Pareciera que en caso de los Cinco está todo dicho ya, que escribir sobre el tema sería necesariamente volver sobre lo mismo. Según el punto de vista desde donde se analice pudiera resultar incluso cierto, como también lo es el hecho de que a pesar de todos nuestros esfuerzos a lo largo de estos 15 largos años de encierro, la injusticia continúa. Cabría preguntarse entonces ¿hemos hecho todo lo posible por poner fin a la cruel reclusión de estos cinco hombres en prisiones yanquis por el único delito de luchar por impedir los actos de terror contra el pueblo cubano y los propios ciudadanos norteamericanos?
En un proceso totalmente politizado y manipulado se cometió un crimen por quienes supuestamente representaban la Ley, la justicia de un país; sin embargo, fue utilizada para proteger a sus terroristas, los “terroristas buenos”, levantaron falsos cargos, mintieron en el estrado, chantajearon y amenazaron a los testigos, arruinaron y ocultaron evidencias, aceptaron falsos testimonios, malinterpretaron e ignoraron las leyes cuyos postulados habían jurado sostener. Más de medio siglo de agresiones y bloqueo a un pequeño país que contra viento y marea, contra todos los pronósticos mantenía su dignidad limpia y en alto no bastaban. Y esa misma dignidad incólume han mantenido estos Cinco Héroes durante todos estos años a pesar de presiones y chantajes.
Es este un crimen que se ha venido cometiendo cada día durante los últimos 15 años; un crimen cometido con la misma impunidad con la que mintieron al mundo para destruir a Iraq y apropiarse de sus recursos, como pretenden hacerlo ahora con Siria; la misma impunidad con la que hicieron poner de rodillas a Europa con el objetivo de impedir al presidente Evo Morales sobrevolar su espacio aéreo.
Si comparamos la gravedad de los delitos cometidos por los Cinco, que no pusieron nunca en peligro la seguridad nacional de los Estados Unidos, al penetrar solo a grupos terroristas de la extrema derecha cubana-americana ─motivo por el cual son acusados de espías─, con las implicaciones del filtrado de documentos clasificados del gobierno norteamericano por el joven Bradley Manning al sitio Wikileaks, que los hizo públicos, colocando en crisis al gran imperio ante el mundo espiado, y por cuya causa fuera sancionado recientemente, tras un dilatado proceso, a 35 años de prisión, salta a la vista la desproporcionalidad de las condenas.
Recientemente regresó a la patria René González, únicamente luego de cumplir la sanción impuesta, no como resultado de nuestras luchas. En su intervención en el Primer Período Ordinario de Sesiones de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de Convenciones, el 6 de julio de 2013, expresaba: “Hace ya varios años que Fidel nos dijo: «¡Volverán!», pero cuando Fidel dijo eso no estaba haciendo una premonición en el vacío, nos estaba invitando, nos estaba conminando a que lucháramos por traerlos, porque si no los traemos no pueden volver”. Cuatro de esos Héroes permanecen hoy tras las rejas; uno de ellos deberá vivir dos veces para completar su condena.
Por todas esas razones los revolucionarios no podemos cansarnos de batallar por dar a conocer la verdad, una verdad silenciada premeditadamente por los grandes medios. Solo cuando la causa de los Cinco sea la de las grandes mayorías de las fuerzas revolucionarias y progresistas, de los amantes de la paz y la razón en el mundo, lograremos hacer insostenible para el Imperio prolongar por un día más la cruel injusticia.
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