Paz y vida. O violencia y muerte

Cuando uno está en paz, es porque se encuentra bien con su entorno. Es, como diría el eterno Comandante, "vivir viviendo", que recreó en dos sintagmas: "buen vivir" y "vivir bien". Estas son las condiciones para alcanzar la paz y la vida. Éstas son las armas más efectivas contra la violencia y la muerte.

Pareciera fácil lo anterior expuesto, incluso, como fraseología para poemas de amor bobalicones. Pero, no es tan fácil, ni tan del lugar común. Esto es lo que muchos disociados psicóticos no logran aprehender, es decir, asumir, como su forma de vida, en esta hermosa Patria, porque ahora, más que una consigna, "Venezuela es de todos", lo que supera toda fraseología, para hacerse vida.

El buen vivir, nos indica en su adjetivo determinante "buen", que el verbo sustantivado "vivir", más allá de la gramática, nos define el estadio superior del hombre, en una posición privilegiada respecto del resto de los seres en la cadena evolutiva y un poco más arriba de los primates, que buscan instintivamente, hedónica y gregariamente, el buen vivir, en paz, lo que implica que nuestro vivir ha de ser por la senda del bien.

El caso es, que buen vivir y vivir bien, no son posibles de articular, dentro del capitalismo, puesto que son contrarios a esta forma de vida y organización económica, político y social, sobre la base de las relaciones de producción, de una clase explotadora (la dueña de los medios de producción) y una explotada, la trabajadora.

He allí, la razón de fondo, por la cual, autoridades universitarias de las emblemáticas universidades del país, nucleadas en la AVERU y profesores tarifados de EEUU, pujan porque la guarimba golpista no decaiga y presionan por radicalizar una protesta, sin ningún contenido estudiantil, pero disfrazada de "Protesta Estudiantil", lo que, en esencia, es agravio o insulto a la naturaleza estudiantil y más alejada de todo vestigio académico. Ellos le hacen el mandado y el trabajo sucio, a los artífices del Golpe de Estado continuado.

Estas universidades han estado al servicio del Estado burgués, con sus esquemas del pasado y bien alejadas del Pueblo, razón por la cual, la mayoría de sus intelectuales son inorgánicos, parasitarios y fascistoides, a partir de su visión de mundo. Y, eso es lo que enseñan, eso es lo que reproducen, con ese barniz de moralina, hipócritamente, en sus comunicados o partes de guerra, por estos días.

Hoy, dolorosamente, estos guarimberos, en remedo de la táctica paramilitar de guerrila urbana, con la que derrotaron a tropas estadounidenses en Somalia (llevado al cine, La caída del halcón negro), juegan la danza de la muerte y el crimen, violando todo derecho humano al Pueblo, a connacionales, a sus propios hermanos, quemando, devastando y queriéndose imponerse a la fuerza, aunque siendo minoría, por sobre la mayoría que ha optado por nuevos valores, por la paz y por la vida, de manera duradera, empeño que este Presidente Obrero, Nicolás Maduro, viene proponiendo al país y que, de manera terca, quiere hacer llegar al alma de cada venezolano, para hacer realidad, no solo un sueño, sino una necesidad humana.

En este sentido, nadie puede hacerse el de moral distraída: les guste o no, el legado del Comandante Chávez; les guste o no, el Presidente Obrero, Nicolás Maduro; les guste o no, la revolución bolivariana, socialista y chavista. O estamos con la paz y la vida; o con la violencia y la muerte.


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Luis Alexander Pino Araque


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