El análisis hecho por el documentalista colombiano Hernando Calvo, no tiene otro nombre sino excelente. Cuando escuchamos a extranjeros que ni siquiera viven en Venezuela, hablar como expertos conocedores de nuestra historia, de los aciertos y desaciertos de nuestro país, y vienen a reunirse aquí, en solidaridad con el pueblo venezolano, ante la arremetida brutal, por parte del gobierno de los EE.UU, en contra de nuestra patria, y se ofrecen a defenderla como si fuera suya, a decirnos no están solos, aquí hay otro mundo, que conoce de su existencia, que sabe de sus luchas, que es la lucha de muchos y a nosotros, no nos queda otra que sentir orgullo, agradecimiento y vergüenza.
Orgullo de haber vivido en los tiempos de Hugo Chávez, ese hombre que como bien lo dice Hernando Calvo, no sabemos de dónde salió, solo sabemos que un día lo vimos en las pantallas de televisión diciéndonos aquel POR AHORA, que marcó nuestras vidas para siempre. Un hombre que le dio rostro a Venezuela ante el mundo, duélale a quien le tenga que doler, pero es cierto. Hoy Venezuela no es aquel pedacito en el mapa, que sólo servía para extraerle sus riquezas, y está tan claro Hernando Calvo, cuando dice que si nuestro país no hubiera adquirido rostro y voz propia ante el mundo, no tendríamos los problemas que hoy estamos acarreando como nación. Su gente no es la misma de hace dos décadas atrás, podemos salir a las calles a gritar nuestra independencia y soberanía, en otros tiempos una amenaza tan tajante como la que han lanzado contra Venezuela, hubiera sido motivo para escondernos bajo las piedras, y sus dirigentes políticos arrodillarse, y entregar todo lo que tuvieran que entregar, para poder estar congraciados con el imperio norteamericano y a cambio, ellos recibirían las migajas que les lanzarán, mientras sumían al pueblo en la miseria y la ignorancia. Hoy las cosas son diferentes, el pueblo se levanta en defensa de su suelo patrio, aprendió a amar esta tierra, y grita a los cuatro vientos que no habrá imperio que acalle su rebeldía, porque a nosotros un hombre nos enseñó, que todo lo que está tierra produzca nos pertenece, por ley y por derecho. Por tanto debemos defenderla. Y mucho más orgullo sentimos cuando ante el mundo nosotros somos un ejemplo a seguir, ejemplo que toman los pueblos oprimidos, pero que amenaza a los poderosos, porque ningún gobierno quiere que su pueblo tomé las riendas de la nación, por eso para los poderosos nosotros somos esa mala influencia, ese mal ejemplo que debe corregirse antes que se esparza , pero pareciera que es muy tarde para detenerlo, así lo dijo Julio Borges en una de sus tantas visitas buscando intervención extrajera, que Venezuela o los venezolanos que es lo mismo, somos una enfermedad contagiosa para otros países, y justo eso es lo que nos da vergüenza, tener políticos de su calaña entre nosotros, políticos que nos dejan mal parados como venezolanos, porque son capaces de arrastrarse sin medir las consecuencias, sólo por obtener la gracia de aquellos a quien siempre le han servido. No nos sentimos representados por este grupo de vende patria, nosotros somos mucho más que eso, somos gente de paz, gente de fortaleza y sangre guerrera en las venas y hasta ahora, nos ha tocado levantarnos de las cenizas que han dejado, esos que salen a vender a Venezuela al mejor postor, y aquí seguimos de pie, con la frente en alto dispuestos a hacer escuchar nuestras voces. Por eso agradecemos todo el apoyo recibido por diversos países, que están dispuestos a llevar nuestra realidad, y nuestra verdad, que es muy opuesta a la que se difunde en el mundo a través de la mediática internacional
No aceptamos que gobiernos como el de Santos tome la voz de nuestro pueblo para ponernos en bandeja de plata para los EE.UU, porque su pueblo vive entre nosotros, con dignidad y con respeto, ese respeto que nosotros como venezolanos no recibimos en su país. Porque no le permitimos a Santos que haga chistes, con el nombre de nuestro presidente constitucional, como lo hizo cuando llamó a su resfriado, Maduro y a todos les pareció gracioso. No aceptamos que gobiernos como el de Argentina Brasil y otros hagan, una cena junto a Donald Trump para hablar de Venezuela como si fuera una compañía en venta.
Si, somos un mal ejemplo, pero un mal ejemplo que dignifica, que visibiliza y que enseña cómo hacerse respetar, que no acepta injerencias y mucho menos de aquellos que la moral no los asiste. Lejos de ser una enfermedad como lo dijo Julio Borges, somos la esperanza para muchos pueblos que desean que en sus países se den los cambios que en Venezuela se han vivido en los últimos diecisiete años
Seguiremos estando orgullos, de poder contarle algún día a nuestros nietos, de haber sido participes de esta gesta histórica que está viviendo Venezuela, con muchas dificultades, pero que si logramos salir airosos de esta, seremos mucho más que un mal ejemplo, para el mundo.