Nueva York, 24 de septiembre de 2006.- Tensos momentos se vivieron en Nueva York la noche de la detención ilegal del Canciller de Venezuela Nicolás Maduro. Minutos después de su detención empezaron a circular diferentes versiones sobre los hechos, pero todas coincidían en que estábamos frente a una flagrante violación al tratado de Viena de parte de las autoridades del imperio.

La incertidumbre creció cuando la cadena de radio WBAI Pacifica 99.5 logró hacer un enlace en vivo con uno de los asistentes del Canciller Maduro que se encontraba en el aeropuerto y cuando este se disponía a declarar la comunicación fue misteriosamente cortada.

Esto activó las señales de alarma y desde diferentes partes de la ciudad activistas del círculo bolivariano Alberto Lovera, dominicanos del alto Manhattan y activistas puertorriqueños del Bronx se aprestaban a ir al aeropuerto Kennedy en apoyo del Canciller venezolano.

Minutos después se restableció la comunicación y se anunció que el Canciller había sido liberado y se dirigía a la Misión a dar una rueda de prensa.

Activistas de la comunidad puertorriqueña del Bronx, que conmemoraban el día de ayer el Grito de Lares y el vil asesinato del dirigente revolucionario puertorriqueño Filiberto Ojeda Ríos, se dirigieron con sus banderas a la Misión venezolana ante las naciones unidas a dar su apoyo al Canciller “íbamos saliendo para el aeropuerto y estamos aquí para apoyar al Canciller Maduro y al pueblo de Venezuela” declaró el conocido luchador social puertorriqueño Vicente “Panamá” Alba a las cámaras, al tiempo que diplomáticos venezolanos agradecían su presencia.

El ex Fiscal General de los Estados Unidos Ramsey Clark hizo también acto de presencia para ofrecerle toda la solidaridad y apoyo legal al Canciller de Venezuela. En cuestión de minutos CNN, El Diario/La Prensa, Telemundo, Caracol, CBS, BBC, y todas las grandes cadenas de los medios se hicieron presentes esperando la llegada del Canciller.

Pocos minutos después el Canciller Maduro arribó a la Misión en medio de las consignas de solidaridad “Viva Venezuela” “Uh, ah, Chávez no se va” que gritaban los activistas del Bronx ahí presentes, enarbolando la bandera de Venezuela al lado de la de Lares y de Puerto Rico. El Canciller venezolano saludó a los activistas y a Ramsey Clark y les agradeció su apoyo, ingresando posteriormente a la Misión para empezar la rueda de prensa.

Acto seguido el canciller empezó su rueda de prensa la cual no pudo ser transmitida en vivo por las cadenas estadounidenses de habla inglesa ya que –desafortunadamente- no hubo traducción simultánea. Sin embargo, voluntarios de las organizaciones sociales solidarias tradujeron las preguntas de los reporteros. Posteriormente, la versión ya editada por los medios de la rueda de prensa fue puesta a circular en las diferentes estaciones de televisión sobre las 11 PM.

En la rueda de prensa, como es del dominio público, el Canciller denunció el abuso a que fue sometido, la violación de los convenios internacionales y la discriminación racial y étnica aplicada por el gobierno de Bush. La situación se puso tensa cuando una reportera anglosajona insistía en preguntarle al Canciller si pagó en efectivo o con tarjeta de crédito su boleto de avión, a lo que el Canciller le contestó “aquí hubo una violación flagrante de las leyes internacionales, un abuso, y usted se preocupa por si pague en efectivo o con tarjeta, ¿acaso es ilegal comprar un boleto de la forma que sea? ¿Cual es la manipulación?”

Precisamente esa manipulación se esta haciendo presente el día de hoy, por ejemplo la cadena de noticias ultraderechista Fox-News, puso a circular la versión de que una fuente de la ONU les había dicho que la culpa había sido del Canciller porque había llegado tarde y comprado el pasaje en efectivo. Como siempre, esta supuesta fuente “declinó ser identificada porque no estaba en condiciones de declarar” eludiendo con esto cualquier posibilidad de verificar la información.

Así culminó la visita del Canciller Maduro a Nueva York, levantando las alarmas sobre el peligro que representa que la sede de la ONU esté localizada en un país cuyo gobierno imperialista desprecia el derecho internacional.