PSUV ¿Qué debes hacer con el triunfo?

No existe ninguna razón para que el PSUV nacional y los equipos regionales se pasen de ingenuos después de esta confrontación del 8-D. Debe haber claridad en las altos niveles de la dirección política, que las gestiones municipales revolucionarias fueron abandonadas. Dejaron en manos de alcaldes buenos y malos, situaciones que debían de ser consideradas por el PSUV nacional, cuando en ellas estaban involucradas decisiones de importancia y otras no menos importantes, debían haber sido evaluadas por la respectivos equipos estadales y municipal.

Es importante reconocer que esta práctica excesivamente vertical en la toma de decisiones, que curiosamente vino acompañada con una especie de laissez faire dado a los alcaldes y las alcaldesas, los equipos municipales sirvieron como de “muchacho mandado”. Todo esto, resultó ser muy negativo. Los equipos municipales se concibieron como una especie de peones para las tareas electorales y puntuales: recoger militantes para llenar auditorios. Estos equipos carecían de poder para involucrarse en las decisiones de las autoridades municipales, porque los alcaldes se convirtieron en pequeños reyecitos o caciques con chequeras.

Esto es muy obvio, como es obvio también la ausencia de un mínimo control por parte del PSUV y de los equipos estadales de las gestiones municipales. Si dudamos de esto, veamos los apuros de última hora para meter en cintura y procesar a muchas autoridades municipales que habían utilizado las alcaldías para establecer ahí una especie de franquicias mercantiles. Fue un esfuerzo de última hora para usarlo electoralmente, pero esto no debe ser un asunto que responda a una situación circunstancial o electoral.

Procede pues; la conformación desde los equipos municipales de comisiones de trabajo que traduzcan las políticas que el PSUV tiene y alimente un plan de gestión municipal con su respectivo proceso de seguimientos a las decisiones y acciones emprendidas por las alcaldías revolucionarias. Estas comisiones de trabajo deben estar coordinadas por una comisión estadal y a su vez, debe existir nacionalmente un equipo que haga los respectivos controles y seguimiento. Este esfuerzo del equipo nacional, debe abarcar todo el territorio pero ha de centrarse en las alcaldías ubicadas en las grandes ciudades. Por supuesto, estas comisiones deben estar sujetas a la dirección y lineamientos que fije el PSUV y los equipos estadales y municipales. Si hacemos esto, estamos pensando en el proyecto y en las parlamentarias como mucho sentido de oportunidad.

Es una tarea urgente, cuya conformación en cada uno de los niveles de dirección (nacional, estadal y municipal) debe estar signada por la amplitud y no para resguardar y cuidar intereses de grupo. Es una excelente oportunidad para hacer viable la propuesta de democracia protagónica y participativa.


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Evaristo Marcano Marín


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