Con los últimos
acontecimientos políticos ocurridos en Tibet y con la marcha de la
antorcha olímpica, China debería despertar de un largo sueño como
era el que su desarrollo pacifico les permitiría integrarse dentro
del sistema capitalista mundial sin crear conmociones entre sus
miembros mas importantes.
Sin embargo, China
se declara un país que busca el socialismo y cuenta con un nivel de
decisiones centralizado y un Partido Comunista que esta presente en
todos los niveles del Estado Chino aunque en algunos casos pareciera
que la clase obrera no tuviera el papel dirigente que en la teoría
clásica se le asignaba en este partido. Igualmente podríamos decir
que si bien el Plan no ha sustituido el mercado, el mercado es planificado
en su dirección y objetivos.
Todos estos aspectos
son completamente distintos a los imperantes en los países capitalistas
centrales y que por lo tanto imposibilitan su aceptación como “miembro
pleno” del “sistema económico mundial” capitalista. Antes por
el contrario y parecía que China no se ha dado cuenta de esto, es un
“enemigo” potencial o real para ese sistema ya que es junto a Rusia
un referente mundial alternativo a las leyes que ha impuesto a todos
los países el capitalismo global y que al beneficiar a los países
industrializados condena a la pobreza y al atraso al resto de los países
del globo.
Como parte de esa
situación de entendimiento en que trascurría el devenir de China,
recibe la sede de los Juegos Olímpicos para el año 2008 donde todos
esperaban que seria la “vitrina” que permitiría mostrar los avances
logrados por ese país, siguiendo una linea político-económica propia
y que le permitió alejarse definitivamente de aquella visión de pobreza
que caracterizó durante tantos años a ese país. Pero algo cambió
en las reglas políticas con que Occidente venia manejando las relaciones
con China y todos los países capitalistas se han lanzado para mostrar
sus verdaderas intenciones con ella, que no son otras que dividirla
y destruirla para impedir que se convierta en el competidor global que
amenace sus intereses e inclusive se convierta en el mediano plazo en
la economía hegemónica a nivel mundial con la consiguiente imposición
de leyes y normas que con un espíritu distinto al capitalismo tradicional,
dictaría ese país.
Es así que súbitamente
se materializa una campaña contra China, que inicialmente comienza
con una supuesta rebelión popular en el Tibet por su independencia
y la cual contó con el respaldo inmediato de los gobiernos capitalistas,
asociando la consiguiente represión de estas manifestaciones como una
“muestra” de la violación de los derechos humanos por el Gobierno
Chino, para continuar con un saboteo internacional al recorrido de la
antorcha olímpica, todo lo cual es organizado por la International
Campaign for Tibet (ICT), con sede en Washington, brazo ejecutor de
las campañas del Dalai Lama y financiada directamente, como es de suponer,
por los Estados Unidos.
Tibet es una provincia
de China, bajo un régimen de autonomía, nunca ha sido considerado
un país independiente, y siempre ha tenido que luchar por mantener
ese estatus, durante el siglo XX ante las apetencias Británicas y de
los Estados Unidos y ahora de los Estados Unidos y de todos los países
imperialistas,
ya que Tibet se
encuentra en el centro de las políticas que están ejecutando
estos países para intentar de perpetuar su dominación, ante el agotamiento
de su potencialidad imperial.
En estas políticas
de dominación están aplicando el mismo recetario ya conocido en otras
regiones del mundo como es el de dividir a sus opositores, como en el
caso de Kosovo, a fin de debilitar su capacidad de confrontación y
facilitar su manipulación. El primer paso en esta estrategia
es crear una imagen negativa del país-objetivo, que en este caso fue
ampliamente logrado, lo que permitiría realizar movilizaciones
contra el país escogido, donde no importa el numero de asistentes sino
que se realicen con cierta regularidad para luego a partir de allí
iniciar un proceso mas amplio de enfrentamientos donde participarían
cada vez mas otro tipo de organizaciones vinculadas a los centros imperialistas
de inteligencia. En este contexto de políticas imperiales, debemos
suponer que a China le espera un reconocimiento por parte de los Estados
Unidos de la Independencia de Tibet y una larga pugna político-estratégica
mundial donde deberá hacer gala de sus mayores habilidades políticas
y diplomáticas para convertir esa posible afrenta en una derrota para
los Estados Unidos.
Para ello considero
que es necesario que China, e igualmente Rusia, tome en cuenta dos elementos
básicos como son por una parte entender que no tendrá una aceptación
“social” por parte del imperialismo mundial a pesar de su
disposición pacifica a relacionarse con otros países, por lo
que tendrá que prepararse para la lucha, una lucha global, donde deberá
consolidar aliados que encuentren razones para unificarse en una
confrontación de este tipo, que amenaza a todos los pueblos del mundo.
Por otra parte considero que deberá aplicar aquello que la mejor estrategia
es el ataque, y los Estados Unidos y el Sistema capitalista también
tienen “eslabones débiles” sobre los cuales puede ir armando
una estrategia que obligue a los Estados Unidos a dividir sus esfuerzos
y por lo tanto a debilitar su ofensiva sobre China.
El Sistema capitalista se encuentra en una crisis cuyas dimensiones no se pueden predecir, pero a diferencia de las crisis anteriores recientes, esta ocurre en el país central, el cual agotará todas las medidas que considere necesaria para salir de ella aun a costa de destruir a pueblos inocentes, como esta haciendo en Irak. Ante esta situación ningún país se encuentra protegido, China inclusive, por lo que no debe esperar comprensión o compasión por parte de unos enemigos que lo ven como la víctima propicia para salir de sus conflictos y acceder sin limitaciones a su inmenso mercado y someterla nuevas formas de domino colonial.
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