Perdí más 30 kilos en 1 año gracias a la guerra económica. A cualquier canal de TV donde voy lo digo pero se ríen y no me creen. Hoy lo ratifico. Las colas sabrosas me sacaron de la gordura. Hoy estoy muy lejos de convertirme en clase media y escuálido (como dicen por ahí) porque la inflación y los altos precios me tienen claramente posicionado en la clase obrera popular socialista. Nada parecido a un pequeño burgués, si es que alguna vez lo fui.

Ver video: https://www.instagram.com/p/7Ax4saTXuP12p8M6dQCO3sViWYenzR5T-3vDw0/?taken-by=jesusescritorsilva

Cuento esto porque los revolucionarios también tenemos anécdotas de la vida común. Somos seres normales que no vivimos todo el día vociferando consignas ideológicas y atravesamos las mismas dificultades que cualquier otro sujeto, sea chavista o sea opositor. Les cuento que de lo malo, algo bueno se saca, eso es un principio de mi dialéctica marxista. Yo llegué a pesar 120 kilos por culpa de andar comiendo chatarra en la calle y pan con queso en la casa, debido a mi agitada vida de abogado por cuenta propia pateando la calle, como tantos hermanos venezolanos.

Este video en VTV demuestra mis 120 kilos: https://www.youtube.com/watch?v=LlcVFutzuus

A medida que se hizo más intensa la guerra económica, con escasez de alimentos, medicinas y la obligación de hacer varias horas de cola y recorrer farmacias o supermercados para conseguir lo buscado, pues he tenido un gasto calórico muy alto y mi vida ha cambiado radicalmente, como millones de venezolanos. Por eso retornado a mi peso casi ideal de 87 kilos en una estatura de 1.80 metros.

Este otro video en Televen que certifica mi transformación (con 87 kilos la chaqueta me queda grande) https://www.youtube.com/watch?v=3Pq2VvTpvu0

Es decir he bajado 33 kilos, tal vez por cosas de la macroeconomía nacional este año llegaré a los 80 kilos de peso para un total de 40 kilos perdidos.

Antes me comía 2 arepas con jamón y queso en el desayuno, luego una, ahorita ninguna. Ahora desayuno puro casabe porque eso es lo que se consigue. Aprovechando bienes que no se consiguen, de mi dieta eliminé la pasta, el pan, la leche, el queso, arroz, jamón. Rara vez como carne o pollo (a veces no los encuentro y otras veces no puedo comprarlos porque andan muy caros). Me mantengo con sardina y agua. Empecé a ingerir frutas como la mandarina y la lechosa semanalmente. La guerra económica me ha traído sufrimientos, pérdida de la calidad de vida por el desgaste mental y físico de buscar alimentos y medicinas, pero, siempre hay un pero, me previno un infarto y me sacó de la obesidad.

Creo que voy a quedarme en este peso, la crisis económica no presenta indicios de mejorar en el corto plazo, no fumo, no bebo, ya no salgo con amigos a cenar en restaurantes; mi vida ha cambiado debido a la radical caída de mi poder adquisitivo; aprovecharé lo bueno de esta crisis, aunque soy consciente que electoralmente hablando la guerra económica genera resultados iguales a los del 06-12-16, o sea, victoria electoral para los malos y derrota electoral para el gobierno. Eso es así y no va a cambiar, porque cuando mi nevera no tiene comida, mi hijo me reclama a mi porque soy su papá (gobierno) y mi deber es protegerlo, nunca le reclamará al ladrón de la comida, o sea, un delincuente (Fedecámaras, Polar, imperialismo, bachaqueros, etc) que no es familia suya y del cuál no espera nada bueno.

Ojalá se termine esta calamidad económica porque veo colas largas de personas con hambre y necesidad de medicinas, si vivo para verlo (todavía soy joven con 36 años y tengo esperanzas en el socialismo bolivariano) prometo controlar el pico para no recuperar los 33 kilos que me he quitado. No quiero que mi pueblo pierda tantos kilos de peso porque hoy por hoy no le sobran. Trabajemos juntos por la recuperación del bienestar de la Patria.

Hasta la victoria siempre, camaradas.

Moriremos y Venceremos.