El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), fue suscrito en Río de Janeiro en 1947, luego de la II guerra mundial, fundado como un sistema de ayuda militar mutua entre los estados miembros de la OEA; donde se establece que en caso de que un país de la región fuese atacado por una nación extranjera, sería considerado como un ataque contra todos los Estados Americanos.
El tratado no fue aplicado cuando Argentina se enfrentó a Gran Bretaña en la guerra de las Islas Malvinas, en 1982, apoyando descaradamente Estados Unidos a los británicos.
En el año 2012, Venezuela junto a los gobiernos de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, se retiraron del TIAR, durante la 42 asamblea ordinaria de la OEA, en Cochabamba. La decisión es derivada de las críticas hechas a la OEA en la reunión por los miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que abogaban por reformar el sistema interamericano de derechos humanos y al propio organismo hemisférico, al que acusan de ser un instrumento de poder de EE.UU; dicha asamblea se caracterizó por agudas discrepancias entre los integrantes del ALBA, de un lado, y Estados Unidos y Canadá, del otro.
Este martes, la Asamblea Nacional, presidida por Juan Guaidó, aprobó el regreso de Venezuela al TIAR, buscando una escaramuza legal para autorizar la presencia militar de otros países en territorio nacional; pero la naturaleza jurídica de todo tratado internacional es el consentimiento de las partes, voluntad expresada por los Estados; y como sabemos, quien representa al Estado es el Presidente de la República; además nuestra Constitución establece: "Artículo 187. Corresponde a la Asamblea Nacional: … 18. Aprobar por ley los tratados o convenios internacionales que celebre el Ejecutivo Nacional…". Alguien auto proclamado Presidente, no es, ni puede ser el mandatario de los venezolanos; y la Asamblea Nacional está en desacato desde hace varios años; o sea, figuras que no tienen ningún apoyo jurídico y menos del pueblo, pueden estar comprometiéndolo y mucho menos mandándonos a invadir. Solo el Presidente Nicolás Maduro puede celebrar estos tratados internacionales, y en el presente caso debe ser aprobado por la ANC.
Aún queriendo usar la fuerza, a través de organismos extranjeros, tampoco creo posible que Donald Trump, con sus loqueras se atreva, porque su aspiración reeleccionista se vería dañada ante los electores norteamericanos, quienes verían muy mal una aventura militar contra Venezuela, sin estarle causando ningún daño y menos siendo una amenaza para los habitantes de EEUU; por cuanto, quienes más sufren esas guerras son los hijos de humildes estadounidenses, por el simple capricho de un gobernante. A parte de Estado Unidos, ningún otro país del continente, se atrevería ingresar a territorio venezolano sin el apoyo frontal de Trump y sus tropas, porque han demostrado ser unos cobardes que se cubren tras el imperialismo estadounidense.