El apasionamiento es vital y necesario, pero a veces nos hace un flaco favor

Escribo estas líneas mientras escucho al Presidente Chávez hablar desde el Balcón de la Victoria, conocidos ya los resultados de la enmienda. SI, ganamos. No me interesa aquí abundar en lo que es matemáticamente evidente y que se expresa en términos electorales en la victoria del bloque del SI, lo cual, además, implica una extensión de los derechos políticos para todos y, por ende, un compromiso muchísimo mayor para todos los venezolanos.


Creo que hay una victoria clara que señalar y espero que no por trillada pase desapercibida. Cuando escuchamos -y decimos- que ganó la democracia, nos enfrentamos la realidad de que -efectivamente- el proceso ocurrió sin mayores incidentes y que, además, la participación superó -de modo significativo- las elecciones regionales del 2008. Esto, aunque nos parezca irrelevante, permite que cuanto aquí ocurre se salga de la curva que expresan algunas teorías sobre resultados electorales cuando enuncian que la participación de los ciudadanos (medida en número de votos) es inversamente proporcional a la frecuencia de las elecciones (más frecuencia, menos participación). Las elecciones nos son menos indiferentes. Eso es un punto importante.


Dicho ésto y habida cuenta de la necesidad de asumir el enorme compromiso patrio que significa para todos los ciudadanos la ampliación de derechos que, vía enmienda constitucional, acabamos de aprobar con una mayoría significativa, debo pasar a señalar tres actitudes de las que observé hoy que me resultan particularmente perjudiciales al necesario clima de sociego que debemos construir de modo inmediato en nuestro país.


En primer lugar, el incidente ocurrido durante la votación del Gobernador de Anzoátegui. Asumiendo que todos los votos son necesarios, ciertamente no creo que el suyo hiciera la diferencia en los resultados finales de modo tal que justificara la ilegalidad cometida. Creo que el detalle de haber roto la papeleta sin querer no es sino un detallito, en comparación con el detallazo de haber podido emitir su voto nuevamente algo que, lamentablemente, no está contemplado en la Ley. El problema (problemón) es que es complicado apresar a un Gobernador sin que medie un doble proceso: el del castigo a la infracción (en este caso penada con la cárcel), y el mediático que necesariamente ha ocurrido y ocurrirá. Ciertamente creo que al bloque del SI y a la crispación política de estos días, no le hacía falta semejante manifestación entusiasta por defender un voto. Creo que su actuación pone en tela de jucio muchas cosas. No era necesaria, repito.


En segundo lugar, me resultó chocante las declaraciones de Jorge Rodríguez minutos antes de escuchar a la presidenta del CNE emitir el primer boletín. Nuevamente un detallito como el que no se dijeron cifras, no nos oculta el detallazo de que se anunció -supuestamente de modo velado- conocer los resultados. He comentado esto con varias personas y hay quien afirma que se trató de un modo de aplacar cualquier posible acción desestabilizadora entre los votantes de la oposición. Puede, sin embargo creo el comentario fue poco gallardo dadas las circunstancias.


Finalmente, creo que quienes enarbolaron la consigna sobre la dimisión de Ledezma frente al Balcón de la Victoria, también equivocan sus acciones y permiten que la emoción les arrebate espacio a la razón. Agradezco al Presidente haber pedido públicamente cesar en tamaña tontería para no dañar no sólo el momento, sino el sentido íntimo del momento y del compromiso.


Recientemente he comentado en los espacios que mantengo en internet, en Twitter, en foros y personalmente, que entre nuestras filas el callarnos los errores no es una norma no escrita. Creo que es el momento de rectificar los errores y asumir las consecuencias. Frente a nosotros un horizonte de cosas perfectibles, y un amplio llano que acometer en la siembra de los ciudadanos en formación que somos.


Hemos obtenido una victoria, ha vencido nuevamente nuestro proceso constituyente, siempre en revisión, siempre imperfecto. Que el entusiasmo que nos alimenta el alma en este momento no nos envilezca y nos haga más crueles que aquellos a quienes tememos.

petrizzo@gmail.com


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