Rawayana, las venezolanas no son Venekas, ni boletas, ni objetos sexuales

Recientemente los jóvenes de la banda Rawayana y el rapero Akapellah intentaron resemantizar el insulto xenófobo "veneca" con el lanzamiento de la canción Veneka dedicada a las migrantes venezolanas para elevarles la autoestima desde el humor. Y por supuesto, convertirla en un hit musical.

Sin embargo, a pesar de que lograron gran aceptación entre buena parte de las migrantes afectadas, algo que sin duda buscaban, lamentablemente lo hicieron reduciendo a la mujer venezolana a un objeto sexual, una mercancía. Es decir, no se les ocurrió otra cosa que defenderlas desde el machismo y la sexualización de la mujer, en lugar de honrar a nuestras heroínas que lucharon por la independencia y la creación de Colombia la Grande.

Pero no. Era más fácil someterse a las exigencias de la industria musical y cantar: En Venezuela tenemos "los mejores c*los". Ustedes saben, la mercantilización del arte musical. Y de paso, exaltando los patrones de belleza burgueses, sin darse cuenta que están discriminando a las venezolanas que no reúnen esas características.

Y hasta un poco de desprecio hacia los sectores populares cuando introducen el término "boleta" en la letra: "No se sabe si es una sifrina o es una boleta". Que si bien esta voz tiene su origen en la boleta de captura que emiten los tribunales, y que suele emplearse para referirse a las personas que se exponen abiertamente, o que son bandera, o que dan papaya, incluso para referirse a las exhibicionistas, no es menos cierto que también hace alusión de manera despectiva a las personas de los estratos económicos menos favorecidos. Es harto conocida la expresión en el este de Caracas: "Se cree muy sifrina y tiene un novio boleta".

El tema ha generado mucha polémica debido a la gran cantidad de compatriotas que se encuentran trabajando o buscando trabajo fuera del país. Tanto es así que el mismo Presidente Maduro salió este domingo en defensa de las venezolanas, calificando la canción como una ofensa, y de tratar de desfigurar nuestra identidad.

Ahora bien, más allá de lo que se pretende con el lanzamiento de esta canción, creo que lo más importante es atacar las causas de la xenofobia. Y esta no es más que dividir a los pueblos para que no alcancemos nunca la unión de Nuestra América. No olvidemos que las oligarquías latinoamericanas al servicio del imperialismo nos necesitan divididos para facilitar el saqueo de nuestros recursos naturales.

A nadie se le ocurre llamar veneca a María Corina Machado Parisca Zuloaga, o llamar colombiches a los miembros de la familia Santos en Colombia. Ni pensarlo, porque son precisamente las clases dominantes quienes alimentan la xenofobia entre los empobrecidos. Ellos son aliados y se reúnen para someternos. Porque no solo la xenofobia nos mantiene divididos, sino que le sirve a las oligarquías económicas y políticas desviar la atención de las causas de la pobreza o la delincuencia en cada país. Las causas se las atribuyen a los migrantes, porque supuestamente le quitan trabajo a los nacionales.

No es casualidad que el antibolivariano Julio Borges haya calificado a la migración venezolana como una plaga y una enfermedad contagiosa. O que el santanderista Germán Vargas Lleras en Cúcuta haya dicho que las viviendas en la zona de frontera no son para los venecos, insinuando que las venezolanas les quitan el derecho a la vivienda a las familias colombianas.

De modo que mientras haya capitalismo habrá xenofobia. Mientras haya sociedad de clases y haya fronteras entre naciones, habrá xenofobia. Poco o nada se hace con resignificar el insulto veneca, porque igual surgirá otro, y quizá peor, como por ejemplo: "venezolana de mierda". Ahí no hay pele. ¿O es que pretendemos resemantizar la palabra mierda?

Incluso, si en un supuesto negado algún día llegamos a apropiarnos de todos los insultos xenófobos que nos propinan más allá de nuestras fronteras, nos podrían insultar empleando el mismo gentilicio venezolano en un tono despectivo. Pues, ni modo.

Para cerrar esta breve reflexión, siempre tenemos que recordar que El Libertador no luchó durante más de veinte años para que nos viéramos como venecos, colombiches, o cotorros, sino como hermanos Grancolombianos. Saludos a los pueblos hermanos.

03/12/24



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Fernando Saldivia Najul

Lector de la realidad social y defensor de la sociedad sin clases y sin fronteras.

 fernandosaldivia@gmail.com

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