Las provocaciones desde naves militares de Estados Unidos, denunciadas por el ministro de Defensa Vladimir Padrino, son parte del mismo esquema por el cual estimularon un golpe en el año 2002 y estuvieron muy cerca de intentar otra modalidad desestabilizadora en marzo de 2014.
Nuestro imaginario a veces simplificador sugiere con frecuencia como única causa de esas conductas las apetencias sobre nuestro petróleo. En este momento es todo lo contrario.
EEUU está interesado en que el crudo venezolano se mantenga en los yacimientos, al igual que lo busca el Gobierno venezolano. Cada uno por razones distintas: los gringos debido a que producir un barril de crudo o gas de esquisto cuesta entre 50 y 80 dólares. Por su parte Caracas necesita revertir la caída del ingreso de divisas, pues esto tiene efectos sobre la economía y política nacionales.
¿Qué dice el mercado? La debilidad de los precios continuará hasta el año 2019. Así mismo para el 2040 la demanda se incrementará en unos 16 millones de barriles.
Arabia Saudita, mayor productor de petróleo del mundo, no desea precios ni altos ni bajos, sino estables. Irán pide precios justos y Venezuela propone un precio por sobre 80 dólares, para garantizar a todos las inversiones petroleras futuras. Si los productores no OPEP encabezados por Rusia no reducen producción, la OPEP no lo hará. El próximo 4-2 esta organización decidirá si recorta o no producción
EEUU no necesita invadir a Venezuela para cerrar la salida de las exportaciones, pues en la OPEP y fuera de ésta hay quienes sustituirían nuestra cuota, como Irán, que puede producir hasta 4 millones de barriles.
Entonces, son políticos los motivos de Washington, quieren restituir la Dominación hemisférica que dirigían, hasta que el presidente Hugo Chávez cambió esa relación
