En materia de golpes hay bastantes cosas escritas, pero son más las que faltan por escribir. Naturalmente, me refiero a los golpes de Estado, pues son esos los que vienen a la mente cuando se menciona tal palabra.
Los angloparlantes, tan civilizados ellos, no tienen un término para tal ocurrencia y emplean uno en francés, llamándola coup d'État. Sin embargo, creo que van a tener que actuar una denominación propia, pues en las últimas décadas, detrás de cada golpe, se percibe la mano del imperio yanqui y es una lástima que con tantos gobiernos ilegales producto de sus empleos los sigan tratando como bastardos sin derecho a conocer a su padre.
Deberán hacer como en el caso de Anastasio Somoza, cuando John Foster Dulles, a la sazón secretario de Estado, les explicaba a sus diplomáticos: "S, sabemos que es un hijo de p, pero es nuestro hijo de p!".
Pues bien, una de las novedades que todavía no se ha inventado, o al menos no está suficientemente probada, es un golpe de Estado sin reculada. Se trata de una característica de las armas de fuego, que al dispararlas retroceden con cierta rudeza en dirección contraria al sitio apuntado.
Eso les hará falta a los gringos para evitar que se repitan incidentes tan penosos como el de Paraguay, donde la reculada del golpe les resulta más perjudicial que el cambio abrupto de gobernante. Ciertamente, sustituyeron de manera ilegal al legítimo presidente Fernando Lugo, pero no contaban con el hueco que iban a dejar en Mercosur, donde la salida automática de Paraguay permitió el ingreso inmediato de Venezuela.
Esta República Bolivariana está ahora más blindada contra cualquier intento de desconocer al presidente Chávez; su ingreso ayuda a despegar la economía venezolana de la dependencia estadounidense; fortalece a Mercosur y lo hace más atractivo para otros países y, por ende, dificulta la creación de una nueva Alca.
No se sabe si fueron los senadores lacayos o sus mentores en el Departamento de Estado los que cometieron la pifia, pero el estratégico impedimento de ingreso a Mercosur cesa al producirse el golpe.
Nuevas reculadas similares le podrán costar la reelección al pacifista Obama.
Periodista