Una vez más, el
tema de las Empresas Socialistas se coloca en las agendas de los Sindicatos y
otras organizaciones de la Clase Obrera Venezolana, pues
mientras el Gobierno Nacional centra su discurso y actuación en la compra de
las acciones constitutivas del capital social de las compañías privadas para
sostener que las ha socializado, el conjunto de los Trabajadores y las
Trabajadoras hoy por hoy tienen conciencia de que no basta la ESTATIZACIÓN de las acciones como para que se constituyan las
Empresas Socialistas.
No obstante, es
necesario comprender que inevitablemente este es un paso forzoso en el camino
de la SOCIALIZACIÖN del Aparato Productivo de la Nación, que por lo demás, constituye una condición
esencial para la edificación de la ECONOMÏA SOCIALISTA, base material de
la Sociedad Socialista. Por cuya razón, los Trabajadores y
Trabajadoras entendemos que no basta decir que una Empresa es Socialista
para que deje de ser Capitalista, ya que sobre esta cuestión existen otros
asuntos sobre los que deben aplicarse medidas en la perspectiva de la Organización Socialista de la Producción, tales como: La planificación, dirección,
gestión y control de la producción; las relaciones sociales de producción; la
división social y técnica del trabajo; la desmercantilización del trabajo; la
organización administrativa de la Empresa; el tipo de
tecnología que se emplea en la producción y sus consecuentes mejoras
tecnológicas; el impacto ambiental, la comercialización de los productos
fabricados; en fin, todo cuanto implica colocar verdaderamente la producción al
servicio de la sociedad, para lo cual es necesario pero no suficiente, convertir
a las Empresas Privadas estratégicas en Empresas Públicas, a través de la
adquisición de sus acciones.
Ahora bien, sobre
este punto, es decir, sobre la compra de las acciones del capital social de las
Compañías Privadas, los Trabajadores y Trabajadoras estamos en la obligación de
investigar, conocer, discutir y validar su realización, tanto en el ámbito
económico financiero como en torno a la oportunidad y pertinencia política.
En este momento
está pendiente la negociación del precio de las acciones de SIDOR, negociaciones que transcurren
con un nivel de hermetimos que no sólo generan inquietudes acerca del precio
que finalmente se les fijaran, sino lo que es más grave, los Trabajadores
y Trabajadoras que son los integrantes
de la Clase Obrera, fuerza motriz de
la Revolución Socialista, no han tenido
acceso al mencionado proceso de negociación. Ello a decir verdad, no sorprende,
toda vez que con la estatización de la Electricidad de Caracas,
CANTV, la Industria Lechera, sólo por
mencionar los casos más recientes y no aludir lo acontecido en el área
petrolera con la migración a las Empresas Mixtas, ocurrió prácticamente lo
mismo.
En este contexto,
es necesario LLAMAR LA ATENCIÓN acerca de lo que
está en desarrollo con relación al Sector Aluminio Nacional, particularmente,
en lo tocante a las Empresas públicas CVG
VENALUM y CVG ALCASA.
Como es sabido, el
veinte por ciento (20 %) de las acciones del capital social de CVG VENALUM es propiedad de un Consorcio
Japonés, vale decir, de un grupo de empresas trasnacionales. Igualmente,
también es sabido que, no menos del setenta por ciento (70 %) de la producción
nacional de aluminio primario está destinado a la exportación, algo así como cuatrocientas
mil toneladas de aluminio al año (400.000 T/A), de cuyo volumen los Japoneses adquirían
alrededor de unas ciento cincuenta mil toneladas de aluminio al años (150.000
T/A) a precios por debajo del que se les fijaba al mercado nacional, situación
que cambió radicalmente a raíz de la patriótica decisión adoptada por el Gobierno
Nacional a iniciativa la Junta Directiva de CVG VENALUM, en el sentido de no
venderles más aluminio a dichas trasnacionales en perjuicio de los intereses de
la República Bolivariana, lo que condujo al
Consorcio Japonés a ofrecer en ventas sus acciones, dado que a lo único que
tienen derecho ahora, en tanto accionistas, es a la designación de un
representante a la Junta Directiva y a la porción de
Utilidades que se produzcan al cierre del ejercicio fiscal correspondiente.
Se sabe también,
que el Ministro Rodolfo Sanz ha designado una Comisión para negociar las
referidas acciones, lo cual hacen casi en secreto, o por lo menos, en desconocimiento de la Clase Trabajadora del País y,
particularmente, de Guayana; adicionalmente, se dice que el negocio está por el
orden de los trescientos cincuenta millones de dólares americanos
(350.000.000,oo $$). Nadie sabe el método empleado para fijar el precio de las
acciones, tampoco nadie sabe si se ha descontado las inversiones que ha hecho
el Estado Venezolano en mejoras e incremento de la capacidad productiva de la Empresa, en fin, el asunto es todo un misterio.
Esta cuestión
adquiere importancia, cuando se evalúa lo que ha venido ocurriendo con la Empresa SURAL; caso éste, suficientemente
conocido en Guayana, especialmente en lo referente a la deuda que tiene esta
Empresa con el Estado Venezolano, la cual alcanza al monto aproximado de ciento
ochenta millones de dólares americanos (180.000.000,oo $$), así como a las
movilizaciones populares que se han producido en procura de que sea
nacionalizada y consecuencialmente ponerla a producir a toda su capacidad
productiva, es decir, noventa mil toneladas de aluminio al año (90.000 T/A),
pues hoy sólo transforma anualmente veinte mil toneladas al ano (20.000 T/A).
Ha sorprendido a
los Trabajadores del Sector Aluminio, la decisión del Ministro Rodolfo Sanz de
ordenarle a VENALUM y ALCASA que le
vendan a SURAL las noventa mil
toneladas de aluminio (90.000 T/A), sin que previamente se haya resuelto la
cuestión de la deuda, y sin ofrecerle al
Estado ningún tipo de garantías de que vayan a pagar oportunamente, ya no la
deuda, sino el nuevo suministro del metal. La actitud del Ministro
sorprende, se reitera, porque no hay que
ser especialista en economía, para proceder con los trescientos cincuenta
millones de dólares americanos a comprar las acciones del capital social de SURAL, previa compensación de las
deudas. Con tal decisión, se estaría
contribuyendo al desarrollo de las capacidades transformadoras del Aparato
Productivo Público de la Nación, es decir, se
impulsaría el desarrollo aguas abajo de las Cadenas Productivas del aluminio,
con lo cual, simultáneamente se reduciría el volumen de materia prima que se
exporta y consecuentemente se generarían nuevas fuentes de trabajo productivo.
En consideración a
todo lo anteriormente expuesto, LA CLASE OBRERA DE GUAYANA tiene hoy planteado un nuevo
reto, de cara a la edificación de la Economía Socialista. En tal sentido, debe
comprender cabalmente la etapa por la que transita en este momento la Revolución Bolivariana; y muy especialmente,
debe tomar en cuenta los niveles de desarrollo que como Sujeto Histórico ha
alcanza en materia de conciencia, organización, formulación y ejecución del
Proyecto Socialista. Sobretodo, debe
valorar la Correlación de Fuerza existente
al seno del Bloque Social Hegemónico, en función de dotarse de una correcta
estrategia y táctica que la conduzca a ejercer la dirección política del Proceso
Revolucionario, sin poner en riesgo la estabilidad de éste. He allí su
mayor RERSPONSABILIDAD, avanzar en
la construcción del Socialismo, para lo cual es necesario la agudización de la Lucha de Clases, sin ofrecerle
condiciones al ENEMIGO que le
posibiliten la restauración del dominio del Capital. ESE ES NUESTRO DESAFIO, de ello depende el TRIUNFO o la DERROTA de este nuevo
intento Revolucionario. Debemos movilizarnos para exigir que los procesos de
estatización de Empresas Privadas, y su
consecuente socialización, se realicen
con la activa participación de los Trabajadores y Trabajadoras de todo el País.