Capitalismo: miseria humana

Hay categorías que inciden para concretar el proceso socialista que se inició con la asunción de Chávez al poder a finales del año 1998. En términos concretos y objetivos existe un maremoto de opiniones sobre el socialismo, cuando ciertamente los que quieran entender lo que ocurre a su alrededor pueden leer, releer y estudiar El Manifiesto Comunista (1848) para lograr la liberación de los sentidos congelados en esta embotada y enajenada sociedad de clases.

José Martí habló sobre los hilos invisibles que unen a los hombres en la historia, por eso hay que hallar esos “hilos invisibles” que relacionan las ideas socialistas en los siglos XIX y XX. Debemos entender a la enajenación humana nacida de la explotación de los hombres y mujeres en el depredador, criminal y asesino sistema capitalista. “La codicia vulgar ha sido la fuerza motriz de la civilización desde sus primeros días hasta hoy; su único objetivo determinante es la riqueza y siempre la riqueza, pero no la de la sociedad, son la de tal o cual miserable individuo”, escribió Engels.

El socialismo exige promover las mejores disposiciones humanas y para ello es indispensable elegir ideas de todos los grandes forjadores de la cultura socialista. Ir hacia la búsqueda de este hilo invisible, para articular la cultura fragmentada hoy día, o en proceso de disolución de lo que se llama occidente civilizado. Es indispensable despejar las incógnitas de la actual fragmentación neoliberal, de la anarquía y el desorden que imperan en el mundo, al cual el genio de Fidel catalogo: “O cambia el curso de los acontecimientos o no podría sobrevivir nuestra especie”.

En estos escenarios Marx cristalizó: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Durante 166 años el Manifiesto, redactado como se sabe por Marx y Engels, es el juicio de la historia tras representar una esperanza y aspiraciones liberadoras marcadas por el ideal socialista.

Debemos desmontar el andamiaje del vulgar sistema capitalista contrario a todo ser viviente. Esto es un imperativo del materialismo histórico y de la propia dialéctica del modelo de explotación del hombre por el hombre. Según la teoría marxista, la base o infraestructura es la base material de la sociedad que determina la estructura social, el desarrollo y el cambio social. Incluye las fuerzas productivas y las relaciones de producción. De ella depende la superestructura, es decir, el conjunto de elementos de la vida social dependientes de la base o infraestructura, como por ejemplo: las formas jurídicas, políticas, artísticas, filosóficas y religiosas de un momento histórico concreto. Esto que forma parte de los aparatos ideológicos del Estado.

En el capitalismo encontramos los engendros de la perversión, a saber: el catolicismo considera a la envidia como uno de los sietes pecados capitales, ya que supone la fuente de otros pecados. El envidioso desea tener algo a costa de privar a otra persona de dicha posesión. La lujuria, la gula, la pereza, la avaricia, la soberbia y la ira son los otros pecados capitales que completan la lista que confeccionó el Papa San Gregorio Magno durante su pontificado entre los siglos VI y VII.

Dante en el poema de El Purgatorio, define la envidia como "Amor por los propios bienes pervertido al deseo de privar a otros de los suyos." La persona envidiosa es insaciable porque su envidia proviene de su interior y por eso nunca puede quedar satisfecha, ya que siempre encontrará otro en quien centrarse.

Luego en esa tramoya deshumanizante está también el egoísmo que no se interesa por el interés del prójimo y rige sus actos de acuerdo a su absoluta conveniencia y es uno de los mayores enemigos de la normalidad que precisa la ausencia de moral, bondad, caridad o afecto natural por su entorno y quienes le rodean; contraviene deliberadamente, usando la astucia, los códigos de conducta, moral o comportamiento oficialmente correctos en un grupo social.

Estas chifladuras es lo que ha venido perfeccionando el capitalismo salvaje; es una polilla humana que ha desnaturalizado a la propia vida. El capitalismo ha continuado su marcha descarnada, para apoderarse del valor creado por el trabajo que ha continuado siendo sustraído a los trabajadores. La maldad, la mediocridad y el interés mezquino se imponen en la mente de los grandes dueños de la riqueza.

Allí está la conciencia de clase, según Marx: "En principio, las condiciones económicas habían transformado la masa del país en trabajadores. La dominación del capital ha creado en esta masa una situación común, intereses comunes. Así, esta masa viene a ser ya una clase frente al capital, pero todavía no para sí misma. En la lucha, de la cual hemos señalado algunas fases, esta masa se reúne, constituyéndose en clase para sí misma. Los intereses que defienden llegan a ser intereses de clase".

En la obra de Marx entre clase en sí y clase para sí, la primera refiere a la existencia de una clase como tal y la segunda a los individuos que conforman dicha clase en tanto consciente de su posición y situación histórica. Por tanto, la condición final de la producción es la reproducción de las condiciones de producción. La reproducción de las relaciones de producción está asegurada por el ejercicio del poder en el Aparato de Estado y en los Aparatos ideológicos del Estado. A través de la ideología dominante se asegura la armonía entre el AE y los AIE. La burguesía se apoderó del AE para asegurarse su hegemonía política y se apoderó de los AIE para asegurarse la hegemonía ideológica indispensable para la reproducción de las relaciones de producción capitalista. Se puede constatar que la burguesía salida entre las ruinas del feudalismo ha seguido en sus propias contradicciones y antagonismo que generó el sistema feudal, sin abolirlas, únicamente ha seguido sustituyendo viejas condiciones de opresión. Es necesario entender nuestro tiempo histórico.

El Che dijo del revolucionario que está motivado “por grandes sentimientos de amor” aunque esto pueda “parecer ridículo” para la burguesía; tras concretar la necesidad de un “nuevo ser humano” creado mediante la participación responsable en una sociedad que pertenezca a todos. Y no dejes que te domestiquen. ¡¡¡Viviremos y Venceremos!!!

albertovargas30@hotmail.com


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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@hotmail.com

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