Mitos y realidades en el camino de la oposición hacia el 7-O

Chávez es un dictador. La realidad es que antes de 1998, las decisiones de relevancia nacional las tomaban y aprobaban “representantes” de la soberanía nacional. Ahora el “dictador” delega al pueblo la aprobación de las disposiciones más transcendentales.

Chávez ha ganado con fraudes. La realidad es que todos los resultados electorales han sido corroborados por observadores internacionales y por encuestas, inclusive encuestas pagadas por la oposición. La única “prueba” de fraude fue creada por María Corina, Súmate y un par de doctores en numerología. Aún con “pruebas” en las manos, los “dotores” apenas pudieron concluir que “casi” hubo una posibilidad en el referendo presidencial. ¡99%!

La mejor Venezuela. Este “producto” no se vende ni a fuerza de publicidad y mercadeo. ¿Mejor Venezuela con la “mejor gente”? Eso ya lo vivimos “cuando éramos felices y no lo sabíamos”. La realidad es que el clasismo y el racismo implícito en la “mejor Venezuela” no se pueden ocultar. “Yo tengo una gran decepción porque no imaginé nunca que este país pudiera ser gobernado por esto, que llegara al poder una clase como la que llegó”. Según Isa, esto supuestamente lo dijo José Agustín Catalá. ¿Una “clase” como la que llegó? Eso jamás pasará en “la mejor Venezuela” así “clases como esa” gane elecciones. Dígalo allí Andrés Velásquez.

Les ofende el culto a la personalidad. La realidad es que no escatiman superlativos para rendirle culto y adular a uno de los suyos. Isa Dobles refiriéndose a José Agustín Catalá: “Pero mas allá del valor, estaban esa integridad, esa lealtad a los valores, esa entrega absoluta a la verdad”. Por allí también existe un proceso en la Iglesia Católica con el propósito de hacer santo al ex canciller Arístides Calvani. La verdad verdadera es que lo que agravia a la oposición es el culto a la personalidad de alguien de “esa clase”: Hugo Rafael Chávez Frías.

La oposición unida gana la Presidencia de la República. La realidad es que cinco o seis candidatos malos no hacen uno bueno. Cuestión de matemáticas: cinco candidatos malos con 2, 5, 8, 10 y 12% de apoyo respectivamente, unidos hacen 37%. Además, ya han sido derrotados unidos. Recuerde el referendo del 2004 y las presidenciales del 2006.

Los resultados de las primarias tiene al gobierno desesperado. La realidad es que después de cuatro millones de votos en el referendo del 2004, cuatro millones trescientos mil en las presidenciales 2006 y cinco millones trescientos mil en las parlamentarias 2010 respectivamente, tres millones ahora de verdad suena como medio majunche. Si en las parlamentarias dijeron que eran 51%, ahora son como 28%. Realidad matemática. Entonces, ¿a qué se debe la algarabía? ¡Publicidad y mercadeo!

Por cierto, dicen que los chavistas que viven en el exterior NO saben lo que está pasando en Venezuela. Paradójico el argumento. La mayoría de los venezolanos que viven fuera del país son ANTI-chavista. ¿Sabrán ellos lo que ocurre en Venezuela? Lo que hace más irrelevante el argumento es que donde hay más chavistas es precisamente en el lugar de los hechos: Venezuela. ¿Sabrá esa gente lo que está ocurriendo en sus narices?

Pero volvamos a los mitos.

Llamar a alguien hijo de puta es llamar puta a su mamá. Esto según su maquinaria de publicidad. La realidad es que nada que ver con su madre. Todos, absolutamente todos, en un momento u otro de la vida, nos hemos comportado como verdaderos “hijos de puta”. Nada que ver con nuestras madres. El paro petrolero, por ejemplo, es históricamente la hijo de putada más grande que el país jamás ha vivido. Nada que ver con la mamá del paro petrolero.

Para terminar, “cuando éramos felices y no lo sabíamos”. Así refieren los años previos a 1998. Un viernes de esos cuando éramos felices, la economía se quitó la máscara y amaneció Viernes Negro. Un 27 de Febrero de esos, Venezuela escribió con sangre su descontento. Un día de esos de “estabilidad política”, Caldera echó su creación a la basura y AD pateó a su mejor figura fuera de sus filas y eventualmente fuera del país. En esos días la miseria y la desesperanza reinaban en el país.

Pero, éramos felices y no lo sabíamos… Según la publicidad y el mercadeo.

Feico57@att.net


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Elio Cequea


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