DEMOCRACIA CON PUEBLO
El primero de marzo del año 2018 la Asamblea Nacional Constituyente aprobó el Decreto mediante el cual el Consejo Nacional Electoral convocó las elecciones del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, para el 20 de mayo de ese mismo año.
Participaron cuatro candidatos y votaron 9.389.056 venezolanos. Nicolás Maduro Moros resultó electo, para el período constitucional 2019-2025. Respaldaron al candidato bolivariano 6.248.864 venezolanos y venezolanas (67.84% de los votos emitidos); mientras que el principal candidato de la oposición, Henry Falcón, obtuvo 1.927.958 votos (20.93%).
Siguiendo las órdenes del gobierno de Donald Trump, un sector de la oposición se negó a participar en esa consulta democrática, y llamó a la abstención. Intentó sabotear las elecciones, mediante actos de violencia y terrorismo, tratando de atemorizar a los electores para que no concurrieran a votar. Sin embargo, el pueblo venezolano dio una nueva muestra de civismo y espíritu democrático. Acudió a votar masivamente.
Organismos internacionales acompañaron todas las fases del proceso electoral. Más de 200 observadores y acompañantes dejaron constancia de que la elección del 20 de mayo, 2018, se efectuó de conformidad con las leyes y normas que rigen el sistema electoral venezolano, que brinda amplias garantías a todos los partidos, candidatos y electores.
Esos expertos avalaron los resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral.
La elección del 20 de mayo del 2018, no sólo cumplió con todos los estándares internacionales, sino que los sobrepasó con creces.
El sistema electoral venezolano es transparente, confiable y seguro. El ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, expresó que el sistema electoral venezolano "…es el más moderno y confiable del mundo".
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 5, establece que "la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo".
El 10 de enero de 2019 el presidente Nicolás Maduro se juramentó ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), como lo establece el artículo 231 de la Constitución Bolivariana, dado el estado de desacato judicial en que se mantiene la Asamblea Nacional.
EL GUERRERISMO IMPERIAL
Vivimos momentos complejos, no exentos de incertidumbre. El gobierno de Estados Unidos ha activado un golpe de Estado en contra del presidente constitucional y democrático Nicolás Maduro. Ha declarado que se prepara para ejecutar una invasión militar a nuestro suelo patrio. Manifiesta -con desparpajo- que esta criminal iniciativa guerrerista busca apoderarse de los recursos energéticos de Venezuela.
Una muestra fehaciente de la rapacidad imperial es que el día de ayer John Bolton, Asesor de Seguridad Nacional del gobierno estadounidense declaró, en una entrevista en el canal de noticias Fox Business, que "El golpe de Estado en Venezuela está motivado por intereses petroleros corporativos".
Donald Trump ha anunciado al mundo que ha designado a un títere como presidente de Venezuela, y que para imponerlo, recurrirá, incluso, a una invasión militar.
Con esta salvaje iniciativa, que implementan conocidos señores de la guerra como Mike Pompeo y Elliott Abrams, se pretende desconocer el derecho que asiste al pueblo venezolano de darse su propia forma de gobierno. Éste es un derecho consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en el artículo I numeral 1. El mismo establece: "Todos los pueblos tienen el derecho a libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural".
El intervencionista y guerrerista gobierno de EE.UU. pretende imponer un ilegal "cambio de régimen". Vulnerar la soberanía y el derecho a la autodeterminación del pueblo venezolano, quebrantando los fundamentos del derecho internacional y la carta de las Naciones Unidas.
Todos los dispositivos del pentágono para la agresión militar a Venezuela han sido activados. Se recluta y prepara mercenarios en países vecinos. Se movilizan miles de efectivos militares desde Estados Unidos hacia Colombia. La prensa colombiana e internacional ha mostrado profusamente la imagen del block de notas de John Bolton en donde se lee claramente cuanto sigue: "5.000 tropas a Colombia".
Es más que evidente que el gobierno de Trump prepara un escenario para justificar cualquier agresión contra Venezuela, sus instituciones y autoridades, incluyendo, una eventual operación militar.
Con el nombramiento del títere, impuesto por Trump, se ejecuta un golpe de Estado en contra de la democracia venezolana.
El gobierno de Estados Unidos, en el marco de sus deleznables y criminales objetivos se ha planteado, incluso, la eliminación física del primer mandatario y de las máximas autoridades del Estado venezolano. Esto ya se intentó, el pasado 4 de agosto de 2018, cuando grupos terroristas lanzaron un ataque, con drones, contra una concentración donde estaba el presidente y los máximos representantes de todos los poderes públicos. Artefactos letales que fueron activados con el conocimiento previo de los cuerpos de seguridad de EE.UU. y de Colombia.
¡Donald Trump ha ordenado asesinar al presidente Nicolás Maduro!
Ese gobierno racista y supremacista pretende tutelar a Venezuela desde Washington. Destruir las conquistas democráticas, libertarias y justicieras alcanzadas durante la revolución bolivariana, liderada por Hugo Chávez Frías, y continuadas por el presidente Nicolás Maduro.
EL GOBIERNO DE EE.UU. RESUCITA LA DOCTRINA MONROE
Donald Trump resucita la Doctrina Monroe para recolonizar nuestra América. En sus pretensiones recolonizadoras ha dicho que no descarta ninguna acción para apropiarse de las inmensas riquezas naturales de Venezuela.
Por eso, los riesgos para la patria de Bolívar son inimaginables. Afortunadamente, numerosos gobiernos han rechazado el golpe de Estado y las acciones belicistas del gobierno de Trump. Se han pronunciado en favor del diálogo político y la paz, al tiempo que exigen el respeto a la soberanía y autodeterminación del pueblo venezolano.
La mayoría de los gobiernos y pueblos del mundo están al lado de Venezuela, su democracia y soberanía, en esta hora de la historia.
Los bolivarianos somos profesantes de la paz. Y estamos decididos a defender la soberanía nacional y la dignidad de nuestra Patria en todos los terrenos que se nos demande.
La Revolución Bolivariana es humanista. Cuenta con el mayoritario respaldo del pueblo venezolano. Cuenta con una Fuerza Armada Nacional Bolivariana que sigue el ideario de nuestros libertadores. Que es leal al Presidente Maduro y a la constitucionalidad de nuestro país.
El pueblo venezolano está inflamado de libertades, inflamado de justicia, inflamado de dignidad.
El gobierno de Donald Trump montó en Venezuela un teatro bufo sin precedentes en la historia contemporánea. Un nimio militante de un partido opositor se autoproclamó presidente, en una calle de Caracas. Inmediatamente su gobierno lo nominó como "presidente provisional".
El gobierno de Estados Unidos práctica un barbarismo político. Pretende que la historia regrese a la edad media cuando los emperadores se proclamaban a sí mismos. Viola los más caros principios del derecho internacional y de la Carta de la ONU. Los principios del respeto a la soberanía y el derecho a la autodeterminación de los pueblos, y la no injerencia en los asuntos internos de los Estados. Mancilla, igualmente, nuestra Constitución Nacional. Allí se establece que para ser presidente es necesario que se consulte la voluntad popular. Y esta se expresa a través del voto universal, directo y secreto.
El teatral espectáculo del autoproclamado presidente, que ha pretendido imponer el gobierno de Donald Trump, es más bochornoso que el escenificado por el golpista Pedro Carmona Estanga, en el año 2002, a raíz del golpe de Estado en contra del Presidente Hugo Chávez Frías.
Éste, se auto juramentó en el Palacio de Miraflores, sede del poder ejecutivo nacional, ya que el presidente Chávez estaba secuestrado por los golpistas. En Miraflores se hicieron presentes el alto mando militar; los líderes de los partidos de oposición; la cúpula de la Conferencia Episcopal; la cúpula empresarial y sindical. El títere de Donald Trump se autoproclamo -ya quedó dicho- en una calle de Caracas.
EN VENEZUELA REINA LA PAZ
Los cinco poderes del Estado funcionan con total normalidad. La paz reina en Venezuela. Minúsculos grupos, violentos y terroristas, sin embargo, intentan quebrantar el sosiego de nuestro pueblo. Grupos delincuenciales practican todo tipo de fechorías, en pequeños espacios de algunas ciudades del país. Destruyen bienes públicos y privados; asesinan funcionarios públicos, e incluso a partidarios suyos para crear ambientes de pánico. Y hasta llegan a quemar vivas a personas por el color de su piel o por parecer chavistas.
La oposición en Venezuela es una oposición foránea, tutelada por el Departamento de Estado y financiada por los organismos de seguridad del gobierno de los Estados Unidos. Es una oposición fragmentada y sin arraigo popular que pretende asaltar el poder mediante el ejercicio de la violencia. Llama a derrocar al gobierno mediante un golpe de Estado y clama -con servil desfachatez- por la intervención militar del ejército norteamericano en Venezuela.
La verdadera oposición a nuestra democracia es Donald Trump. Es él quien la lidera. Es él quien da las órdenes. La última dada es que los venezolanos y venezolanas insurjan contra el gobierno de Nicolás Maduro.
En un tuit publicado el día de ayer Trump llama a "…Grandes protestas en toda Venezuela hoy en contra Maduro ¡La lucha por la libertad ha comenzado!". ¡Que descaro!
El perturbado presidente, al borde de un impeachment en su país por irregularidades e ilegalidades diversas, amenaza a Venezuela con planes anexionistas y recolonizadores.
EL DIÁLOGO NECESARIO
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió, el pasado sábado 26 de enero, 2019, y la mayoría de los países rechazaron las pretensiones del gobierno de Trump de horadar la soberanía y la autodeterminación de Venezuela. Clamaron por el diálogo y por la paz.
No son tiempos de guerra, sino de paz. El presidente Nicolás Maduro ha saludado los llamados al diálogo que han hecho el Papa Francisco, los presidentes de Uruguay y de México, Tabaré Vásquez y López Obrador, y la mayoría de los Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados del Caribe (CARICOM).
Donald Trump no quiere que Venezuela avance por la vía del diálogo. Practica el chantaje contra países que muestran interés en alentar el diálogo político en nuestro país. No quiere la democracia, sino imponer una dictadura por la vía de un golpe de Estado. Lo que quiere es que en Venezuela haya una guerra civil para satisfacer sus innobles apetitos comerciales.
El presidente Nicolás Maduro asume el diálogo como un componente esencial de su política. El diálogo es una política de Estado. Por eso acompaña los llamados del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, a superar las diferencias políticas mediante métodos y vías democráticas.
El presidente Nicolás Maduro ha acogido -con beneplácito-, la loable iniciativa de los presidentes de México y de Uruguay de organizar una Conferencia Internacional, con representantes de los países y organismos internacionales que apuestan por el diálogo y no por la violencia y la invasión militar foránea.
En la oposición venezolana se han impuesto los sectores más violentos. Que siempre han desestimado la negociación democrática y han tomado la trocha del golpe de Estado, el sabotaje petrolero, el terrorismo y la práctica de la violencia. Se resisten a transitar por los canales democráticos y a respetar la Constitución, una de las más avanzadas del mundo en materia de libertades democráticas.
PREPOTENCIA IMPERIAL
El gobierno norteamericano ejecuta un criminal cerco económico, financiero, mediático, político y militar, con el cual pretende alcanzar un cambio de gobierno en nuestro país, violando los más elementales principios del derecho internacional. El imperio recurre a la noción de "cambio de régimen", que ha utilizado en otras latitudes para derrocar gobiernos que no le son afines. En ese camino viola los propósitos y principios de la Carta de la ONU.
El reciente bloqueo y congelamiento de activos, fondos, bienes y propiedades venezolanas en Estados Unidos, son medidas destinadas a endurecer el criminal embargo económico, financiero y comercial que sufre el pueblo venezolano.
Los recientes flujos migratorios en Venezuela son provocados, principalmente, por el impacto que tienen esas medidas en la calidad de vida de los venezolanos.
Muerte, hambre, dolor, y sufrimiento causan las medidas coercitivas unilaterales impuestas por el gobierno de Donald Trump.
El 28 de enero de 2019, el gobierno de Estados Unidos, a través del Departamento del Tesoro, incluyó en su lista de organizaciones bloqueadas a la empresa Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA). Esto implica el congelamiento de sus activos en EE.UU. que son, aproximadamente, 7.000 millones de dólares.
Las Medidas también prohíben a las compañías estadounidenses realizar transacciones comerciales con PDVSA.
Con su plan xenófobo y recolonizador Donald Trump desprecia a los pueblos del sur y la cultura árabe-islámica. Criminaliza las migraciones de África y Asia. Pretende construir un ominoso muro en su frontera con México. Desconoce los acuerdos universales sobre cambio climático. Desata una guerra comercial contra China. Amenaza a Rusia en su pretendido afán de controlar el espacio ultraterrestre. Desconoce los acuerdos alcanzados sobre el uso pacífico de energía nuclear por Irán. Detiene la normalización de las relaciones EEUU-Cuba.
El gobierno de Donald Trump pone en peligro la paz mundial. Trastoca, como nunca antes, el multilateralismo. Es un gobierno que busca desesperadamente una nueva guerra mundial. Es una amenaza para la existencia de la especie humana.
Venezuela -y su pueblo luminoso- invoca la paz perpetua para todos los pueblos del mundo.
Amen
*Discurso del embajador Jorge Valero, Representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela antes la ONU-Ginebra ante el Grupo de Ideas Afines (Like Minded Group) representados en la ONU-Ginebra. Jueves 31 de enero de 2019.