Bienvenido Mr. Aznar

Con todo respeto me permito disentir de las expresiones de varios de mis distinguidos colegas que militan en la izquierda y que, de manera airada, repudian la visita a México de tan connotado personaje. Yo, francamente (o sea al estilo franquista) le doy la más interesada bienvenida. Digo interesada porque, de ninguna manera es gratuita; me interesa enormemente extraer de su presencia en el país la muy enriquecedora experiencia de cómo llevar, con elegancia y soltura, una política de correcta aritmética y perdonable gramática: es correcta la aritmética porque supo sumarse, aunque confundió el término de dicha acción con el de sumisión. Felicito (que no es lo mismo que felipito) su valentía al enviar tropas españolas a la Cruzada del siglo XXI, dignamente encabezada por el Conde de Wall Street y por el Vizconde de Londres, en defensa de la cristiandad y contra sus enemigos dotados de peligrosas armas de destrucción masiva, especialmente esa de la cotización del petróleo iraquí en euros, cuyo efecto sería tan grave por la debacle del sistema dolarcentrista, que tanto bienestar ha producido al mundo. Felicito su valentía al haber concitado el odio de los fundamentalistas islámicos, de por sí terroristas, aún a costa de las vidas de sus ciudadanos que fueron masacrados en el metro de Atocha, y su atinada intención para endilgarlos a los independentistas vascos, para matar dos pájaros con el mismo tiro. Felicito su valentía al mostrarse tan francamente parecido a aquel Adolfo que apuntaló con sus aviones y sus bombas la cruzada de la libertad representada por su abuelo Francisco Franco, contra las hordas de los proletarios socialistas y comunistas que atentaban contra la cristiandad española.

Pero más felicito a sus anfitriones. Su presencia refuerza la postura del PAN y de su abanderado felipillo, para borrar de la mente de los pobres mexicanos la tentación populista del tal Andrés Manuel, mejor conocido como “el peje”. También ayuda a preparar a la opinión pública autóctona para la nada remota posibilidad de que, en el futuro y si Dios quiere, tropas mexicanas contribuyan a los planes liberadores de Mr. Bush en Irán, en Venezuela y en Cuba, al efecto de extirpar el cáncer que amenaza la paz del imperio. Así los mexicanitos sabrán que votar por el PAN y por felipillo nos sacará de la condición de cachorros a la de cruzados del imperio (a lo mejor hasta sueldo nos dan).

En otro orden de ideas, tampoco coincido con quienes critican la machacona publicidad que el tal Fox hace para favorecer a felipillo. Es tan pequeño el pobre, que sólo la vigorosa figura y el gran prestigio de que goza el actual régimen pueden sacarlo adelante y, con ello, salvar a la patria del perverso populismo pejista. Ya lo dijo Juan Demetrio Caballero del Puente Negro, que tal perversidad amenaza los más puros anhelos del poder benefactor y democrático de SS George II (no se confundan SS no se refiere a los servicios secretos nazis, ni mucho menos). También lo ratifica Sor Condy, advirtiendo sobre el efecto desestabilizador de la democracia latinoamericana provocado por el tirano de Venezuela y que pudiera encontrar eco en el incomprensible descontento popular mexicano. No importa que se mienta contumazmente, ni que se destinen cuantiosos recursos del presupuesto en el esfuerzo, el sacrosanto y patriótico fin, justifica los medios.

Bienvenidos, pues, el Sr. Aznar y la publicidad foxista. Recordemos que sólo la verdad nos hará libres.
Correo electrónico: gerdez999@yahoo.com.mx


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Gerardo Fernández Casanova


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