- Pues bien, el sábado 25, una turba de chilenos sale y queman unas carpas que eran utilizadas por venezolanos para pernoctar en plazas y playas, en Iquique. Lo que hacen los gringos contra los haitianos con policías a caballo en el Río Bravo, van y lo hacen chilenos en Iquique. Veo una nota en el diario El País que dice: "En una de las escenas de mayor inhumanidad que se hayan visto en los últimos tiempos en Chile, una marcha antiinmigrantes en el norte del país terminó con una gran fogata con las pocas pertenencias de un grupo de venezolanos sin techo en la ciudad de Iquique, a unos 1750 kilómetros de la capital. Tiendas de campaña, colchones, ropa, juguetes infantiles como bicicletas, pañales, carritos de bebé y documentos ardieron en una gran pira luego de una manifestación a la que asistieron unas cinco mil personas este sábado".
- Qué dirá, por ejemplo, Sumito de lo que les han hecho a sus compatriotas. ¿Qué dirá ese grupo de médicos venezolanos que le están sirviendo a ese país con devoción arrastrada y dedicación servil, digna de cualquier miserable pinochetista?
- El ultraje que pedía Julio Borges contra los migrantes venezolanos se está cumpliendo a cabalidad también allá en el Sur. Los dolores que vaticinaba William Brownfield para los venezolanos, una tortura que habría de durar décadas, según él, se están realizando de manera admirable en Colombia, Perú, Ecuador y Chile. Sigue diciendo la nota: "El ambiente estaba caliente en Iquique este fin de semana. Por órdenes de la autoridad administrativa de la ciudad, la policía desalojó el viernes a decenas de familias de inmigrantes que habían montado sus tiendas de campaña en la plaza Brasil y que vivían en condiciones insalubres y precarias. En el grupo residían muchos padres y madres con sus hijos menores. Fue un desalojo con incidentes y marcado por enfrentamientos entre Carabineros y los inmigrantes, que terminó con 14 detenidos (10 por desórdenes, dos por maltrato de obra a Carabineros, uno por una agresión con arma cortante a un vecino del sector y una por lanzamiento de elemento incendiario) y cinco policías heridos".
- Los hijos de Pinochet han dicho: "El desalojo es algo que se había advertido y se está cumpliendo", explicó el ministro del Interior, Rodrigo Delgado. "No está permitido utilizar los espacios públicos que tienen fines de esparcimiento, de recreación, para instalar viviendas transitorias", manifestó el principal responsable político de orden y seguridad del Gobierno, que ha anunciado la reactivación de las expulsiones... La marcha de las horas siguientes se organizó por redes sociales por los habitantes de Iquique y congregó a unas cinco mil personas, sin permiso de las autoridades. Protestaban por la descontrolada presencia de extranjeros y la falta de control que, aseguran, existe en la frontera. Muchos de los ciudadanos movilizados llevaban banderas chilenas y de los pueblos indígenas de América Latina, según se aprecia en vídeos y fotografías. La marcha arrancó en la plaza Brasil y se dirigió luego al edificio de la delegación presidencial –el representante del Gobierno en la ciudad–, donde los presentes gritaron consignas antiinmigrantes y cantaron la canción nacional. En la playa, un grupo insultó a una familia venezolana, que tuvo que ser resguardada por Carabineros. Luego, algunos de los manifestantes se dirigieron a un conocido espacio público donde viven inmigrantes, que fueron alertados previamente por la policía y alcanzaron a protegerse. Fue en esta esquina, en avenida Aeropuerto con Las Rosas, donde un grupo de chilenos armó la fogata y comenzó a lanzar las pertenencias de unas 10 familias.
- Como hablándole a Sumito y a los médicos venezolanos residenciados en Chile, una venezolana decía: "Lo que nos hicieron no se le hace a un ser humano", lo decía entre lágrimas "nos incendiaron todo. nos quemaron todas las pertenencias. Los papeles, todo. Se llevaron a uno de mis cachorros. Vivíamos en este lugar unos 30 venezolanos. No pudimos sacar nada", aseguró la mujer, que contó que en el lugar vivían, además, unos siete bebés.
- Acaso no exista un país en América Latina que haya sido más ayudado, auxiliado, en su época de penurias poco después del golpe de Pinochet que Chile. Multitudes de chilenos llegaron a Venezuela en la década de los setenta, muertos de hambre, mendingando un plato de comida y dedicándose a los trabajos más miserables. Llegaron algunos a las universidades sin títulos registrados, diciendo que la dictadura les había quemado sus papeles, y AQUÍ GENEROSAMENTE fueron colocados como profesores. Y me consta, porque lo tuve que sufrir, que muchos de ellos resultaron espantosos piratas, pero nos echamos al hombro sus cargas, los soportamos e hicimos lo imposible por prepararlos. Muchos se fueron por el mundo a hacer postgrado con dineros del Estado venezolano y volvieron con maestrías y doctorados, e igualmente a muchos les formamos a sus hijos.
- Entre nosotros se formó y se hizo venezolana Isabel Allende y un hermano suyo se radicó en La Grita, Estado Mérida. Doña Isabel en sus escritos se ha mostrado profundamente agradecida porque sus primeros trabajos creativos los hizo en Venezuela, y de aquí saltó a la fama mundial.
- También hemos de decir: "cuántos paquetes chilenos" sufrimos con aquellos emigrados que eran verdaderos linces en sus trácalas, pero no obstante los asumimos como nuestros; eran nuestros hijos, eran venezolanos por el dolor que habían padecido, y los acogimos y comprendimos y los transformamos. Eran cientos de miles de chilenos regados por toda la geografía de nuestro país, y nunca olvidaré que traían mucha hambre, un hambre bíblica, inextinguible y hasta poética.
- La misma hambre de Neruda. Neruda decía en sus memorias que él comía mucho porque había pasado mucha hambre, y así andaban sus paisanos en Venezuela. Y Neruda fue uno de los primeros chilenos a quien Venezuela acogió con enorme generosidad, porque aunque llegó a nuestro país en 1958 para dar recitales, su hambre era la de millones de sus compatriotas, que venían sufriendo horribles estrecheces desde hacía un siglo. El hambre del genial Neruda era bíblica y mística. Neruda pudo haber escrito una autobiografía sobre sus últimos años, que bien podría llamarse "CONFIESO QUE HE COMIDO", y véase que así está relatado en gran parte en su libro "CONFIESO QUE HE VIVIDO". Cuántas ardorosas comidas describe en ese tratado de dolores y miserias, de tantas hambres retrasadas, de modo que en cada sitio que llegaba (y recorrió casi todo el mundo), lo primero que quería probar era lo más exquisito y típico del lugar.
- Y Neruda pudo mitigar gran parte de su hambre en Venezuela durante aquellos primeros meses de 1958. Recuerdo que en San Juan de Los Morros hubo una conmoción al saberse que Neruda estaba establecido por un tiempo en nuestro país. Entonces mi hermano Adolfo, junto con el poeta Ángel Eduardo Acevedo, entraron en trance lírico y comenzaron a hacer lo imposible porque el poeta chileno diera un recital en San Juan. Hicieron docenas de reuniones culturales, recogieron firmas y algo de dinero, y buscaron el lugar donde podía alojarse aquel genio chileno, y a la final se trasladaron en comisión del alto nivel cultural a Caracas y fueron a la mansión de Miguel Otero Silva, donde estaba instalado Neruda. Luego de cientos de rondas y solicitudes para verse con el gran poeta, un día pudieron acceder al porche de la gloriosa estancia y allí un amanuense les informó escuetamente a los jóvenes sanjuaneros: "- El poeta cobra en dólares sus recitales". Verídico.
- Yo tuve la oportunidad de conocer en San Diego, California, a Florence Hall, esposa de don Ramón Sender, y quien en la década de los sesenta llegó a dirigir la Sección Cultural del Departamento de Estado. Ella me contó, sin pelos en la lengua, que el gran poeta chileno acudía a su despacho solicitando unos recitales, porque según él: "-el poeta ha pasado mucha hambre".
(Quiero hacer la aclaratoria, que el trabajo "EL TEMPLO", es de mi hija Adriana Rodríguez, historiadora graduada en la ULA…)