La guerra del gobierno norteamericano contra la revolución bolivariana

En la presentación del Plan Patria 2013-2019, el presidente Chávez indica con precisión que el sistema del capital vive una crisis estructural que puede llegar a ser terminal. La salida a la crisis, como ya lo dijimos en ENS (edición de 09/02 al 15/02, página 21) comprende para el capital la aplicación de varias estrategias dirigidas a sobreponerse a la caída tendencial de la tasa de ganancias (G=P/c+v). Una de éstas es la recolonización del mundo para disminuir las inversiones en capital constante c (materias primas, otros insumos-energía y tecnología-conocimientos). A ello obedece, por ejemplo el asalto al petróleo libio e iraquí y sus refinerías, que además trajo consigo el debilitamiento de la OPEP para impedir su capacidad de fijar precios altos de las materias primas. Otra, apunta al sometimiento de las organizaciones laborales que luchan por la mejora de la remuneración de la fuerza de trabajo (capital variable v) como ocurrió en varios países suramericanos y europeos en las dos últimas décadas.

Valga decir, que el sistema del capital y sus cerebros de los clubes de Bilderberg y del complejo bélico industrial, la energía, la metalurgia, la farmacia, la banca y la carrera espacial, son quienes controlan y orientan en sus acciones terroristas al gobierno de los Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, las petro-monarquías de oriente medio y Oceanía. En tal sentido Barack Obama es un ventrílocuo del capital, como en el próximo gobierno estadounidense lo será Hilary Clinton o el Bush hijo de La Florida.

Y además, valga precisar con nitidez que en la actual intención criminal de recolonización de Latinoamérica y el Caribe y en particular de la Venezuela Bolivariana soberana, el gobierno Obama busca no sólo controlar las fuentes de energías, como es el caso de la explotación imperialista de petróleo en la zona de reclamación en la vecina Guayana, sino también asaltar los yacimientos de coltán (para la industria electrónica computacional y comunicacional) y de oro (respaldo de divisas). El asalto del oro es en especial de gran importancia para los grupos del capital con asiento en Estados Unidos, pues el dólar norteamericano viene siendo emitido sin respaldo desde los años 70s del siglo anterior y eso pone en serio riesgo la hegemonía del conjunto del capital occidental (Unión Europea, Japón y petro-monarquías), pues pronto entrará en escena una divisa-oro administrada por China, que sí posee grandes reservas de este metal, como también las tiene Venezuela. A Irak, Irán y Korea del Norte se les llamó "el eje del mal" por haber dispuesto sus transacciones y depósitos principalmente en la divisa euro. Tienen entonces explicación, desde la Crítica a la Economía Política, los sucesivos ataques contrarrevolucionarios al gobierno del Presidente Maduro y antes al Presidente Chávez. Y por supuesto, ahora entendemos muy bien porqué el mandato ejecutivo de Obama de marzo 9 de 2015 declara a Venezuela un peligro "extraordinario e inusual" a la seguridad nacional de los Estados Unidos, que como se sabe, es en verdad, la seguridad de los planes de ganancias del gran capital imperialista.

De otra parte, con la declaración de Venezuela como enemigo de la seguridad nacional de Estados Unidos, el cerebro del capital persigue destruir el fermento político y social de soberanía e independencia y el llamado a la construcción del socialismo, como alternativa revolucionaria a la crisis estructural del capital y sus estragos, auténtica amenaza a la vida de todas las especies del planeta. Y con ello de paso busca la destrucción del espacio ALBA o de solidaridad y apoyo mutuo entre gobiernos y pueblos, excelente herramienta para impulsar la construcción del socialismo más allá de una frontera nacional, que también es un núcleo dinámico de la UNASUR y la CELAC, herramientas de integración de países no subordinados a la hegemonía norteamericana. Estas dos últimas instancias de integración significan una gran interlocución con los BRICS que constituyen una seria fractura a la hegemonía mundial del capital imperialista que domina el mundo desde la segunda guerra mundial.

Ahora bien, frente a la declaración de Venezuela como problema de la seguridad nacional de los Estados Unidos cabe plantear a título de proposición un par de cuestiones trascendentales. La Primera tiene que ver con la división internacional de la distribución de las operaciones militares criminales de las fuerzas del capital mundial (Pentagono y OTAN). Desde el asalto a Sarajevo para culminar la destrucción de la antigua Yugoslavia, los asaltos recientes a Libia (fuente de energía y agua) y Ucrania (fuente de alimentos), la OTAN ataca y conquista; y los Estados Unidos dirigen. Los trofeos de guerra como el petróleo Libio e Iraquí (ahora controlado por el estado islámico) se usan para apuntalar principalmente el aparato industrial del capital situado en Europa. Al régimen político militar de Estados Unidos, que procura el autobastecimiento parcial de petróleo y gas usando tecnologías cada vez más destructivas como el fracking, y/o convencionales, le corresponde abastecer, para el control global del capital, la gran región del Pacifico. En este sentido tiene explicación el programado asalto a la franja del Orinoco y a las reservas menores de petróleo en los países amazónicos (Perú, Colombia y Ecuador).

Desde hace más de un quinquenio, el régimen político militar de Estados Unidos viene aplicando su última estrategia integral de control de Latinoamérica y el Caribe. Una densa nube de evidencias confirma la aplicación de varias estrategias de asalto criminal devastador contra la Patria Grande: el derrocamiento del gobierno de Zelaya en Honduras y la repotenciación de la base militar norteamericana en ese país hermano, la instalación de una base militar norteamericana en la pacifica Costa Rica, la repotenciación de las bases militares en Colombia, la reactivación de la IV Flota norteamericana en el Caribe, la cabeza de playa militar en Haití regentada por los cascos azules, el derrocamiento del gobierno de Lugo en Paraguay, el aumento de la presencia de tropas norteamericanas en Perú a nombre del combate al narcotráfico, la guerra sucia contra el pueblo mexicano que crece en fermento revolucionario y la continua desestabilización de la vida económica y política venezolana.

Pero no todo está a favor de la ofensiva del imperialismo en nuestra Latinoamérica y el Caribe: asistimos a una lucha de clases continental donde las fuerzas que chocan tienen una composición muy plural y en consecuencia cualquier ataque norteamericano con apoyo de la OTAN a Venezuela tendrá también de manera progresiva repercusiones continentales e influirá como nunca antes en la propia vida interna de Estados Unidos. Sin duda el gobierno norteamericano ha entrado a comandar la escalada de un posible ataque progresivo directo a Venezuela (a nombre de salvaguardar los derechos humanos de sus habitantes); para ello empleará la combinación de varias estrategias: 1. provocación de acciones policiales de alta sensibilidad internacional como las que ocasionaron las muertes de un menor de edad en San Cristóbal y otro en Maracaibo. 2. Los asesinatos selectivos de dirigentes nacionales o intermedios del proceso revolucionario y de la segura resistencia a cualquier invasión extranjera apoyada por criollos títeres. 3. Profundización del saboteo económico para minar la base del chavismo fuerte revolucionario y provocar el levantamiento de fuerzas populares disgustadas por los escases y los altos precios de los artículos de consumo básico. 4. El ataque con drones a las empresas estratégicas del Estado para minar la base económica de los ingresos nacionales (por ejemplo a PDVSA). 5. Nuevas declaraciones de sanciones y otro tipo de acciones contra Venezuela para intentar fraccionar la unidad interna frente a la agresión extranjera y los apoyos de algunos gobiernos de la región. 6. Promoción de fracturas en algunos pequeños sectores de la policía y la FANB. 7. Operaciones especiales para robar armas, destruir transportes de alimentos, artículos de aseo y medicamentos. 8. Algunas operaciones de envergadura en los territorios donde USA tiene pensado instalar el gobierno provisional de transición de la derecha. 9. Provocaciones fronterizas como es la de explotar petróleo en la zona de reclamación con la vecina Guayana. Con todo ello y la aplicación de otras estrategias, buscarán que ocurra un factor desencadenante de una intervención militar directa con justificación mediática y sin apoyo de la ONU y la OEA. La respuesta es una sola: preparación comunera y obrera junto al gobierno y la FANB, de la más amplia resistencia nacional y continental prolongada de masas al plan imperialista.



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