Ni siquiera el mundial de futbol con sus partídos decisivos finales, o la implacable guerra mediática del imperio lograron opacar o ensombrecer la importancia y grandeza histórica de la fructífera visita que acaba de realizar a la hermana República de Panamá el Presidente Hugo Chávez, invitado por el Presidente Martín Torrijos Espino, con motivo de celebrarse el pasado 22 de junio, el 180 aniversario del Congreso Anfictiónico convocado por el Libertador Simón Bolívar.
Nuestro apreciado hermano cubano, Francisco Pividal, autor del libro “Bolivar: Pensamiento Precursor del Antimperialismo”, recuerda que el Libertador, cursó desde la capital peruana esa invitación redactada en primera persona de doce párrafos, a los gobiernos de Colombia, La Plata, Chile y Guatemala, el 7 de diciembre de 1824, dos días antes que se librara la batalla de Ayacucho,
Con la misma fuerza que ha heredado y demostrado Chávez, para luchar con valentía, claridad política y sin descanso, por la verdadera integración latinoamericana, Bolívar, justificaba en el primer párrafo de su invitación señalando que después de quince años de batallas y sacrificios consagrados a la libertad de América, era tiempo ya para que los intereses y las relaciones de las nuevas repúblicas antes colonias españolas, se analizaran todos los problemas y se sentaran las bases fundamentales para eternizar la duración de los nuevos gobiernos.
Casi de inmediato, el mismo enemigo imperial que parceló nuestras naciones hace varios siglos con fronteras geográficas, para impedir la unión de las nuevas repúblicas, desató una guerra brutal de infamias,intrigas y campañas de desprestigio contra Bolívar, a través de sus diplomáticos y agentes consulares calificándolo de “usurpador, tirano y estadista teórico de propósitos flotantes e indigestos”, similar a la que dirigen financian e impulsan ahora de fronteras ideológicas con el apoyo incondicional de la SIP y la llamada gran prensa, utilizando los mismos calificativos y afirmando que “Chávez, usa su chequera petrolera para comprar conciencias y apoyos de pueblos y gobernantes de países”, tratando infructuosamente de desvirtuar los objetivos de integración de la Revolución Bolivariana que presenciamos como parteros de la nueva patria grande.