Hace tiempo que la Casa de Nariño y fundamentalmente desde que asumió al poder el sub presidente Iván Duque, que los tambores de la guerra no ha dejado de sonar para una invasión y guerra o en una invasión o guerra. Primero ha sido la escalada de agresiones que se ha convertido en un ritual por parte del gobierno colombiano, que nos pone a pensar que son como campanazos que "algo" se está preparando en el tinglado de los metederos guerreristas de ese país. Vayamos a este año 2020, en el mes de marzo en Barranquilla, le fue incautado al general traidor Cliver Alcalá Cordones un cargamento de armas que iban a ser destinadas para llevar a cabo asesinatos selectivos y acciones terroristas en Venezuela. El 3 de mayo la Operación Gedeón, una invasión compuesta de mercenarios, que había sido financiada por los gobiernos de Duque y Trump, para llevar a cabo actos criminales en nuestro país; los complotados fueron detenidos en las playas de Macuto en el estado la Guaira y Chuao en el estado Aragua. Posteriormente tres lanchas pertenecientes al ejército colombiano estaban fondeadas en un recodo del río Orinoco, cerca de Caicara con un cargamento de armas, que estaban destinadas a llevar a cabo acciones desestabilizadoras en el país.
Colombia se ha convertido en un pateadero gringo, con ocho bases militares; con un Plan Colombia que lo acaban de redimensionar, cambiándole de nombre, de objetivo y de propósito; antes lo enmascaran con un ataque para "exterminio" de las drogas; ahora lo señalan por todo el cañón que puede ser utilizado como punta de lanza para una invasión a sus vecinos. Livio Cardozo, presidente del congreso; ha dicho muy campante que 69 congresantes, habían aprobado mediante el voto la presencia de una brigada elite de militares, para actuar en Colombia, como asesores y de entrenamiento; escudriñando un poco, no hubo aprobación alguna; lo que existía era una carta que no autorizaba para nada la presencia de un ejército extranjero para actuar a todas sus anchas en suelo Colombiano. Esto pone en peligro la soberanía de Colombia y lo coloca en el plano de violadores a la propia Constitución. Por otro lado las brigadas élites del ejército gringo que está enviando Trump a Colombia, son fuerzas que han actuado en Irak, Libia, Afganistán, Siria y cuyo propósito fundamental es invadir y entablar una guerra contra Venezuela y no combatir la droga. Ya que su especialidad es la guerra y no la droga. Estos militares se les ha visto actuar en operaciones conjuntas y de la mano con los militares activos.
Con el gobierno del sub presidente se han incrementado en forma alarmante las masacres; en las dos últimas semanas han ocasionado 39 asesinatos. Del primero de enero a la fecha se han dado en ese país 45 masacres, que arroja el resultado fatídico de 182 asesinatos a líderes sociales, excombatientes de la FARC, indígenas y niños.
Un ingrediente que se le une a estas posturas guerreristas de Duque, es la pérdida de su soberanía y por ende a su autonomía para tomar decisiones, o. El uribismo ha llevado a ese país a una especie de Estado asociado. Trump es el que actúa, es el que piensa. El 17 de agosto Duque se reunió con el Comando Sur y los asesores de Trump, allí como buen vasallo le leyeron la cartilla. La prisión de Álvaro Uribe y la voltereta que ha dado sus acusaciones por parte del Tribunal Supremo de Justicia, no es por soborno y compra de votos; ahora la tortilla se volteó y la acusación, por las aguas que corren van a ser por crímenes de lesa humanidad, masacres, falsos positivos, etc. Este nuevo cuadro pone al sub presidente a actuar en forma desesperada, porque quien gobierna a ese país no es Duque es Álvaro Uribe Vélez. Desde Colombia existe una fuerte presión, para noviembre están programadas las elecciones presidenciales y a Trump, por los pitos que tocan, las tiene perdidas. Una forma de recobrar los espacios perdidos en la Florida, donde vive un alto porcentaje de latinos y venezolanos de la derecha recalcitrante, es montar una invasión para octubre, utilizando para esos menesteres a Colombia. Ósea que Iván Duque le haría el trabajo sucio a Donald Trump. Funcionarios como Alejandro Ordoñez embajador de Colombia ante la OEA y Francisco Santos embajador de Colombia en Washington. Ordoñez propuso, invadir a Venezuela a través de "fuerzas multinacionales" usando al TIAR. Recuerdan que son las mismas expresiones utilizadas por Jordán Goudreau, en la frustrada Operación Gedeón, el mercenario que contrató Juan Guaido para invadir a Venezuela. Santos, ha estado dando esos mismos pasos, en septiembre del 2018 en un reunión con el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) EN Washington, pidió un ataque militar a Venezuela como "respuesta colectiva" de EEUU y Colombia. Esto no es nada más ni nada menos que una "fuerza multinacional" con los mismos propósitos.
Este par de señoritos tienen un largo prontuario, por eso dicen por ahí que dos burros se buscan para rascarse, los dos han sido especialistas, en eso de montar escuadrones de la muerte o grupos de exterminio, que actúan bajo el mandato del gobierno como fuerza de choque; pero los utilizan para eliminar a líderes sociales incómodos, niños, etc.
Todo este escenario guerrerista de prestar su territorio para preparar y conformar a un ejército de mercenarios para atacar a nuestro país, de haber redoblado la presencia en las fronteras de las fuerzas élites de combatientes gringos y su ejército regular en esos sitios. La presencia más activa va a estar en el Chocó, Cauca, Norte de Santander, Tolima y el Arauca; pero llama la atención que es en estas regiones donde se está dando con mayor intensidad las masacres. Funcionarios en el exterior que al voleo lanzan sus amenazas intervencionistas hacia nuestro país. Todo este exterminio ha colocado por el suelo la figura de Duque, por eso no es de extrañarnos que pretendan a Venezuela colocarla como una especie de comodín, para desviar la atención de ese tremedal lodazal que está inmerso, atizar una invasión para distraer la atención del pueblo de este país. A la élite arribista no le conviene por nada la paz, han tratado por todos los medios implosionar, mandando por un barranco los convenios de paz y llevar a una guerra con Venezuela que el pueblo no quiere.
En todo este escenario de muertes, de masacres, de crímenes, violación de los Derechos Humanos. El fracaso contundente que ha recibido no saber manejar adecuadamente el coronavirus y se les fue de las manos. Es un pueblo que lucha, que trabaja, que llora a sus muertos y por encima de todos que está despertando. La élite que gobierna a Colombia que está llevando a su pueblo como reses vendadas hacia el apocalipsis, no puede estar dirigiendo los destinos de ese país.