El Gangsterismo de EEUU refuerza la unidad latinoamericana

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Strategic Culture Foundation

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A juzgar por la cobertura brindada por los medios occidentales, especialmente en Estados Unidos, se tiene la tiene la impresión que el establecimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC calificó como noticia de relleno. Informando desde Caracas, donde un foro de 33 presidentes y primeros ministros de los países de la región reunidos durante el 2 y 3 de diciembre recién pasado, fue deliberadamente minimizada, destacando solo emociones en relación a los problemas de salud del líder venezolano Hugo Chávez quien fue el anfitrión de la cumbre. En realidad, él dejó en claro reiteradas veces que los problemas los había superado y que está listo para seguir en el cargo por dos décadas más. Pero el imperio, confiando permanentemente en sus campañas de desinformación, no parece escuchar.


No obstante, la cumbre no le dio oportunidad a la notoria Doctrina Monroe que no hace mucho prometió seguir viviendo hasta tanto existan los Estados Unidos. En el 2008 Chávez pidió al gobierno norteamericano la eliminación de la Doctrina Monroe introducida por el quinto presidente norteamericano, J. Monroe que implicaba que Estados Unidos no interferiría con las colonias europeas pero en cambio aislaría al hemisferio occidental de los intentos colonizadores europeos. Cada vez que Chávez tiene contacto con los medios norteamericanos, reitera que Washington debe desechar la doctrina y cita la declaración del tercer presidente norteamericano, T. Jefferson, que Estados Unidos absorbería una por una todas las repúblicas al sur de este, como evidencia del carácter imperialista de Estados Unidos.


La más estrecha integración latinoamericana planteada por el libertador Simón Bolívar fue un tema recurrente durante el foro de Caracas. En el año 1828 Bolívar señaló que paradójicamente Estados Unidos estaba destinado a sembrar la pobreza en toda America Latina en nombre de la libertad. Los líderes latinoamericanos tanto de izquierda como del centro o de derecha se refirieron con frecuencia a este concepto en Caracas. La agresiva política exterior de Estados Unidos explica las preocupaciones de los países al sur del Río Grande. El Imperio constantemente está utilizando la fuerza bruta para implementar sus designios geopolíticos, se inmiscuye con falsos pretextos en los asuntos internos de estados soberanos y rutinariamente organiza conspiraciones con el objeto de asesinar a políticos desafiantes. Ahora que el Pentágono está empantanado en Asia y África, las ilusiones que el Imperio ha perdido interés en América Latina podrían acrecentarse, aunque las actividades subversivas de Estados Unidos en contra de América Latina jamás se han detenido.


Los esfuerzos más importantes de Estados Unidos fueron dirigidos hacia la identificación de blancos estratégicos en Brasil, Venezuela y Cuba, pero aliados de este como Colombia, Chile y México tampoco deberían sentirse inmunes. Los aliados de hoy podrían ser los enemigos de mañana y del mismo modo están sujetos a vigilancia y supervisión.


Raúl Castro urgió a los participantes del foro ser más enérgicos en responder los intentos externos para desestabilizar la situación en la región. Puso énfasis en que a Washington no se le permitirá tratar a América Latina como solía hacerlo cuando imponía a los pueblos del continente deshonestos modelos de desarrollo y los sometía. Castro habló de las décadas del brutal bloqueo económico norteamericano contra Cuba que él describió como uno de los peores crímenes contra la humanidad en la historia. Señaló que del mismo modo, las campañas norteamericanas en Libia y otros países fueron crímenes internacionales que además amenazan convertirse en la norma dada la vergonzosa inacción de la Organización de Naciones Unidas, ONU.


Solo unos pocos observadores interpretaron el establecimiento de la CELAC como una “venganza histórica” de los países latinoamericanos. Desde el año 1948 todos ellos eran miembros de la Organización de Estados Americanos, OEA diseñada por Estados Unidos, que rutinariamente el imperio utilizó para reinar –mediante represiones, torturas y asesinatos masivos—en los países desafiantes como Guatemala, Nicaragua, Grenada, Panamá o Chile.


Los programas de tortura implementados por la Escuela de las Américas se aplican todavía en los países alineados con Estados Unidos.


Vale la pena notar que la lista de presidentes “castigados” por Washington incluye a políticos de izquierda como de derecha. La lista de asesinados de izquierda –Jorge Eliécer Gaitán de Colombia, Salvador Allende de Chile y Omar Torrijos de Panamá—es casi interminable. M. Noriega, derechista de todos modos, sin embargo terminó siendo tratado duramente por Washington. Noriega lealmente ayudó a Estados Unidos en el suministro de armamento a los contras de Centroamérica, pero fue enviado a la cárcel por Washington una vez que ya no lo necesitaba, debido al negocio de la cocaína. Noriega hizo más difícil para la DEA norteamericana monopolizar el suministro de cocaína desde Colombia vía Panamá hacia Estados Unidos. El ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe es potencialmente el próximo blanco. Uribe fue clave para instrumentalizar la organización de formaciones paramilitares las cuales lanzaron sangrientos ataques contra los insurgentes. Con posterioridad, tratando de seguir sirviendo a sus patrones norteamericanos, ha estado instigando campañas contra los regímenes populistas, retransmitiendo las invectivas de Washington contra Hugo Chávez, Rafael Correa y Evo Morales. Como muchas veces anteriores, apostar por la gratitud de Estados Unidos hacia “su propio hijo de puta” se demuestra como una mala elección en el caso de Uribe.


Con frecuencia Washington aplicó sanciones contra regímenes díscolos en la OEA. Sin duda Chávez se ha granjeado la ira de Washington más que ninguna otra figura política latinoamericana en el pasado reciente. El líder venezolano encabezó la reforma de la OPEP la cual sentó precios energéticos más justos y no podía otra cosa que enfurecer a Estados Unidos. Denodadamente ha fomentado la integración latinoamericana y con el apoyo de Rusia y China inició el rearme militar de Venezuela. Chávez critica duramente a la OEA como una institución hostil, obsoleta e ineficiente, en sus palabras, por su orientación pronorteamericana y su apoyo de facto al bloqueo impuesto sobre Cuba. Chávez y sus aliados bolivianos y nicaragüenses cuestionan la capacidad de la OEA para sostener una reforma razonable y plantea que el retiro de la disfuncional alianza podría ser una solución óptima.


Queda claro que la cuestión de la seguridad regional será de la mayor importancia en la agenda de la CELAC. De manera privada los líderes latinoamericanos discuten extensamente el potencial impacto que podría tener la inestabilidad socioeconómica en Estados Unidos especialmente en los alcances más amplios de la actual crisis global. Hasta hoy, las guerras lanzadas por Estados Unidos son abiertamente del tipo gangsteril con el objetivo indisimulado de socavar por completo la actual configuración global en interés de la Pax Americana.


En consecuencia, la prioridad estratégica del Imperio es neutralizar al máximo a los centros alternativos de poder.


Chávez sostiene que al no haber un estado de guerra permanente las posibilidades del Imperio de mantenerse a flote son pocas: la economía norteamericana enfrentará una crisis aun más profunda a menos que el hipertrofiado complejo militar industrial esté totalmente ocupado de manera perpetua. El reciente ataque norteamericano a un puesto de control del estado nuclear de Paquistán envió al mundo un ominoso mensaje al tiempo que los motivos de los planificadores del Pentágono siguen estando ocultos. Chávez piensa que Washington enfrenta el dilema de escoger entre una guerra nuclear o una total evaporación de su poderío global a mediados del siglo XXI.


Por el momento es imposible predecir exactamente qué formas adquirirá el desmantelamiento del Imperio, pero sus políticas internas ya aparecen a punto de reventar en protestas. En particular, las elites norteamericanas temen a los miles de veteranos de las campañas de Irak y de Afganistán. Los medios abundan en noticias sobre suicidios de veteranos pero no dicen nada sobre la disposición de muchas de estas personas para tomar venganza por los años perdidos de sus vidas, la muerte de sus compañeros y el colapso de sus ideales. Este nuevo tipo de amenaza terrorista se está incubando en los suburbios empobrecidos de Estados Unidos que se espera sea desencadenada por la crisis.


Las elites norteamericanas tienen la esperanza de equiparar el desafío sobre la base del mito de una nueva fuente externa de peligro. Este papel solía dársele a Al Kaida mientras que el enemigo actual de Estados Unidos es Siria donde el gobierno reprime las protestas que en realidad son montadas por agentes de la CIA, y agentes de inteligencia israelíes, británicos y franceses, además de Irán país que es bombardeado con acusaciones de querer producir un arsenal nuclear para ataques sorpresivos contra occidente.


La poetisa chilena, Premio Nobel de 1945, Gabriela Mistral, dijo que agregado a la belleza de su idioma, los latinoamericanos están unidos más que por cualquier otra cosa, por su odio a Estados Unidos.


Al margen de cuantas cosas hayan cambiado desde la época en que ella acuñó esa frase, el odio sigue estando allí y haciéndose más fuerte, siendo una de las razones para que la CELAC tenga la solidez de la roca.



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Nil Nikandrov

Periodista y analista político escribiendo frecuentemente en la revista rusa internet Strategic Culture Foundation.

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