Migrantes venezolanos entre la persecución y la injusticia

La reciente política de deportaciones impulsada por Donald Trump ha generado una nueva ola de miedo e incertidumbre entre la población migrante, particularmente la venezolana por la alarmante tendencia a acusarlos a automáticamente de ser parte del Tren de Aragua, organización criminal venezolana. Esto ha resultado en la deportación de personas sin antecedentes penales ni pruebas que justifiquen su expulsión bajo acusaciones criminales. Lo más grave es que estas acciones no solo implican la expulsión de personas que buscaban refugio en EE.UU., sino que además los envían a El Salvador, un país que no es su nación de origen ni tiene condiciones adecuadas para recibirlos y cuyo gobierno há sido señalado de cometer graves violaciones de Derechos Humanos. Es una estrategia que busca ocultar las deportaciones bajo la excusa de combatir el crimen, pero que, en la práctica, castiga a migrantes inocentes sin derecho a un debido proceso. Familias claman justicia En Venezuela, familiares de los deportados han alzado la voz denunciando estas medidas como arbitrarias e injustas. Muchos de ellos han pedido pruebas de las acusaciones, pero hasta el momento, no han recibido respuestas claras. En un país con un sistema judicial debilitado y una fuerte crisis institucional, estas familias enfrentan una doble lucha: por el reconocimiento de la inocencia de sus seres queridos y por evitar que sean víctimas de una deportación sin retorno. Migración y derechos humanos: una crisis global El caso de los venezolanos deportados bajo falsas acusaciones es solo un ejemplo de cómo la migración sigue siendo criminalizada en lugar de ser tratada como un derecho humano. La Convención de 1951 sobre los Refugiados establece que ningún país debería devolver a una persona a un lugar donde su vida corra peligro, pero estas deportaciones violan este principio al exponer a los migrantes a condiciones de inseguridad y persecución. Además, estas medidas reflejan una tendencia preocupante en la política migratoria global: el uso del miedo y la criminalización como excusa para deshacerse de poblaciones vulnerables. Los venezolanos, que han huido de una crisis humanitaria, ahora se encuentran en medio de una persecución política en el exterior, sin protección ni garantías legales. ¿Qué sigue para los migrantes venezolanos? Mientras Trump refuerza su politica antiinmigrante , la comunidad internacional debe reaccionar para evitar que estas deportaciones se conviertan en una norma. Organismos de derechos humanos han alertado sobre la gravedad del asunto, pero hace falta presión política y mediática para frenar estas prácticas. Los migrantes no son criminales por el simple hecho de buscar una mejor vida. Criminalizarlos sin pruebas, deportarlos sin un juicio justo y exponerlos a más peligros es una violación a sus derechos fundamentales. Como venezolana, migrante y miembro del Comité de Migrantes de Pernambuco, Brasil, no puedo quedarme en silencio ante esta flagrante violación de derechos humanos. Las deportaciones arbitrarias que estamos viendo hoy en Estados Unidos no son solo un problema político; son un ataque directo contra la dignidad y la vida de nuestros compatriotas. El llamado se nos presenta como urgente para los organismos e instituciones internacionales para que intervengan en este asunto. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y otras instancias deben exigir transparencia, justicia y el respeto al debido proceso para los migrantes venezolanos injustamente acusados. Pero también el llamado es a mis hermanos y hermanas migrantes: no permanezcamos en silencio. Denunciemos, exijamos, alcemos nuestras voces contra el abuso y la discriminación. La migración no es un crimen, y nadie debería ser castigado por buscar una vida mejor. La historia nos ha enseñado que la justicia solo llega cuando los oprimidos se hacen escuchar. Es momento de organizarnos, de solidarizarnos y de exigir el respeto a nuestros derechos. Porque hoy son unos pocos los deportados, pero mañana podemos ser cualquiera de nosotros.


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Zuleika Matamoros

Zuleika Matamoros, Profesora. Comunicadora popular y alternativa del portal www.aporrea.org. Luchadora y activista social.

 zuleika@aporrea.org      @Matamoros36

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