Nos que hemos estudiado historias de revoluciones, que hemos estudiado las técnicas de golpe de estado, que hemos estudiado sobre cambios estructurales, que nos hemos adentrado en las realidades en temas que son de análisis de cómo se expresan las sociedades cuando de crisis sociales se refieren, independientemente, de las calidades de esas expresiones de “crisis y caos permanentes”, que no somos ni hemos sido “escaparate de nadie”, nos vamos a permitir dejar de lado “las buenas intenciones” y le vamos a entrar al trapo con todas los consecuentes consecuencias que nuestros pensares pudieran “sensibilizar” a los tan “sensibilizados revolucionarios cotidianos de cafetín”. Estamos en una etapa revolucionaria que nos requiere análisis profundamente objetivos sustentados en análisis dialécticos y sobre la base de realidades demostrables.
En ese orden de ideas, nos, nos permitimos citar a Francisco Ameliach: “…Debemos entender que estamos viviendo en una guerra de Cuarta Generación, que se acciona en lo social, político, ideológico, en lo psicológico, económico y también en lo militar…” (http://www.psuv.org.ve/?p=61956) En dos (2) palabras Ameliach pone sobre la mesa la realidad a la cual nos referimos en las líneas precedentes. Nos expone “en dos platos” que la Revolución Bolivariana está en una importante encrucijada de crisis profunda en el proceso revolucionario que la pudiera “llevar al traste” después con tantos sacrificios que se han expresado no solo durante la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez pasando por la importante primera etapa de la “guerra revolucionaria” en los años comprendidos entre 1960-1965, los diferentes e importantes momentos sociales de todos conocidos, el regreso de nuestro Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías, y la crisis estructural por el “camino hacia la eternidad” de nuestro Comandante Hugo Rafael que deberíamos profundizar intelectualmente. Ello significa que tanto la elección de Nicolás Maduro Moros como las elecciones del 8 de diciembre de alcaldes, alcaldesas y representantes del Estado venezolano a niveles estadales representan “la etapa de transición” hacia un nivel superior revolucionario bolivariano-chavista y nacionalista-socialista bajo la dirección de Maduro Moros. Es decir, debemos considerar varias variables: la necesaria reflexión del “pensamiento Chávez” no solo en tanto y cuando el PSUV como de sus impactos en las conformaciones de las organizaciones de base de toda la sociedad incluida la clase media sino, fundamentalmente, cómo y qué significa el “pensamiento Chávez” en los diferentes sectores de la estructura militar como lo expone, indirectamente, Francisco Ameliach. En lo concerniente al sector militar se debería considerar las objetivas diferencias en cómo ha impactado el “pensamiento Chávez” según los tiempos históricos del propio proceso revolucionario militar desde antes del “4 de febrero” y los posteriores desarrollos revolucionarios en el sector militar en función de “las edades” de sus componentes y las incorporaciones del “sector civil no militar” para su mejor comprensión cuando la propia Revolución Bolivariana ha ido caminando a su definición como revolución cívico-militar y/o, para algunos, como una revolución militar-civil.
Francisco Ameliach nos expone que “…Debemos entender que estamos viviendo en una guerra de Cuarta Generación…” a lo que nos adicionaríamos que también tenemos a lo interno de la propia Revolución Bolivariana se está desarrollando un escenario que podría ser comparado con aquellas políticas tituladas como revolucionarias del partido político chileno MIR en la zona geográfica del sur de Chile que tuvieron un impacto negativo en la sociedad afectada desarrollando una matriz de opinión que conllevó que el inconsciente pequeño burgués de las clases medias chilenas se transformaran en consciente individual y colectivo como el que se desarrolló durante el proceso contra-revolucionario en Chile. Es decir, debemos tener presentes que la “lucha de clases” en las actuales realidades venezolanas se diferencian profundamente a dos (2) escenarios históricos como son los procesos de desarrollo de la revolución cuando esa revolución no detenta el poder que no es el caso de Venezuela ni es un proceso revolucionario como el que se desarrolló en la Rusia Soviética, en China post-1949, en Cuba en su proceso interno revolucionario cuando el Comandante Fidel Castro había ya alcanzado el poder cuyas políticas de las tres (3) revoluciones inmediatamente en mención sustentaron sus políticas en lo que la ideología capitalista denominó como el “socialismo real” lo que no es el caso de la Revolución Bolivariana cual alcanzó el poder por un proceso democrático, constitucional, por el voto directo y secreto de los ciudadanos y bajo las bases de la democracia representativa. Son variables a considerar.
Ahora permítasenos referirnos al interesante texto escrito y propuesto por el escritor, don Luis Brito García: “Revoluciones en democracia, democracias en revolución” (http://www.aporrea.org/actualidad/a174333.html) sustentando su idea central en los conceptos: Democracia y Soberanía. El autor es muy preciso cuando define ambos conceptos mencionados: “…Democracia: soberanía de la mayoría. Soberanía: poder máximo que no se somete a ningún otro…” (Idem) conceptos de una lógica inamovible. Nos, nos permitimos exponer la tesis en contradicción, es decir, expresadas en contrario a esa “lógica inamovible” por las clases adversas (las denominadas como “las derechas nacionales e internacionales”) a cualquier revolución social y económica que afecten a dos (2) de sus intereses muy precisos, preciados y concretos: el Poder (en mayúscula) y la economía libre-pensadora (actualmente y aún en reingeniería del sistema capitalista como neo-liberal). Don Luis Brito García expone toda una demostración histórica de las contradicciones que se expresan cuando un proceso nacionalista-revolucionario alcanza el poder ejecutivo por las vías legales por votación directa y secreta y como ese triunfo, inmediatamente, se tiene que confrontar con las realidades que significa “el poder real” de las clases dominantes de derechas que se expresan en dos (2) corrientes de praxis política: la “lucha de clases” y las conspiraciones cívico-militares de derechas, obviamente, como lo ha expresado José Vicente Rangel Vale (JVR) en su programa dominical: “José Vicente hoy” (Televen. 29 de septiembre, 2013) cuando expresó que “…no hay golpe de estado sin la participación de los militares…” (Palabras más, palabras menos).
En ese orden de ideas en el contenido del discurso, consideramos que, en primer término, la realidad de la Revolución Bolivariana no solo ha alcanzado el poder ejecutivo por elecciones democráticas, secretas y directas, en diferentes ocasiones, sino que, también, ha alcanzado, en los actuales momentos, el poder legislativo y los otros poderes conscientes del Estado venezolano en tanto y cuanto sus dirigencias están conscientes que estamos en un proceso revolucionario de cambios fundamentales en la estructura del Estado burgués-capitalista como lo ha expuesto, conceptualmente, la entrevistada por José Vicente Rangel Vale en su programa referido en la persona de la señora Contralora de la Nación, Dra. Adelina González. Es decir, es en consecuencia del “Golpe de Abril” contra Chávez Frías cuando el proceso revolucionario bolivariano se asume en profundidad como tal y profundiza, sustancialmente, el proceso revolucionario alcanzando grados importantes y fundamentales de la defensa de la revolución. Pero esa realidad contiene, a su vez, realidades a considerar como lo expone con claridad diáfana Francisco Ameliach arriba en referencia cuando expone los peligros que se contienen en la “Guerra de la 4ta. Generación”. Pero el proceso actual revolucionario está incurso en sus propias contradicciones teórico-prácticas objetivas. Las derechas nacionales están divididas en su dirigencia como lo expuso en sus confidencias JVR lo cual es “muy peligroso” para la paz y estabilidad nacionales. Los componentes revolucionarios tendrán que definirse sobre la realidad etapista de la revolución bolivariano-chavista que se encontrará inmersa en las deficiencias conceptuales sobre las bases fundamentales de los tiempos revolucionarios. Es decir, sí el Estado venezolano es un Estado rentista y la Revolución Bolivariana ha decidido, por decir lo menos, modernizar ese obsoleto Estado rentista en un Estado socialista, ello implica un proceso real-histórico-objetivo que encontrará contradicciones importantes que deberá solventar inteligentemente al tiempo que informar a la sociedad venezolana, cotidianamente, cómo se va desarrollando ese proceso de “cambios profundos estructurales”. Es fácilmente demostrable que esos cambios afectan los intereses de las derechas económicas que han parasitado a la sombra del Estado rentista por lo que es no solo evidente sino objetivamente demostrable las reacciones en oposición a los cambios propuestos en las estructuras del Estado rentista como lo deja entrever y, en ocasiones, demostrar fehacientemente, Luis Brito García en el texto referido más arriba. En ese mismo orden del discurso, los cambios requeridos y obligados del Estado rentista significan objetivar las realidades de la economía productiva venezolana. Al analizar comparativamente ambas realidades, podríamos alcanzar el conocimiento de las profundas deficiencias adicionadas a una economía dependiente de los intereses del Centro (léase: dependencia y/o imperialismo estadounidense y comunitario europeo) por lo que nuestro Comandante en Jefe, Chávez Frías, tomó la decisión de realizar una profunda transformación global de toda la economía venezolana bajo las premisas de lograr inversiones y financiamientos en lo real-interés mundial y solidaridades revolucionarias (nos referimos a acuerdos alcanzados con la República Popular China, Rusia, Bielorrusia, Brasil) que permitieran, inteligentemente, esa transformación obligada en función de alcanzar que Venezuela se transformara en un país solidario en su entorno geopolítico y continental.
La siguiente parte del texto en lo referido a lo social en “próxima entrega”.
