Blackwater: el ascenso del ejército mercenario más poderoso del mundo

Jeremy Scahill

Jeremy Scahill

Credito: Agencias

  • El periodista investigador, Jeremy Scahill, conversó con nosotros acerca de su nuevo libro Blackwater: The Rise of the World's Most Powerful Mercenary Army (Blackwater: El ascenso del ejército mercenario más poderoso del mundo). Scahill escribe: “Blackwater es la guardia pretoriana de la elite para la “lucha mundial contra el terror”, con su propia base militar, una flota de 20 aviones y 20 000 contratistas privados listos para entrar en acción. Dirigida por un conservador cristiano multimillonario quien brinda apoyo económico al Presidente Bush y a sus aliados, esta fuerza es capaz de derrocar gobiernos.” Desde Iraq hasta Nueva Orleáns, Blackwater ha seguido recibiendo contratos multimillonarios del gobierno, en su mayoría sin que tenga que rendir cuentas y casi en secreto. [Incluye trascripción no editada]

En un día como hoy hace cuatro años comenzaba la invasión de Estados Unidos contra Iraq. Los cientos de miles de muertos y heridos que vinieron después marcaron otra fecha a finales de este mes que tiene casi la misma importancia: el 31 de marzo de 2004. Cuatro empleados de la compañía privada de seguridad estadounidense, Blackwater USA, son emboscados mientras viajan por el centro de Faluya. Imágenes de sus cuerpos quemados y arrastrados por las calles fueron transmitidas en todo el mundo. Dos de ellos fueron colgados de un puente. Esto es un fragmento del documental de la PBS , “Guerreros a sueldo”, que recuerda ese día.

* "Guerreros a sueldo" – fragmento del documental de la PBS.

El ejército de los Estados Unidos llevó a cabo a continuación el primero de los dos grandes ataques que terminaron destruyendo prácticamente a Faluya y desataron una nueva ola de resistencia iraquí que continúa hasta nuestros días. Mientras tanto, en lugar de frenar la dependencia en los contratistas en Iraq, el gobierno de Bush ha ampliado la privatización de la guerra. Blackwater ha sido uno de los principales beneficiados. Desde Iraq hasta Nueva Orleáns, ha seguido recibiendo contratos multimillonarios del gobierno, en su mayoría sin tener que rendir cuentas y casi en secreto.

Hoy les presentaremos un análisis profundo acerca de Blackwater con el periodista investigador Jeremy Scahill, quien acaba de publicar su primer libro Blackwater: The Rise of the World's Most Powerful Mercenary Army (Blackwater: el ascenso del ejército mercenario más poderoso del mundo). Jeremy es corresponsal de Democracy Now! y escritor asociado de la Fundación Puffin en el Instituto La Nación. Él nos acompaña hoy en el estudio.

* Jeremy Scahill, corresponsal de Democracy Now! y escritor asociado de la Fundación Puffin en el Instituto La Nación es el autor del nuevo libro Blackwater: The Rise of the World's Most Powerful Mercenary Army (Blackwater: El ascenso del ejército mercenario más poderoso del mundo). Se puede obtener más información en Blackwaterbook.com


AMY GOODMAN: En un día como hoy hace cuatro años comenzaba la invasión de Estados Unidos contra Iraq. Los cientos de miles de muertos y heridos que vinieron después marcaron otra fecha a finales de este mes que tiene casi la misma importancia: el 31 de marzo de 2004. Cuatro empleados de la compañía privada de seguridad estadounidense, Blackwater USA, fueron emboscados mientras viajaban por el centro de Faluya. Las imágenes de sus cuerpos quemados y arrastrados por las calles fueron transmitidas en todo el mundo. Dos de ellos fueron colgados de un puente. Esto es un fragmento del documental de la PBS , “Guerreros a sueldo”, que recuerda ese día.

NARRADOR: Según el contrato, Blackwater tenía que suministrar dos vehículos utilitarios con tres guardias por vehículo. En cambio, los hombres salieron a las 8:30 de la mañana con sólo dos hombres por vehículo, en cada uno faltaba el artillero trasero. Escoltaban tres camiones vacíos que iban a recoger algunos equipos de cocina en una base ubicada al oeste de Faluya. Eran vulnerables y era obvio. El comandante responsable de Faluya era el Coronel de la Marina John Toolan.

CORONEL JOHN TOOLAN: Era fácil identificar a los contratistas en la carretera porque todos iban en vehículos utilitarios nuevos, del 2004, con ventanillas oscuras, de modo que era fácil reconocerlos. Y los insurgentes sabían que se trataba de un objetivo relativamente fácil.

NARRADOR: Alrededor de las 9:30 a. m., se encontraban cerca del centro de la ciudad. Los insurgentes los emboscaron por detrás, les dispararon y mataron a los cuatro guardias. Además tomaron su propio video del suceso.

HOMBRE NO IDENTIFICADO: Lo primero que sucedió fue la cámara persiguiendo al vehículo utilitario deportivo (SUV), y chocó directamente contra el automóvil. Fue… Yo sabía que era él por su apariencia, todo, estaba claro como el día. Al menos sé que no lo quemaron vivo. Estaba muerto.

NARRADOR: En el momento en que la prensa llegó, una multitud había prendido fuego a los coches.

CORONEL JOHN TOOLAN: Por desgracia, estaba siendo transmitido por la CNN , y sabíamos que este era un componente clave de la estrategia de los insurgentes: publicar las fotos, hacer que pareciera como si estuvieran ganando. Estaba claro.

AMY GOODMAN: En un fragmento del documental del Frente de Combate, Private Warriors (Guerreros a sueldo) se dice que el ejército de los Estados Unidos respondió con el primero de los dos ataques que destruyeron prácticamente a Faluya y causaron una nueva ola de resistencia iraquí que continúa hasta nuestros días.

Entre tanto, en vez de frenar la filiación con los contratistas en Iraq, el gobierno de Bush ha ampliado la privatización de la guerra. Blackwater ha sido una de las principales beneficiadas. Desde Iraq hasta Nueva Orleáns, ha seguido recibiendo contratos multimillonarios del gobierno, en su mayoría sin tener que rendir cuentas y casi en secreto. Hoy les presentaremos un análisis a fondo sobre Blackwater con el periodista investigador Jeremy Scahill, quien acaba de publicar su primer libro "Blackwater: The Rise of the World's Most Powerful Mercenary Army" (Blackwater: el ascenso del ejército mercenario más poderoso del mundo). Jeremy nos acompañará después de esta pausa.

[Pausa]

AMY GOODMAN: Nuestro invitado, Jeremy Scahill, es corresponsal de Democracy Now! y escritor asociado de la Fundación Puffin en el Instituto La Nación. Su primer libro acaba de salir a la luz. Se titula, "Blackwater: The Rise of the World's Most Powerful Mercenary Army" (Blackwater: el ascenso del ejército mercenario más poderoso del mundo). Bienvenido a Democracy Now!, Jeremy.

Jeremy es corresponsal de Democracy Now!

JEREMY SCAHILL: Gracias, Amy.

AMY GOODMAN: Me alegro de que hayas vuelto.

JEREMY SCAHILL: Gracias.

AMY GOODMAN: Acabamos de ver un fragmento de lo que sucedió en Faluya a finales de marzo de 2004. Descríbenos que pasó y por qué decidiste contarlo en un libro.

JEREMY SCAHILL: Bueno, fui a Iraq por primera vez como reportero de Democracy Now! a fines de 1998, cuando el gobierno de Clinton se estaba preparando para bombardear Iraq y, de hecho, Clinton martirizó a Iraq durante cuatro días en diciembre de 1998. Este fue el primero de los muchos viajes que hice al Iraq de 1998 a 2003, cuando comenzó la ocupación estadounidense. Me pasé bastante tiempo entrando y saliendo de Faluya, una de las ciudades que visité en Iraq.

De hecho, en el verano de 2002, acampé en el desierto muy cerca de Faluya y caminé por el centro de la ciudad. Y recuerdo que en las conversaciones con las personas de allí siempre se hablaba de una matanza. Pero eso fue antes que la guerra en Iraq comenzara oficialmente en 2003. Durante la Guerra del Golfo en 1991, aviones de guerra aliados bombardearon un mercado repleto de personas e hicieron blanco en un complejo residencial y mataron a unos 78 faluyenses. Por eso siempre pensé que ese hecho fue la masacre de Faluya.

Se debe entender que cuando las tropas de los Estados Unidos entraron por primera vez en Bagdad, los habitantes de Faluya se organizaron lo mejor posible y evaluaron los hechos más importantes ocurridos en el país al comienzo de la ocupación. De modo que cuando las tropas estadounidenses llegaron a las inmediaciones de Faluya en abril de 2003, las personas de la ciudad dijeron en esencia al ejército de los Estados Unidos: “Estamos bien. No los necesitamos aquí.” Hubo algunas discusiones con funcionarios locales, y los habitantes de Faluya estaban realmente tratando de organizar sus vidas y de mandar a los niños a la escuela. Eso estaba sucediendo en todo el Iraq. A pesar del hecho de que se estaba produciendo una ocupación, las personas seguían tratando de llevar una vida normal.

Finalmente, los Estados Unidos entraron y tomaron a Faluya por la fuerza. De hecho, tomaron posesión de una escuela primaria llamada Escuela del Líder en abril de 2003, y los iraquíes comenzaron a protestar, lo cual terminó en lo que los habitantes de Faluya recuerdan como una masacre. Cerca de una decena de personas murieron y 20 resultaron heridas en una noche mientras el pueblo protestaba. Esto desencadenó una serie de conflictos entre la población de Faluya y el ejército estadounidense, en los cuales murieron muchos soldados estadounidenses y también muchas personas de Faluya.

Y luego otro acontecimiento tuvo lugar antes de la emboscada en Faluya a los contratistas de Blackwater. El 22 de marzo, el ejército israelí asesinó al jeque Ahmed Yassin, clérigo postrado en una silla de ruedas, mientras salía de sus oraciones matutinas: lo mataron a él y a cerca de una decena de personas de su séquito. En Faluya hubo una protesta masiva contra ese hecho. Ya el pueblo creía que los israelíes estaban trabajando junto a los estadounidenses durante la ocupación de Iraq. Ese fue el contexto que condujo a la emboscada de Faluya, y casi nunca se menciona.

Las personas en Faluya –y pienso que con razón– estaban muy indignadas por el trato que estaban recibiendo de los Estados Unidos y sus aliados y vieron este tipo de relación entre los Estados Unidos e Israel como una unión para conquistar el Oriente Medio y de seguro al Iraq. De hecho, muchas personas en Iraq pensaban que los contratistas militares privados, como Blackwater, pertenecían a la CIA o al Mossad. Así que es muy probable que cuando estos hombres entraron en Faluya esa mañana, las personas pensaron que estaban atacando a un convoy de la CIA o del Mossad.

AMY GOODMAN: Y entonces, cuatro –estaba a punto de decir soldados, pero no lo eran— cuatro personas, cuatro contratistas militares, murieron, arrastrados brutalmente por las calles de Faluya y luego fueron colgados. Cuéntanos quiénes eran.

JEREMY SCAHILL: Bueno, todos esos hombres eran veteranos de las Fuerzas Especiales. Scott Helvenston fue uno de los primeros jóvenes que prestaron servicios en las Fuerzas Especiales de la Marina de los Estados Unidos. Se hizo entrenador de las Fuerzas Especiales de la Marina estadounidense y sirvió en estas fuerzas durante doce años y fue un atleta de categoría mundial. Creo que ganó una medalla de oro y otras varias medallas en competencias internacionales. Jerry Zovko también había servido en las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos. Mike Teague era un veterano de varias guerras estadounidenses, incluida Afganistán, y era un soldado había recibido altas condecoraciones. Y Wes Batalona era soldado de las tropas de asalto del ejército de los Estados Unidos y había servido en Somalia. Así que todos eran veteranos de las Fuerzas Especiales. Todos ellos pensaban que eran estadounidenses patriotas.

Como usted sabe, he llegado a conocer a sus familias muy bien durante estos años. Todos creían que sus seres queridos estaban haciendo lo que habían hecho siempre, servir a su país. El hecho de que estuvieran trabajando para Blackwater no era diferente de servir en las Fuerzas Especiales de la Marina. Todos pensaban que sus seres queridos habían ido a allí para proteger a Paul Bremen porque eso era lo que Blackwater estaba haciendo en Iraq en aquel momento. No creo que ninguno de los familiares supiera que sus seres queridos murieron cuando estaban escoltando camiones de carga vacíos que iban a buscar equipos de cocina.

AMY GOODMAN: Y por eso han presentado demandas.

JEREMY SCAHILL: Después que estos hombres murieron, no creo que alguna de las familias hiciera algo en contra de Blackwater, y creo que hicieron lo que hubiera hecho cualquiera. Comenzaron a llamar a la compañía y a preguntar: “¿Qué sucedió? ¿Qué estaban haciendo en Faluya? ¿Por qué estaban escoltando esos camiones? ¿Por qué había sólo dos hombres en cada vehículo ese día? ¿Por qué los vehículos no estaban blindados?” Y en vez de obtener respuestas, las familias dicen que se encontraron con las evasivas de Blackwater.

Entonces, Blackwater embarca en un avión a estas familias en octubre de 2004, varios meses después de la emboscada. Los familiares dijeron que mientras estuvieron en las instalaciones de Blackwater en Moyock, Carolina del Norte, se sintieron como si estuvieran siendo vigilados, que los funcionarios de la compañía trataban de que no hablaran sobre el incidente. Realmente tuvieron la impresión de que Blackwater no quería que hablaran entre ellos. Se realizó un recuento del hecho a la memoria de sus seres queridos, y también estuvieron presentes otras personas que habían perdido a sus seres queridos en Iraq, aunque también hubo un momento en que los familiares hicieron preguntas acerca de lo que había sucedido.

Donna Zovko, madre de Jerry Zovko, su hijo y su esposo se reunieron con los ejecutivos de Blackwater y dice que pidió ver el informe sobre la emboscada y que le devolvieran las pertenencias de su hijo. Cuenta que un representante de la compañía se levantó de la mesa y dijo que “ese es un documento clasificado y tendrán que demandarnos para obtenerlo”. Las familias se conocieron en los meses subsiguientes. Katy Helvenston, madre de Scott Helvenston, y Donna Zovko en realidad las encabezaron en cierto modo. En enero de 2005, esas cuatro familias presentaron una primera demanda por homicidio culposo contra Blackwater, planteando que la compañía había defraudado a sus seres queridos al no proporcionarles las salvaguardas establecidas en el contrato para realizar la misión ese día. Y sí, ellos habían firmado contratos que decían que no responsabilizarían a Blackwater en caso de que murieran o resultaran heridos. Pero las familias alegaron que los contratos quedaron sin validez y nulos en el momento que Blackwater los envió sin la debida preparación a esa misión.

AMY GOODMAN: Esa es una de las demandas contra esta compañía, Blackwater. Háblanos de esta compañía, quién la fundó, cuán grande es.

JEREMY SCAHILL: Blackwater fue fundada – en realidad fue registrada a finales de 1996 y comenzó a operar en 1997. Al principio se trataba de un terreno de 20 kilómetros cuadrados cerca del pantano Gran Dismal en Carolina del Norte y la fortuna personal de su fundador, Erik Prince. Se cree que es, si no el más rico, una de las personas más ricas que haya servido en la élite de las Fuerzas Especiales de la Marina de los Estados Unidos.

Quizás deberíamos hablar un momento acerca de quién es él y sus antecedentes, porque está completamente relacionado con el éxito de la compañía. Erik Prince proviene de una dinastía cristiana de derecha muy adinerada de la ciudad de Holland, Michigan. Su padre se llamaba Edgar Prince, quien era una especie de capitalista que salió adelante sin ayuda alguna. Construyó un imperio denominado Prince Manufacturing Corp. que fabricaba piezas de autos para la industria automovilística. Y, de hecho, el motivo por el que tal vez se conozca mejor a la compañía es la creación de la visera contra el sol presente hoy en casi todos los autos. Así que cuando usted baja la visera en su automóvil y se enciende la luz, esa es una invención de la familia Prince. Fue un negocio muy rentable.

Así, el joven Erik Prince creció en esta atmósfera embriagadora que mezclaba una especie de evangelio del mercado libre con el evangelio cristiano. Sus familiares eran estrictos calvinistas. Y Erik Prince entró en la política desde muy joven y vio como su padre usó su compañía como una máquina para generar dinero con el fin de apoyar el ascenso de lo que hoy conocemos como la derecha religiosa en este país, así como la Revolución Republicana de 1994. Su padre dio el dinero inicial a Gary Bauer para fundar el Consejo de Investigación de la Familia. El joven Erik Prince estuvo en el primer grupo de pasantes que sirvieron en el Consejo de Investigación de la Familia. Dieron un importante apoyo financiero a James Dobson y a su grupo Atención a la Familia , que es en la actualidad algo así como la más importante red organizadora evangélica en este país, los “guerreros de la oración”.

Y lo interesante es que la hermana de Erik Prince, Betsy, se casó y entró a otra poderosa familia de Michigan, tal vez el financista más importante de la Revolución Republicana : la Amway Corporation de Dick DeVos. La hermana de Erik Prince se casó con Dick DeVos, heredero de la fortuna de Amway. Y Amway era una compañía que vendía productos para el servicio doméstico y de cierto modo fue acusada de llevar a cabo la operación como si fuera un culto y de utilizar a sus vendedores no sólo para vender sus productos, sino también para vender su programa político, el ascenso de la derecha cristiana y la Revolución Republicana. Y así, este matrimonio entre estas dos familias es como la típica fusión de las familias monárquicas en la antigua Europa.

Erik Prince creció en esta atmósfera, en la que su familia fue un verdadero actor de poder en lo que sería la Revolución Republicana de 1994. Hizo la pasantía en la Casa Blanca de George H. W. Bush, pero se quejó de que no era suficientemente conservadora para su gusto en temas relacionados con los homosexuales, el presupuesto ajustado, el medio ambiente. También trabajó como pasante con el congresista conservador de California, Dana Rohrabacher, hombre que, después de abandonar el equipo de Reagan donde era asesor y escritor de discursos, se fue a Afganistán junto con los muyahidines antes de comenzar su período de mandato en el Congreso. De modo que Erik Prince…

AMY GOODMAN: A combatir contra los soviéticos.

JEREMY SCAHILL: A combatir contra los soviéticos, y él – usted sabe, alardeó de haber ido allá para estar junto a los combatientes por la libertad, los mismos combatientes por la libertad que ahora han declarado la guerra al gobierno de Bush y, ya sabe, el gobierno de Bush dice estar en medio de la llamada guerra contra el terrorismo. Esos fueron los inicios del joven Erik Prince.

Y luego fue a unirse a las Fuerzas Especiales de la Marina de los Estados Unidos. No creo que haya querido abandonar a las Fuerzas Especiales de la Marina , pero su padre falleció en 1995, y su esposa tenía cáncer, y ya no era una opción ser soldado de las Fuerzas Especiales de la Marina. Prince había estado en Bosnia. Había estado en Haití. Había servido en el Mediterráneo. De modo que volvió a casa a mediados de los años noventa para ayudar a la familia a ordenar sus asuntos y también cuidar de su esposa enferma.

Y la familia terminó, después de mucha deliberación, por vender Prince Manufacturing por poco menos de 1 500 millones de dólares en efectivo, y Erik Prince utilizó su experiencia política, su compromiso religioso y la experiencia adquirida observando cómo su padre se convirtió en un importante manipulador de la política y los negocios, y abrió Blackwater. Formó un equipo con otros ex soldados de las Fuerzas Especiales, y Blackwater fue fundada sobre la base del principio de anticipar la acelerada subcontratación por el gobierno del entrenamiento y la capacitación relacionada con armas de fuego; así es como comienza Blackwater. Supuestamente iba a ser algo así como un paraíso/centro de entrenamiento para deportistas en los páramos de Carolina del Norte.

AMY GOODMAN: Comienza su libro hablando sobre un discurso de Donald Rumsfeld el día antes de los ataques del 11 de Septiembre.

JEREMY SCAHILL: Correcto. El 10 de septiembre de 2001, Donald Rumsfeld hizo uno de sus primeros discursos importantes como Secretario de Defensa, y ante él se encontraba presente el grupo de ejecutivos empresariales que había elegido el gobierno de Bush para que formaran el máximo liderazgo civil en el Pentágono. Había una mezcla de gentes en el Pentágono. De una parte, estaba la gente del sector empresarial, de todos los fabricantes de armas y productos para la defensa, y luego también estaban los ideólogos neoconservadores, personas como Paul Wolfowitz. Así, Rumsfeld hizo un discurso en el que literalmente declaró la guerra a la burocracia del Pentágono. Dijo: “No he venido a destruir el Pentágono, sino a liberarlo. Tenemos que salvarlo de sí mismo.”

Y luego, literalmente al día siguiente, el Pentágono sería atacado. Pero la visión que Rumsfeld describió ese día sería conocida como la Doctrina Rumsfeld , donde se utiliza la alta tecnología, fuerzas organizadas en pequeñas unidades y ya se aprecia un uso creciente y acelerado de contratistas privados para librar las guerras. En el centro de la Doctrina Rumsfeld también estaba el cambio de régimen en naciones estratégicas centrales. Tanto Rumsfeld como Cheney habían firmado el Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense, que preveía un nuevo Pearl Harbor como acelerador del programa, el programa neoconservador. Y, de hecho, el día después que Rumsfeld presentó ese plan, el Pentágono fue atacado, y de repente el mundo se convirtió en un lienzo en blanco en el que Rumsfeld, Cheney y Bush podían pintar su visión.

AMY GOODMAN: Jeremy Scahill, usted dedica todo un capítulo a otro funcionario de Blackwater, Cofer Black.

JEREMY SCAHILL: Correcto. Quiero decir, en Blackwater todo está completamente arreglado. Todo está completamente arreglado a favor de Blackwater. En estos precisos instantes tienen a varios ex altos funcionarios del gobierno de Bush, y no del gobierno de Reagan, sino del actual gobierno de Bush.

Entre los más destacados, está J. Cofer Black, tal vez el mayor manipulador del poder en el arsenal de Blackwater, quien es veterano de treinta años de la Agencia Central de Inteligencia, comenzó su carrera en los años setenta en África, cuando los Estados Unidos --bueno, algunos dirían que apoyaba el régimen del apartheid, otros dirían que no hizo nada por detenerlo. Cofer Black fue uno de los personajes clave de la CIA en África durante los años setenta y ochenta. Y llegó a Sudán a principios del decenio de 1990 con cobertura diplomática. Estuvo allí como una especie de diplomático, pero en realidad era de la CIA.

Y mientras Black estuvo allí, un joven multimillonario saudí llamado Osama bin Laden estaba construyendo su red internacional. Para cuando Black abandonó el Sudán unos años después, la CIA se refería a ella como la Fundación Ford del Terrorismo Islámico. Así, Cofer Black y Osama bin Laden operaron simultáneamente en Jartum, Sudán, en los años noventa. Y hubo un momento en que existió un complot para matar a Cofer Black, una vez que el grupo de bin Laden supo que en realidad era de la CIA. Y así, se estuvieron vigilando mutuamente. Uno de los operativos de Black en Sudán estuvo conspirando para asesinar a bin Laden y lanzar su cuerpo por la verja de la embajada iraní para que pareciera que los iraníes habían matado a bin Laden. Pero en ese momento, a bin Laden no lo consideraban un peje gordo. El peje gordo en Sudán era Carlos el Chacal, el famoso terrorista internacional. Y así, Cofer Black se destacó en los años noventa, no por algo relacionado con Osama bin Laden, sino por el hecho de que fue visto como el hombre que capturó a Carlos el Chacal.

Luego Black salió de allí para prestar servicios en América Latina, y justo antes del 11 de Septiembre fue elegido para dirigir el centro de contraterrorismo de la CIA. Cuando ocurrieron los ataques del 11 de Septiembre, Cofer Black fue llamado a la Sala de Situación en la Casa Blanca , el 13 de septiembre de 2001, para que presentara al Presidente Bush el plan de la CIA para perseguir a bin Laden. Se dice que estuvo lanzando papeles sobre el piso mientras describía cómo iban a introducir las Fuerzas Especiales en Afganistán. Dijo al Presidente Bush que traería la cabeza de Osama bin Laden en una caja con hielo seco. Y en realidad esas fueron las órdenes que dio a sus operativos de la CIA que entraron en Afganistán formando parte del equipo Jawbreaker [rompe mandíbulas] después del 11 de Septiembre. Uno de ellos dijo a Cofer Black: “No sé cómo vamos a resolver lo del hielo seco, pero de seguro podremos conseguir una caja de cartón.”

Cofer Black se hizo famoso en el gobierno como el hombre del mosquero en los ojos, porque hablaba en esa especie de términos mesiánicos sobre la misión que estaban a punto de emprender y decía: “Cuando hayamos terminado con ellos, tendrán un mosquerío en los ojos”. Dijo a los diplomáticos rusos: “Vamos a clavar sus cabezas con lanzas en el campo.” Este es el sujeto que después del 11 de Septiembre realmente aceleró el uso de las prestaciones extraordinarias, la captura de personas, colocándoles capuchas, poniéndoles pañales, enviándolas en esos largos viajes a terceros países donde les hacían todas las preguntas suministradas por interrogadores estadounidenses y donde son torturados, humillados y quebrantados – personas como Maher Arar, de quien has hablado ampliamente en este programa.

AMY GOODMAN: Ahora Cofer Black es parte de un nuevo intento de Blackwater, una nueva compañía llamada Total Intelligence Solutions.

JEREMY SCAHILL: Así es. En realidad, esta es la nueva generación de privatizaciones, es la privatización de los servicios de inteligencia. Ellos están comercializando sus servicios a las 500 compañías de la revista Fortune. Y no es sólo Cofer Black. Hay otro hombre de la CIA que fue a trabajar a Blackwater, Robert Richer, quien fue subdirector de Operaciones en la CIA. Ellos dos son algo así como los pioneros en esta nueva iniciativa.

Pero en realidad el hombre detrás de todo esto es Erik Prince, el jefe de Blackwater. Él ha adquirido rápidamente, por ejemplo, un centro de pensamiento, el Centro de Investigación del Terrorismo, y otras entidades de la inteligencia y las está improvisando. En la actualidad, la gran ofensiva de Blackwater es para conseguir contratos empresariales, además de los del gobierno. De manera que es parte de este programa de privatización radical. Y tener al frente de esto a un hombre que dijo al Congreso de manera abierta: “Hubo un antes y un después del 11 de Septiembre, y después del 11 de Septiembre se acabaron los paños tibios.” Este es el hombre que dirige en esencia el programa de prestaciones extraordinarias y que ahora trabaja como vicepresidente de Blackwater y está comenzando a operar su propia compañía de servicios de inteligencia.

Blackwater posee una flota con más de veinte aviones, muchos de ellos son del tipo que se usa en las prestaciones extraordinarias. Actualmente, no tenemos ninguna evidencia directa que sugiera que Blackwater haya usado sus aviones con esos fines, pero el tipo de aviones que ellos poseen y los patrones de vuelo que ellos practican son muy similares a los que se ha documentado que se han usado en prestaciones extraordinarias. Esto da pie a muchas preguntas serias de hasta qué punto estará involucrado Blackwater.

AMY GOODMAN: Cuando regresemos después de la pausa, le estaré preguntado bajo qué leyes operan estos mercenarios de Blackwater, como usted los llama. Estamos conversando con Jeremy Scahill. Él es el autor de un nuevo libro, Blackwater. Sigan con nosotros.

(Pausa)

AMY GOODMAN: Estamos conversando con Jeremy Scahill. Él es corresponsal de Democracy Now! y escritor asociado de la Fundación Puffin en el Instituto La Nación. Él ha escrito su primer libro titulado Blackwater: The Rise of the World's Most Powerful Mercenary Army (Blackwater: El ascenso del ejército mercenario más poderoso del mundo) .

Jeremy, como hablamos, su libro está en el segundo lugar de la lista de Amazon de los libros de no ficción más vendidos. Esto parece ser un problema, quizás para Blackwater. ¿Usted tiene un sitio Web llamado blackwaterbook.com?

JEREMY SCAHILL: Sí.

AMY GOODMAN: ¿Qué ha pasado con tu sitio?

JEREMY SCAHILL: Bueno, de hecho recibí una carta de los abogados de Blackwater, bueno, de uno de ellos. Blackwater tiene un ejército de abogados. El abogado en cuestión es Ken Starr, el mismo que encabezó la acusación contra el Presidente Clinton. Su anterior abogado fue Fred Fielding, quien ahora es el abogado de la Casa Blanca del Presidente Bush, el que lo está defendiendo en el escándalo de la purga de fiscales. De manera que tienen poderosos bufetes de abogados, hay muchos bufetes trabajando para ellos. Recibí una carta de su bufete de abogados donde me dicen que ellos respetan mis derechos de la Primera Enmienda para criticar a Blackwater, pero que retire mi sitio Web. Me dijeron que estaba violando la Ley Lanham referente a la competencia empresarial y las marcas comerciales. Son tácticas intimidatorias. No vamos a retirar el sitio Web. El sitio va a seguir en Internet.

AMY GOODMAN: Hablemos ahora de las demandas judiciales contra Blackwater. Uno de los pleitos fue presentado por los familiares de los hombres que murieron en Faluya. El otro es por lo de Afganistán. ¿Qué ocurrió en Afganistán?

JEREMY SCAHILL: Correcto. Esta demanda judicial está relacionada con el accidente de un avión ocurrido en Afganistán, en noviembre de 2004. Esto nos habla del alcance que tiene Blackwater. Ya he hablado antes de la división de aviación que tiene Blackwater; ellos tienen un contrato en Afganistán para prestar servicios de trasbordo al ejército estadounidense. Blackwater transporta personal a Afganistán, y en algunos casos transporta soldados en servicio activo de un lugar a otro dentro de Afganistán. También transportan provisiones y equipamiento y otras cosas.

En noviembre de 2004, Blackwater estaba empleando un avión para transportar un grupo de soldados estadounidenses. Estaban sobrevolando una cordillera. Nosotros pudimos conseguir las transcripciones de la información grabada en la cabina de mando y parece que los pilotos estaban fastidiando y diciendo cosas como “Eres un combatiente del bando X de la Guerra de las Galaxias ”; estaban bromeando entre ellos. Y el avión se estrelló en una ladera de la montaña. Lo que diferencia este caso del de Faluya es que murieron soldados estadounidenses en servicio activo, entre ellos un alto oficial del ejército. Por eso, las familias de los soldados que fallecieron en el accidente, no las de los contratistas de Blackwater, están demandando a Blackwater. Este podría ser un caso que siente precedentes.

En sus reuniones informativas sobre asuntos jurídicos, Blackwater ha argumentado que no puede ser demandado en los tribunales civiles porque ellos tienen la misma inmunidad que los militares en los litigios civiles dentro de los Estados Unidos. Y los motivos que tiene Blackwater para decir esto, o uno de los motivos principales, es que en febrero de 2006 Donald Rumsfeld clasificó a los contratistas como parte oficial de la fuerza total estadounidense y los hizo parte integrante de la maquinaria de guerra de los Estados Unidos. De modo que Blackwater retomó la designación que hizo Rumsfeld de su compañía como parte oficial de la fuerza total de los Estados Unidos y dijo: “Esto quiere decir que somos parte del ejército de los Estados Unidos y no nos pueden demandar.” Al mismo tiempo, Blackwater ha estado desde el 2004 cabildeando para que no apliquen a sus fuerzas el Código Uniforme de Justicia Militar, conocido comúnmente como el sistema de cortes marciales. Blackwater está queriendo decir básicamente: “Estamos por encima de la ley. No nos pueden juzgar en tribunales militares ni nos pueden procesar en los tribunales civiles.”

AMY GOODMAN: ¿Cuáles son las leyes que los congresistas y senadores están tratando de aprobar ahora?

JEREMY SCAHILL: Bueno, es interesante, porque una de las razones por las que el gobierno del Presidente Bush usa compañías como Blackwater es la extraordinaria cobertura política que brinda. Sabemos que por lo menos 780 contratistas han sido asesinados en Iraq. Pienso que en realidad la cifra puede ser mucho mayor, pero las familias de esas personas se han acogido a los beneficios por causa de muerte que brinda el programa de seguro federal para los contratistas.

AMY GOODMAN: ¿Lo que querría decir, a propósito, que son más de 4 000 los estadounidenses que han muerto en Iraq?

JEREMY SCAHILL: Son 4 000, sí. Aunque de los 780, no todos eran estadounidenses, pero estaban trabajando para compañías estadounidenses o en nombre de estas. No obstante, repito, estas son sólo las personas que tienen derecho a recibir los beneficios federales por causa de muerte en los Estados Unidos. Más de 7 600 de ellos han sido heridos en Iraq. Hay cien mil contratistas privados en Iraq. Sabemos por la Oficina de Contabilidad del Gobierno que las empresas militares privadas y las compañías mercenarias que operan en Iraq tienen 48 mil empleados allí. Hay registradas 180 empresas diferentes operando en Iraq y Blackwater es algo así como la líder de la industria. Y operan en un clima de total impunidad. No existe una ley efectiva que gobierne a esas fuerzas mercenarias en Iraq.

Técnicamente hablando, la ley se llama algo así como Ley Militar de Jurisdicción Extraterritorial --un trabalenguas-- que se aprobó en el 2000 y que establece que cualquiera, cualquier contratista que trabaje o acompañe a las fuerzas armadas será sometido a juicio bajo las leyes de los Estados Unidos por los delitos cometidos en el campo de batalla. Ahora, uno de los fallos de esa ley --tiene un fallo mucho mayor que explicaré en un segundo-- uno de sus mayores fallos es que Blackwater, por ejemplo, no está trabajando para el ejército, sino que tiene un contrato del Departamento de Estado para operar en Iraq. Por tanto, ellos no están trabajando bajo las órdenes del Departamento de Defensa, técnicamente hablando, por lo que pueden decir que no están sujetos a esa ley. Sólo el Departamento de Estado ha pagado 750 millones de dólares a Blackwater desde junio de 2004. Y ese es sólo uno de los contratos de Blackwater.

Lo que está pasando ahora es que el Representante Demócrata David Price, quien representa Carolina del Norte, el estado donde está ubicada la sede de Blackwater, está promoviendo una legislación para ampliar la ley, a la que hice referencia antes, para incluir a todos los contratistas, lo que incluiría a Blackwater.

Pero el problema principal no es lo bien que se ve en el papel. El problema mayor es que ahora hay 100 mil efectivos privados operando en Iraq, ¿quién va a hacer las investigaciones? Porque según esta ley, eso le correspondería a los fiscales de los Estados Unidos. ¿Va a viajar un fiscal de los Estados Unidos de Virginia a Baquba? ¿Quién los va a proteger? ¿Y quién va a entrevistar a las víctimas iraquíes? ¿Y cómo funcionaría todo esto? Cuando le pregunté al representante David Price, él me dijo: “Bueno, es una buena pregunta. No he dicho que fuera sencillo.” Pero el hecho es que la industria mercenaria aprueba esta legislación porque no es aplicable. Por tanto, se ve bien en el papel. Los mercenarios pueden pararse frente al Congreso y decir: “Bueno, tenemos esta ley. No nos pueden procesar.” En realidad sólo una persona ha sido acusada, un solo contratista ha sido acusado en todos estos años de ocupación en Iraq y ni siquiera era un contratista de las fuerzas armadas.

AMY GOODMAN: ¿Y las demás leyes que los congresistas y senadores están tratando de aprobar?

JEREMY SCAHILL: Algo muy interesante ocurrió a finales del año pasado. El senador conservador por Carolina del Sur, Lindsey Graham, quien fue abogado de la Fuerza Aérea y en la actualidad es abogado reservista de esa fuerza, introdujo algunos cambios en la autorización de la defensa de 2007 que el Presidente Bush promulgó como ley y que dice que los contratistas estarían bajo la jurisdicción del Código Uniforme de Justicia Militar (UCMJ, sigla en inglés), el sistema de cortes marciales. Se volvieron locos. Y es en realidad un ejemplo donde…

AMY GOODMAN: La promulgaron.

JEREMY SCAHILL: Si, la aprobaron. Bush la firmó para que se convirtiera en ley. Por eso ahora, Barack Obama, por ejemplo, está promoviendo una legislación radical que también procura ampliar los procesos nacionales contra los contratistas en el campo de batalla, pero también exige al Pentágono que aclare cómo va a poner en práctica el cambio introducido por Lindsey Graham. Porque en este preciso momento las leyes del país dicen que los contratistas pueden ser juzgados por el sistema de cortes marciales. Creo que vamos a presenciar cambios constitucionales profundos que van a durar años. Quiero decir, los contratistas vinieron para quedarse. Quiero decir que no van a ninguna parte. Sólo estarán en ascenso con la repentina salida de algunas tropas británicas.

AMY GOODMAN: Jeremy Scahill, ¿quién es el hombre de Blackwater en América Latina?

JEREMY SCAHILL: El hombre de Blackwater en América… bueno él ya no es el hombre de Blackwater en América Latina, pero es el que ha estado trabajando para ellos en América Latina, es un tipo llamado José Miguel Pizarro. Tiene doble ciudadanía, estadounidense y chilena. Y yo logré que se dejara grabar para mí y lo entrevisté durante varias horas. El señor Pizarro nació en el Chile de Pinochet y su sueño era servir en el ejército chileno. Él es un gran defensor de Augusto Pinochet y de su historia. Él dice que el vivió diecisiete años bajo el gobierno militar y que nunca vio ninguna dictadura y, ya usted sabe, cosas por el estilo. En mi libro explico en detalles el fanatismo que siente por Pinochet.

Él llegó a realizar sus sueños. Sirvió en el ejército chileno y su condición de bilingüe y ciudadano de los Estados Unidos le permitió conocer a militares del ejército de los Estados Unidos, a quienes realmente admiraba y tomaba como ejemplo. De manera que abandonó el ejército chileno, se unió al ejército estadounidense y trabajó como traductor para el Comando del Sur estadounidense. Viajó por toda América Latina y conoció a todos esos oficiales del ejército.

Y después, en 1999, Pizarro ofreció sus servicios a General Dynamics, principalmente en la comercialización de los productos militares de General Dynamics para los gobiernos latinoamericanos. Tuvo tanto éxito en lo que hacía que en 2001 dejó General Dynamics y creó su propia consultoría; se presentó a todos los agregados militares de las naciones latinoamericanas y comenzó a venderles lo que el llamaba “el negocio de la inteligencia.” Él dice: “Yo no era un vendedor de armas.” De manera que lo que Pizarro haría era reunirse con los agregados militares de casi todos los países latinoamericanos y decirles: “Puedo ponerlo en contacto con personas que pueden abastecer su ejército con equipo y armas nuevas, etc.” Lo que estaba haciendo entonces era viajar y hacer de intermediario entre los fabricantes de armas en los Estados Unidos y los gobiernos latinoamericanos. Y desarrolló la operación con mucho éxito.

Cuando la guerra en Iraq comenzó en 2003, Pizarro fue contratado por la CNN en Español como comentarista de guerra. Allí trabó amistad con Wesley Clark. Él decía que iba a la cafetería –él y Clark estaban radicados en Atlanta-- y si él no sabía que decir sobre algún tema en específico, le preguntaba a Wesley Clark: “¿Qué debo decir sobre esto?” Y el general Clark le decía: “Bueno, José, te diré que…” y entonces Pizarro decía en español exactamente lo que Clark le había dicho en inglés. Así que Pizarro estaba trabajando, aún estaba haciendo consultoría militar.

Conoció a una representante de Blackwater, a quien describió como una mujer atractiva, en una feria comercial en 2003. Él se acercó a ella. En realidad, él nunca había oído hablar de Blackwater antes. Su idea inicial era ayudar a Blackwater a vender sus sistemas de objetivos en América Latina, como había estado haciendo para todas las demás compañías. Terminó yendo al complejo Blackwater. Para él fue como ir a un estudio cinematográfico, a una base militar privada. Estaba completamente anonadado por la propiedad de 7,000 acres situada en Moyock, Carolina del Norte. Hablaba de eso como un niño que ve su primera película en la gran pantalla.

Y de inmediato tuvo la idea de que “no voy a vender los sistemas de objetivo de Blackwater, les voy a conseguir soldados chilenos.” Y empezó a cabildear con los funcionarios de Blackwater, y les decía que los soldados chilenos estaban bien entrenados, que usaban el sistema estadounidense, y que tenían excelentes tropas especiales. Es obvio que estaba hablando del ejército creado con el apoyo de los Estados Unidos en el Chile de Pinochet, en ese régimen brutal y asesino. El presidente de Blackwater, Gary Jackson, según cuenta Pizarro, no estaba completamente de acuerdo con la idea. Tomó semanas y meses para que se llegara a una propuesta real.

Pizarro consiguió reunirse con Erik Prince. Él entra en la reunión y le dice, “Sr. Prince, me gustaría que me dedicara cinco minutos de su tiempo.” Prince, dice Pizarro, le dijo “Tienes tres minutos.” Resulta ser que, según Pizarro, Erik Prince había servido en las Tropas Especiales de la Marina en Chile y tenía un gran respeto por el ejército chileno. En esencia, Prince le dijo a Pizarro: “Si me puedes conseguir aunque sea uno de las tropas especiales de la Marina chilena, será suficiente para mí. Así que adelante, ve allá y junta a tu gente. Llámame cuando estés listo. ”

Pizarro fue a Chile y comenzó a hablar con ex-militares, etc. Puso un anuncio en el periódico y recibió un gran número de solicitudes de ex-miembros de las fuerzas especiales chilenas. Establecieron un campamento donde comenzaron a evaluar. Pizarro cuenta que “No estábamos entrenando. Estábamos evaluando soldados.” Y usaban rifles de juguete, etc., en el campo chileno.

Para no alargar el cuento, Blackwater envió evaluadores. Tres evaluadores fueron a Chile en noviembre de 2003 a inspeccionar las tropas de Pizarro. En febrero de 2004, Pizarro estaba de vuelta en Moyock, Carolina del Norte, con su primer grupo de chilenos. Y dice que envió alrededor de 750 soldados chilenos a Blackwater y a otras compañías militares privadas que operaban en Iraq. Ellos fueron los primeros soldados extranjeros que Blackwater admitió que contrataba. Gary Jackson, quien al principio se oponía, cuando sus chilenos ya estaban en Iraq, dijo: “Registramos hasta el fin del mundo buscando profesionales y los chilenos encajan muy bien en el sistema de Blackwater.”

AMY GOODMAN: ¿Otros extranjeros trabajan en estos momentos para Blackwater?

JEREMY SCAHILL: Bueno, hubo tremendo escándalo hace unos meses atrás. Blackwater había contratado soldados colombianos, pero solo les estaban pagando $34 al día. Así que los colombianos contratados por Blackwater y llevados a Iraq protagonizaron una serie de protestas en el complejo de Blackwater y exigieron que se les pagara lo mismo que a los demás.

AMY GOODMAN: También escribiste que Blackwater tiene a su cargo soldados estadounidenses. Sólo nos queda un minuto, pero háblanos de Najaf.

JEREMY SCAHILL: Uno de los incidentes más perturbadores que ha ocurrido en Iraq con mercenarios tuvo lugar el 4 de abril de 2004. Los soldados de Muqtada al-Sadr del Ejército Mahdi habían realizado un levantamiento porque Paul Bremen había ordenado el arresto de uno de los segundos al mando, y la protesta fue tan masiva que llegó a la ciudad de Najaf. Blackwater estaba custodiando la oficina de la ocupación en Najaf. Allí también tenían algunos soldados salvadoreños, miembros de la Coalición de los Dispuestos, y algunos marines estadounidenses en servicio activo.

Uno de esos marines, el Cabo Lonnie Young – tengo la versión oficial de los marines de ese día. Mientras transcurría la protesta, Lonnie Young, este marine en servicio activo, tenía su arma apuntando hacia un hombre que se encontraba en medio de la multitud y que según él, llevaba un fusil AK-47. Él estaba pensando: “Tengo que pedir orden para disparar,” pero no había ningún oficial al mando en los alrededores. Por lo que le pidió permiso a Blackwater para comenzar a disparar. Él dijo: “Señor, tengo un objetivo, si me da permiso.” Y dice él que Blackwater le dio la orden.

Entonces Blackwater se puso al mando de un marine en servicio activo de la Marina de los Estados Unidos en un combate que las fuerzas de Muqtada al-Sadr recuerdan como una masacre el 4 de abril de 2004. Los hombres de Blackwater lo llaman su Álamo. Aún está por definir cuántas personas murieron ese día, pero ellos vaciaron los cargadores tantas veces, los de Blackwater y el marine, que tenían que dejar de disparar cada quince minutos para dejar que las armas se enfriaran. Lonnie Young, el marine, dice que cientos de personas fueron asesinadas en ese día. El gobierno de los Estados Unidos diría que hubo alrededor de veinte o treinta.

AMY GOODMAN: Volvamos a los Estados Unidos, a Nueva Orleáns.

JEREMY SCAHILL: Blackwater se presentó en Nueva Orleáns sin ningún contrato justo después del azote del huracán Katrina, se adelantaron a la mayoría de las agencias federales, y a los pocos días fueron contratados por el Departamento de Seguridad de la Patria. Blackwater les pagaba a sus hombres, ellos me dijeron, $350 al día. Al gobierno federal le cobraban $950 al día por cada uno de sus hombres. Hubo un momento, en que Blackwater tenía 600 hombres desde Texas hasta Mississipi a lo largo de la franja del Golfo. Blackwater estaba recibiendo a veces hasta 240 mil dólares diarios.

En un acto de cinismo extraordinario, Blackwater organizó una recaudación de fondos para el huracán Katrina en noviembre de 2005. Paul Bremen era el orador principal. Recaudaron un total de 138 mil dólares y se los dieron a la Cruz Roja. Yo no vi a la Cruz Roja por todo aquello cuando estuve allí después del paso del huracán Katrina. Pero lo que quiero decir es que ellos donaron 138 mil dólares, pero estaban recibiendo 240 mil al día.

AMY GOODMAN: Jeremy, se nos acabó el tiempo por hoy, pero quisiera que volvieras mañana y te unieras a Naomi Klein, quien va a estar aquí mañana. Mañana en la noche, Naomi y tú van a tener un debate, yo seré la moderadora, en la Sociedad de Cultura Ética aquí en Nueva York, sobre tu primer libro Blackwater: El ascenso del ejército mercenario más poderoso del mundo. Y felicitaciones por este magnífico trabajo de investigación. Mañana hablaremos de Nueva Orleáns, sobre la expansión de Blackwater dentro de los Estados Unidos, e iremos hasta el Mar Caspio. ¿Cuáles son los planes de ellos para la Cuenca del Caspio?

Originalmente en http://www.democracynow.org/article.pl?sid=07/03/20/1337226

Publicado el 20 de marzo de 2007, en Democracy Now!
Traducido por: Deyanira Rodríguez y Geessy Zúñiga, y revisado por Asunción Aday, del Equipo de Traductores de Cubadebate y Rebelión



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