Crónica del jueves escrita el viernes para leer el sábado

Viernes en la madrugada, con los ojos hinchados que dejan las
madrugadas de insomnio, con millones de palabras que no son capaces de
describir lo que mi corazón está sintiendo, y ese corazón llenito que
se me quiere saltar del pecho.

Ayer, jueves 24, fue uno de esos días en que la vida se empeña en ser
bonita sin importar lo que digan los periódicos -que no tuve tiempo de
leer-. Ayer en mi vida no hubo mundo más allá de los puestos de libros
atiborrados de gente alegre que visitaba FILVEN.

Ayer yo estaba ahí y eso, para mi, es bastante afortunado, pero a la
vida no le bastó con eso y me llevó, esta vez, como autora, señora que
presenta un libro que ella mismita escribió, con su nombre en la
portada y, en la parte de atrás, un milagro fotográfico sin photoshop
en el que no salgo ni tan mal.

Me tocó presentar mi libro junto a unos amigos que, ni en los sueños
más audaces, habría soñado tener. Rodeada de un cariño que abruma, que
me saca lagrimitas mientras les voy contando, tanta gente que vino a
acompañarme. Caritas de Facebook que saltaban del mundo virtual y se
convertían en apretadísimos abrazos reales. Avatares de Twitter con
sonrisas de carne y hueso…

La felicidad existe, nunca dudé de ello, y ayer estaba ahí. María, la
viuda de Aníbal, el hermano de Aquiles que me acompaño desde chiquita
en mis lecturas más felices, María se me acercó y sus palabras
hermosas me acercaron al cielo, y perdonen lo cursi, pero es que con
este lagrimero no se puede escribir de otra forma. Y Dovi, mi amiga de
siempre, esas que nunca se van, otra chavista improbable y
persistente, conmigo, otra vez y como siempre. Y para colmo de
sentimentalismos, mi hermano mayor, el que no le para a nada, ahí
’Vacilándose mi nota’’

Y los que no pudieron venir pero que estuvieron con campanitas de
mensajes texto. Y la bendición de mi mamá. Y Augusto haciendo solito
lo que hacemos los dos. Y mi gordo y mis niñas aplaudiendo orgullosos
desde casa. Y mi papá, que se ganó la dedicatoria de mi libro y que de
seguro estaba ahí mirando encantado cómo su niña brillaba de
felicidad.

Y Roberto y Roberto, mis amigos del alma… Los zapaticos me aprientan,
las medias me dan calor y el abrazo que me dio Roberto cuando terminé
mi presentación ya saben dónde lo llevo.

Y Carola Chávez para acá y Carola Chávez para allá, y las piernas que
ya no daban más al final de un día intenso, y el regreso a casa
–gracias, Doctor-, al teléfono para contarle a mi Gordo, y a
desplomarme en la cama a esperar el sueño que llegó, por fin, a las
tres de la madrugada, cuando ya había repasado mil veces los
recuerdos de mi día. Llegó el sueño y apagó mi cabezota dejándola
reposar en una almohada empapada en lágrimas de absoluta felicidad.



carolachavez.blogspot.com


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Carola Chávez

Periodista y escritora. Autora del libro "Qué pena con ese señor" y co-editora del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". carolachavez.wordpress.com

 tongorocho@gmail.com      @tongorocho

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