Hemos visto y oído la ola de optimismo que se ha levantado por el triunfo de Biden en EE.UU.
Millones de personas en el mundo lo han hecho, hasta quienes se creen superiores a los demás, muy preparados y de hablar refinado, que en vez de europeos dicen eurovientos, en vez de Upata pueblo de Venezuela dicen Upie y en vez de ¨culo¨, dicen recto y así sucesivamente.
Los acompañamos en su optimismo y buenos deseos, pero le recordaremos el viejo refrán que dice ¨deseos no empreñan¨.
No les pase lo que me ocurrió a mí con Obama, me colmó de tantas ilusiones que después se transformó en desengaño.
Un negro en la Casa Blanca, misión casi imposible.
Desfraudó a propios y extraños. Pudo hacer mucho por su pueblo y por los demás pueblos del mundo y no lo hizo, contando en su primer mandato con las dos cámaras a su favor.
Durante su mandato las cosas empeoraron en cuanto a la violación de los derechos humanos, el racismo, la intervención a países, hubo dos guerras la de Irak y la de Libia, aumentó el consumo de droga y la venta de armamentos, firmó el decreto en contra de Venezuela, considerándola un peligro para EE.UU., que todavía está vigente y ha originado todo tipo de calamidades al pueblo.
Le decimos a estas personas, que el sistema capitalista y el imperio no cambian.
En EE.UU. los presidentes mandan pero no gobiernan. Los que mandan son los capitalistas, los ricos.
En Venezuela continúan los preparativos para las elecciones a la Asamblea Nacional con unas votaciones, difícil de cometer fraude pues se hace mediante maquinas electorales y sometido todo el proceso a 15 supervisiones por técnicos y especialistas. El seis de diciembre les daremos una lección como se hacen unas elecciones casi perfectas.
El expresidente de EE.UU. Carter, actuando como observador electoral en Venezuela dijo que eran las elecciones más perfectas.