(Los escuálidos laborando en el estado)

El legado que no se dice y se vive

La palabra legado, aquello que se deja o transmite a los sucesores, sea cosa material o inmaterial. se ha puesto en boga y de moda a raíz de la partida física del Comandante Chávez, incluso, últimamente se dice que fulano o sultana dejó tal legado en el preciso momento que fallece. En el caso de nuestro Comandante Chávez, se habla de su legado, pero dentro de él, nos dejó un legado que pocos mencionan pero que muchos lo saben (y quiero dejar claro que por ser nuestro Comandante eterno, un hombre noble y de grandes bondades, fue que precisamente no tomó las acciones contundentes de depuración de estas personas) que es, una cantidad de opositores que aún permanecen en cargos públicos claves dentro de los instituciones del estado, parte del paquete y legado que nos calamos.

Una de las críticas que siempre hago es esa, no puedo entender como tantos revolucionarios de corazón, cuerpo y alma patean las calles del día a día para sobrevivir pero, al mismo tiempo, como es que hay tantos “escuálidos” con disfraz rojo de otrora pero ya abiertamente sin caretas en el presente para jactarse de gozar la gracia de trabajar en el estado y de beneficiarse de él (llámese casa, carros, viajes, operaciones clínicas, créditos, planes vacacionales, etc), sin embargo, es curioso cuando uno palpa la ineficiencia, burocracia y retardo en muchos ámbitos laborales de nuestra revolución y no dudo, que esto tenga que ver con esa especie de operación morrocoy y sabotaje interno que se vive el día a día en diferentes organismos marcados por la presencia nefasta de personas que lo atropellan y malponen.

Siempre saldrán a decir que si el derecho al trabajo, que si la inamovilidad laboral y bla, bla, bla, todo eso lo escucho y lo palpo, pero me pregunto ¿qué empresa privada se calaría trabajadores que dentro de ellas retarden, saboteen o destruyan la producción?, pues esa misma pregunta me la hago con estos “escuálidos” que están dentro del campo laboral del estado, en este caso de nuestra revolución. ¿Hasta cuando?

Ha llegado un punto de indignación en los revolucionarios cuando vemos casos de personas echando pestes verbales contra el gobierno, ¡si! contra el gobierno del cual se benefician, comen, disfrutan y viven juntos sus familias. Indigna revisar las redes sociales y ver funcionarios públicos que esputan odios, que hablan abiertamente con desprecio de la revolución y los revolucionarios en la contradicción de una foto de sus propios hijos con el logo de una camisa de alguna institución en un plan vacacional, mientras que el hijo de “juan albañil” el revolucionario patea las calles sin que le queda otra que inventarse su día a día. ¡Este legado hay que corregirlo, sino vendrá un abismo cercano! El intento de golpe de estado, tuvo en muchas de estas personas, la complicidad para penetrarlo y dañarlo, no es casual que tantas estructuras e instituciones hayan sido destruidas. ¡Dormimos con el enemigo!

 



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Larry Márquez Peralta


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