largo de la historia hasta nuestros días de consolidar bloques de
integración latinoamericana y caribeña, han sido objeto de planes
de sujeción estadounidense.
A
nuestra independencia se enfrentó la Doctrina Monroe, a los proyectos
de Bolívar de Independizar a Cuba y Puerto Rico se opuso la Doctrina
del Destino Manifiesto, a Nuestra América se contrapuso el Panamericanismo,
al MERCOSUR el ALCA, a la ALBA los numerosos TLC´s. En síntesis, una
manera de evitar que los países que conforman la América Central y
del Sur, lograran alcanzar niveles de desarrollo sustentable superiores
a los comparados con Europa, Asia y América del Norte.
La
integración se debe percibir desde diversos sentidos, en forma integral
y complementaria. Todos los componentes que la conformen deben interactuar
de manera transversal, si alguno falla todos se verán afectados y comprometerán
el desarrollo de un bloque de países. Dicha integración, debe abarcar
los ámbitos económico, político, social y cultural.
En
términos conceptuales la integración económica es un proceso, mediante
el cual dos o más mercados nacionales, previamente separados y de dimensiones
unitarias estimadas poco adecuadas se unen para formar un solo mercado
(desde un Área de Preferencia Arancelaria hasta lograr el Mercado Común)
de una dimensión más idónea. Para lograr una verdadera integración
es necesario contar con una base de políticas supranacional.
Los
bloques de integración regional que se presentan en estas latitudes
son el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), La Comunidad Andina de Naciones
(CAN), el Grupo de los 3 (G3), la Asociación Latinoamericana de Integración
(ALADI), la Comunidad del Caribe con sus siglas en ingles CARICOM, La
Alternativa Bolivariana para la América – Tratado Común de los Pueblos
(ALBA–TCP) y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR).
En
la actualidad se han protagonizado eventos que renuevan el sentir americanista
y grancolombiano planteado por nuestros antecesores, aunado a las actuales
circunstancias y necesidades que existen en la región latinoamericana,
que a su vez constituyen cambios en la geopolítica internacional. Dichos
eventos han generado posiciones en los todos ámbitos que componen los
diferentes bloques de integración.
Ante
tal situación, por un lado algunos escépticos analistas propios y
extranjeros vaticinan una hecatombe en la economía de la región. Por
otro, se presenta una alternativa enfocada en todos los ámbitos que
deben intervenir en los procesos de integración de naciones que en
realidad desean brillar con luz propia, sin opacar la de sus socios,
así como fomentar el desarrollo sustentable que destaque hechos trascendentales
en la nueva geopolítica internacional que son la multipolaridad, el
rescate de la independencia y soberanía, la unión y la solidaridad
entre los Estados, es decir la construcción de una nueva arquitectura
que contraste con los planteamientos divisionistas de los países desarrollados.
El
comportamiento de las economías latinoamericanas se ha caracterizado
por desajustes estructurales acumulados, a la excesiva dependencia de
sus características monoproductoras petroleras, a la copia y calco
de sistemas que solo pueden resolver los problemas de otras regiones,
a la permisividad de sus gobiernos en permitir la injerencia política
y económica de factores de poder extranjeros, y a la excesiva confianza
que a estos le tienen, al pensar que su intelecto esta por encima de
sus capacidades científicas y creativas de nuestra población.
Al
respecto, las relaciones internacionales representadas en las diferentes
Constituciones de los Estados Naciones de América Latina, establecen
una serie de aspectos relacionados a favorecer y promocionar la integración
latinoamericana y caribeña, avanzando hacia la creación de una comunidad
de naciones, defendiendo los intereses económicos, sociales, culturales,
políticos y ambientales de la región.
De
esta manera, la creación, revisión y transformación de bloques de
integración constituyen la garantía de atender las obligaciones que
los Estados tienen con sus poblaciones en lo social, político, económico
y cultural. Cuando los objetivos de estos no son alcanzados, la calidad
de vida disminuye y se corre el riesgo caer en las manos de organizaciones
internacionales que garantizan créditos para satisfacer ciertas necesidades,
pero que obligan a los Estados a sacrificar parte de sus presupuestos
dedicados al ámbito social.
Es
por ello que deben existir bloques de integración, capaces de analizar
las fortalezas y las debilidades de sus miembros, de tal manera fomentar
programas de cooperación, intercambio y solidaridad, en búsqueda del
desarrollo de todos sus habitantes y no de grupos económicos que solo
buscan el monopolio de los medios de producción y de generación de
riquezas.
En
mayo de 1969 se suscribe el Acuerdo de Cartagena, constituyéndose el
Grupo Andino y denominado Comunidad Andina de Naciones con sus siglas
CAN, integrado originariamente por Bolivia, Chile Colombia, Ecuador,
Perú y mas tarde Venezuela para el año 1973. Chile se retira
dos años mas tarde y Venezuela hace su denuncia para el año 2006.
En
enero de 1995 Colombia, México y Venezuela suscriben un convenio para
constituir un Área de Libre Comercio, denominado el Grupo de los 3
con sus siglas G3.
El
26 de marzo de 1991 se constituye jurídicamente el acuerdo integracionista
del Tratado de Asunción, y cuya denominación es Mercado Común del
Sur (MERCOSUR) integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
En julio de 2004 se unen al MERCOSUR México y Venezuela, en diciembre
de 2005 Venezuela adquiere voz pero no voto, ya para 2011 este se encuentra
a la decisión del senado paraguayo para su ingreso como miembro pleno.
En
agosto de 1980 se suscribe el Segundo Tratado de Montevideo y se crea
la Asociación Latinoamericana de Integración y la componen Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay,
Perú, Uruguay y Venezuela. Se incorporan adicionalmente como países
observadores China, Costa Rica, El Salvador, España, Guatemala, Honduras,
Italia, Nicaragua, Panamá, Portugal, República Dominicana, Rumania
y Rusia.
En
la Habana el 14 de diciembre de 2004 se suscribe entre Cuba y Venezuela
la Declaración sobre el ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas).
Para 2009 integran la ALBA Bolivia, Cuba, República Dominicana, Honduras,
Nicaragua y Venezuela, con Ecuador en condición de observador.
El
8 de diciembre de 2004 se constituye oficialmente la Comunidad Suramericana
de Naciones (COSUNA), cuando firman la Declaración de Cuzco los presidentes
o representantes del Ejecutivo de Argentina, Bolivia, la República
Federativa del Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, la República Cooperativa
de Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, la República Oriental del Uruguay
y la República Bolivariana de Venezuela. En la I Cumbre Energética
Sudamericana, reunida el 16 de abril de 2007 en Margarita, COSUNA cambia
su nombre a Unión de Naciones Suramericanas con sus siglas UNASUR.
De
esta manera, la importancia relativa de la integración representa un
mecanismo para unir a los países, respetando sus diferencias culturales,
políticas y económicas, sin la intención de imponerlas a la fuerza
y el chantaje como históricamente se ha practicado.
El
territorio suramericano alcanza los 17.658.000 kilómetros cuadrados
de superficie contigua, y ocupa el 45% del continente americano, en
cuanto a su población hay aproximadamente 361.000.000 habitantes y
su PIB alcanza anualmente aproximadamente 973.613 millones de dólares
y su deuda externa aproximadamente 313.580 millones de dólares, .
La
actual presentación de los bloques de integración regional, requieren
actualizaciones, ajustes o simplemente la fusión de ellos y sacar provecho
de las ventajas comparativas y competitivas que presenten los países
como bloque de integración.
Se
preguntarán ustedes ¿por que no se hacen comentarios en este articulo
de opinión sobre la globalización y el comienzo de los procesos de
unión e integración de Europa, la I y II Guerras Mundiales, los organismos
internacionales tales como el BID, FMI, OMC, por mencionar algunos?
A lo que según mi ponderación no son tan importantes como la materia
en estudio.
La
idea principal de este artículo es simplemente identificar que la historia,
la nuestra, trata de decirnos que también nosotros hemos tenido nuestros
propios procesos de integración, únicos y quizá más importantes
que aquellos que se dieron en Europa. Por poner un ejemplo, el Libertador
Simón Bolívar y su visión futurista de integración, la cual no fue
concebida por muchos lideres de aquella época.
Es
por tal motivo, que para entender el presente y trabajar por el futuro
es importante estudiar y comprender la historia, así como descifrar
los códigos que ella nos presenta. Hoy día, los esfuerzos impresionantes
y admirables que realiza el Presidente Chávez no son valorados por
la oposición, pero que tampoco son analizados y evaluados por algunos
afectos al proceso revolucionario y a la integración de Latinoamérica,
y es allí donde está la comparación con la historia la cual, de no
hacer las correcciones pertinentes correremos el riesgo de seguir subordinados
a las decisiones que las grandes potencias tomen por y para nosotros.
Mi
gran punto de apoyo es la enseñanza que he tenido por parte de Luís
Brito García, Eduardo Galeano, Aquiles Nazoa, Yolí Núñez y otros
muchos escritores estudiosos de nuestra historia, empeñados en hacernos
entender los esfuerzos que nuestros próceres e insignes personajes
de los siglos XVIII, XIX y XX hicieron para ver de nuestra América
el mejor de los bloques de integración, tanto por su territorio, como
por sus pueblos.
Hoy
mas que nunca cuando la ALBA y UNASUR están en el tapete internacional
seamos visionarios, críticos, científicos, creadores, artistas,
estudiosos, respetuosos, luchadores, irreverentes y sobre todo seamos
la América que soñaron y soñamos todos “NUESTRA AMERICA”
Patria
Socialista o Muerte……………………………………………..
*Frente Estudiantil Profesor Jesús Rivero
Escuela Nacional de Administración y Hacienda Pública ENAHP