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s Estados Unidos han hecho de la crisis en Haití un verdadero negocio redondo, le venden armas de todo calibre a las pandillas que allí promueven la violencia. Hay a quienes no les interesa que en ese país se resuelvan los conflictos.
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Investigadores de la BBC, determinaron: “Los fusiles de asalto y las pistolas llegaron a Haití escondidos en dos cajas de cartón, entre paquetes de comida y ropa, en un carguero repleto de contenedores de color rojo óxido” procedente de los Estados Unidos y agrega, es un "supermercado" que alimenta una carrera armamentista entre bandas que ha sembrado el caos en la nación caribeña.
Abandonada a su suerte, la República de Haití está inmersa en calamidades cuyas dimensiones desconocemos a fondo, porque los medios de comunicación solo se remiten a publicar algunos efectos de una crisis a la cual tanto los vecinos de nuestra región como los Organismos Internacionales no abordan con la debida firmeza.
Millones de personas, allí, están sumidos en una crisis que parece interminable, con cuadros de miserias espantosos, una violencia desmedida y una estampida de su población a cualquier sitio del mundo donde puedan vivir con cierta dignidad.
La ONU, que este caso se limita a enumerar cifras señala:
“A enero de 2025, más de un millón de personas habían sido desplazadas en Haití, según la ONU. Esto es tres veces más que el número de personas desplazadas hace un año”.
Otros medios revelan que:
“Aproximadamente 4.000 personas han sido víctimas de una violencia incontrolada, donde no escapan niños y niñas, mujeres y ancianos”. Es una especie de guerra de todos contra todos.
Las cifras por la hambruna son espeluznantes:
“Más de 5 millones de personas en Haití sufren altos niveles de hambre | Acción contra el Hambre”.
Si a esto le agregamos las cifras de desempleo, niños sin escolaridad, incapacidad del Estado para atender las necesidades mínimas de la población, nos encontramos con un cuadro social, realmente dantesco.
Pero frente al tema Ud. observa, que nadie propone discutir el tema ni en organizaciones regionales como la OEA, ni mucho menos en la Organización de las Naciones Unidas. Se esquiva la problemática quedando Haití y su población en un estado de indefensión total.
¿Por qué no se atiende el tema de Haití?, me pregunto.
Y me respondo, con otra interrogante ¿Será porque su población es negra?
La verdad es que no encuentro otra explicación, porque a pesar de que la problemática nos parece perpetua, yo pienso que la República de Haití en otras épocas mantuvo cierta bonanza, si no estoy equivocado, creo recordar que era productor a gran escala de Azúcar y también café, su población tenía relativos medios para desarrollar actividades.
También me pregunto: Si Haití tuviera petróleo, estuviese sumergido en una crisis como la que hoy observamos o los buitres que lo extraen se pelearan por explotarlo y mantenerse allí a toda costa.
Haití la segunda república más antigua del hemisferio occidental, solo detrás de los Estados Unidos que se independizó en 1776. ¿Se le estará cobrando a los haitianos este acto de rebeldía?
Por allí, humea, me diría un amigo oriental:
“Haití nació endeudado puesto que su independencia no solo costó grandes sacrificios, lágrimas, sudor y mucha sangre, también costó mucho dinero para una nación que daba sus primeros pasos en solitario: En 1804, Haití le pagó a Francia una multa de 150.000.000 francos (unos US$ 21.000 millones de hoy), pagos que se realizaron en cinco cuotas anuales”.
Así de cruel han sido los países colonialistas, llámense franceses o de cualquier otra nacionalidad, contra los países que explotaron:
“Francia acordó reconocer a Haití como país independiente y soberano, a cambio de que Haití le pagara a Francia una indemnización de 150 millones de francos, para compensar a Francia por la pérdida de bienes, plantaciones y esclavos que esta sufrió gracias a la Revolución de los esclavos de Saint-Domingue”
Quizás, desde allí comienza el mar de fondo que azota a los haitianos, del cual no han podido recuperarse.
Lo cierto es que observamos, la indiferencia frente a la problemática haitiana y las grandes naciones que pudieran atenderla para buscar soluciones, dan las espaldas y la crisis continua casi irreversible.
No será posible. Que los países vecinos a Haití, y todos los de nuestra región, hagan un frente común para abordar el tema y sugerir soluciones.
Hoy por mí, mañana por ti, dice un dicho popular, no sabemos en el marco de la crisis global que vive el mundo, cuál será el próximo país en terapia intensiva. Por eso, es necesario, hoy levantar las banderas de solidaridad con Haití, su pueblo la necesita y es como una obligación moral de la comunidad regional e internacional afrontarla.