T03 - Campo Antiguerrillero (Quinta Entrega)

Nota de Aporrea: La primera parte publicada en la Sección Artículos, fecha 15/04/04, la segunda el 19/04, la tercera el 26/04/04 y la cuarta el 27/04. Agradecemos a Rafael Gonto, quién amablemente nos está haciéndo llegar la transcripción de esta cruda historia recogida magistralmente por Freddy Balzán en TO3. Sobre este caso también fue filmada una película documental, pero como es costumbre de los voceros del puntofijismo, el caso fue silenciado por los medios de comunicación y los exhibidores del documental acosados por la policía. Insistimos en exhortar a los medios de comunicación alternativos a difundir y a estimular el debate de casos como este. Aporrea publicará TO3 con la ayuda de Gonto, para dejar constáncia una vez más de la violación de los derechos humanos durante la IV República.

BALZÁN.¿Te habían sacado del hueco?
LABANA.Sí, me habían sacado del hueco. Cuando yo me di cuenta que estaba era fuera... yo no sé ni qué tiempo duró eso...

BALZÁN.¿Tú no recuerdas qué fue lo que te ocurrió ahí?
LABANA.No, no lo recuerdo... No recuerdo sino que todo se me hizo negro y perdí el conocimiento, porque al rato fue que me di cuenta que tenía uno por un lado, el otro por el otro lado y dándome golpes en la espalda. Yo lo que sentía era todo el cuerpo como electrocutado, como si hubiera electricidad y movía la cabeza de un lado a otro y creo yo que eran todos los nervios que llevaba y estaba y estaba haciendo como ¡jah! ¡jah! ¡jah!... así como seseaba... de todo... vomitando... vomitando... y la garganta la sentía como que me clavaba algo en la garganta, sentía que estaba vomitando... la cabeza la sentía que se me reventaba y volteaba de lado a lado y... todo el cuerpo lo sentía extraño, como si tuviera electricidad y se me movía todo el cuerpo...

BALZÁN.¿Cuántas personas estaban presentes de guardia?
LABANA.Bueno, no sé, uno me agarraba y otro me golpeaba.

BALZÁN.¿Con qué te golpeaban?
LABANA.Con las manos me golpeaban por la espalda y párate de un lado... párate de otro... por el tierrero aquel...

BALZÁN.¿Hacían algún comentario?
LABANA.No, no hacían ningún comentario. Entonces llegó y me agarraron entre dos y me alzaron y me terminaron de alzar... Entonces de ahí me llevaron arrastrándome, porque no me podía ni parar siquiera... me sentía adolorido, como dormido, así, todas las piernas y me llevaban arrastrando ahí a la camioneta, donde me tiraron dentro de la camioneta... Un guardia vio en ese momento que me tiraban en la camioneta y me dijo: Toda esa vaina te pasa por meterte en vainas... Todo esto te pasa por echar vainas...

BALZÁN.¿Qué distancia había, aproximadamente, entre la camioneta y el hueco?
LABANA.Bueno, habían alrededor de una dos o tres cuadras. De ahí bueno me llevaron otra vez al Cuartel Corpahuaico.

BALZÁN.¿Hacían algún comentario?
LABANA.Bueno, no, no hubo ningún comentario en la camioneta, simplemente uno de los guardias, de apellido Gómez, llegó y me obsequió... trató de obsequiarme cigarros... pero todos me veían a mí extraño... como con rabia... y ninguno comentó nada sino simplemente cuando al Corpahuaico uno llegó y se asomó y me dijo: No te pares sino hasta que yo te lo diga.

BALZÁN.¿Entonces tú ibas acostado en la camioneta?
LABANA.Sí, yo iba acostado en la camioneta, me tenían ahí acostado. Entonces me metieron ahí a los baños, a un baño ahí y empezaron que si a bañarme, no? me metieron ahí con ropa y todo y apartaron a toda una cantidad de gente, guardias mismos que estaban ahí los mandaron a meterse para dentro... Llegaron y me pasaron a un patio donde también tenían los presos aislados... y todo duró hasta el día 7 de febrero. Llegaron y me ponían a mí a comer del lado aparte de todos los presos y me llevaban al baño a diferentes horas...

BALZÁN.¿Tú no tenías contacto con ningún otro detenido?
LABANA.No, no, no tenía ninguno... Bueno, en algunos momentos hubo algunos que llegaban y me daban cigarros, llegaban y le pedían permiso al guardia para darme cigarros y de vez en cuando alguno llegaba y me tiraba un bolívar o algo así, otro me preguntaba: ¿Cómo estás? Y yo lo saludaba y le decía que estaba bien.

BALZÁN.Para ese momento tú no habías recibido la visita de ningún familiar.
LABANA.Sí. Sólo recibí la visita el día 9 de enero de 1966, o sea a los dos días de haberme trasladado a El Tocuyo. Me visitó el hermano mío... La hermana mía, pero la hermana mía no la habían dejado entrar el día sábado; entonces a la hermana mía le iban a dar visita el domingo y la hermana mía ya se había ido el día sábado, él se había quedado ahí para esperar la visita y había ido también después, como a la semana siguiente, había ido otro hermano mío, los dos hermanos ya habían ido, y entonces no le habían permitido visita pero yo los había visto afuera, en las rejas, y yo estaba adentro y salí, estaba por ahí y lo saludé.

BALZÁN.¿Qué te dijeron tus familiares?
LABANA.Me habían llevado una toalla, cigarros, plata, pasta dental, cepillo dental... de todas esas cosas... esos artículos personales me llevaron...

BALZÁN.¿Qué ocurrió después del baño ese con ropas, etc.?
LABANA.Bueno, después del baño ese con ropas, que ya me habían pasado al patio, aislado de todos, la comida aparte, y todo eso, llegaron y el día 7, como alrededor de las 2 de la tarde, me sacaron de nuevo en la misma camioneta y esta vez me amarraron, cosa que no habían hecho antes, me amarraron de los pies...

BALZÁN.¿Cuántos te fueron a buscar a la celda o al calabozo?
LABANA.No, prácticamente, eso no se le puede llamar ni celda, ni calabozo, más bien, como le he dicho: patio, porque es un patio, así como un corralón, ahí están los presos...

BALZÁN.¿Te llamaron y te montaron en el vehículo?
LABANA.Me llamaron y entonces me montaron en el vehículo, me amarraron los pies y me fueron a buscar guardias, los mismos guardias, los guardias nacionales.

BALZÁN.¿Los mismos que te habían tratado de enterrar?
LABANA.Bueno, de esos nada más había uno, el de apellido Bolívar. Entonces llegaron y me montaron y me llevaron ahí al Comando Urica, no? se pararon ahí en la parte de... después pude yo observar en otra ocasión de que decía Comando, y se asomó uno y dijo: Bueno, este es el hombre, se me quedó viendo y volvió y se quitó. Entonces me bajaron, llegaron y dieron una vuelta en la camioneta y empezó a descender y a descender por un camino de piedra y de tierra, entonces dio una vuelta y en una parte que parecía como un campo de aviación o algo así porque inclusive había un helicóptero, entonces vi, cuando me bajaron, cuando me bajaron me metieron en un almacén grande, un sitio grande, con unas rejas de hierro, muy altas, como de tres o cuatro metros de alto, y de unos barrotes fuertes...

BALZÁN.¿Estabas custodiado?
LABANA.Sí, estaba custodiado porque ahí estaba un Policía Militar, y entonces al ratico aparecieron como alrededor de tres policías militares más, y estaba ahí adentro un Teniente, que después supe, por oídas, porque lo llamaron, que era un teniente de apellido Polanco, de la Policía Militar. Llegó el Teniente y me dijo: Quítate la camisa. Me quité la camisa. Uno de los policías militares le preguntó: ¿Lo desamarro? Entonces dijo: No, no, más bien amárralo bien, bien, amárralo fuerte.

BALZÁN.¿Esto dentro del almacén?
LABANA.Sí, eso dentro del almacén.

BALZÁN.¿No había mercancías allí?
LABANA.Sí, había una cantidad inmensa de colchones, habían periódicos viejos en cantidades, ahí, arrinconados, había como aparatos... libros...

BALZÁN.¿Qué tipo de construcción es el almacén?
LABANA.Bueno, el tipo ese de construcción es: las paredes son anchas, no? más bien parece que en vez de ser de bloques fuera como de ladrillos, no?

BALZÁN.¿Y el techo? No lo recuerdas...
LABANA.No, no recuerdo el techo, no recuerdo exactamente como era el techo.

BALZÁN.¿Después de la orden de que fueras amarado...?
LABANA.Bueno, me amarraron, me ataron de manos atrás y con los pies me trataron de unir las manos con los pies lo más posible, no? bien fuerte, y entonces llegó y una de los guardias llegó y me alzó, por entre las cuerdas de las manos y los pies ahí me alzó, y me cargó como alrededor de dos o tres metros y me dejo caer al suelo. Entonces le preguntó al teniente: ¿Aquí? No, no, no, sácalo un poquito más afuera. Me sacó un poco más afuera, hacia el lado del pasillo, entonces llegó y dijo: Bueno, tú nombre. Mi nombre es José Efraín Labana Cordero. Este... número de tu cédula. 2.142.685. Este... nombre de tu papá? Juan Labana. Este... ¿profesión tuya? Entonces yo le dije: Bueno, mi profesión es auxiliar de contabilidad, pero mi empleo siempre ha sido de buhonero, cuando me detuvieron era el de buhonero. Bueno, entonces, ¿vas a hablar? ¿Hablar qué? Hablar de todo lo que se te está preguntando, que te estuvieron preguntando allá abajo. Yo le dije: No se nada. Bueno, le dijo ahí a uno de los guardias, bueno, chico, haz el favor, trae las plumas... Bueno, yo ahí empecé, como es lógico, yo ahí empecé a hacer conjeturas: ¿qué será eso, no? Entonces llegaron y trajeron ahí unos cactus, de esos grandes, con unas espinas largas, largas, que estaba amarrado con una tira y empezaron a pegarme desde la espalda, empezaron a pegarme desde la espalda en toda la parte de la columna, y entonces empezaron a pegarme y a pegarme y a pegarme por toda la espalda y las espinas se quedaban todas pegadas de la piel, entonces llegaron y me siguieron interrogando ahí. ¿Vas a hablar? ¿Hablar de qué? De lo que te han estado preguntando... No sé... Entonces llegaron y dijeron: Bueno, chico, no va a haber más remedio que prender la hoguera. Prende la hoguera.

BALZÁN.¿Qué ocurrió entonces Labana?
LABANA.Bueno, yo pensé que había llegado prácticamente a los últimos días de mi vida, porque habían estado hablando, cuando yo estaba en el patio, en una de esas, yo estaba sentado...

BALZÁN.¿Tú estabas en patio dónde?
LABANA.Bueno, cuando estaba en el patio del Cuartel Corpahuaico, antes de traerme, había sido como alrededor de dos días antes había estado sentado ahí, de repente llegó un Mayor, el Mayor Revilla, llegó y dijo: Oye ¿y qué haces tú todavía aquí? Entonces llegó y salió corriendo y llego y se lo dijo al Teniente que me había llevado a enterrar, el teniente Contreras, le dijo: ¿Qué hace este hombre aquí todavía? Entonces él le dijo: Bueno, él dijo que iba a hablar. Entonces le dijo: espérate un momento. Entonces llegó y me dijo a mí, solo, apartado ya: Oye, menos mal que te has decidido... Entonces yo le dije: ¿decidido a qué? Bueno, decidido... lo que yo oí él dice que tú dijiste que ibas a hablar. Entonces yo le digo: Noooo... me dio rabia todo eso y le dije: Nooo... y me quedé callado ahí. Entonces llegó y llamó de nuevo al Teniente y llegó y le dijo: Mira, mira, éste está diciendo que no: ¿qué fue lo que te dijo a ti? Bueno, él me dijo a mí que él iba a hablar. ¿Vas a hablar? ¿Hablar qué, señor? ¿Hablar qué? Entonces me dijo: lo que se te ha estado preguntando y no te hagas el loco. Entonces yo le dije: Ustedes saben una cosa, yo no puedo hablar de lo que no sé. Ahora si ustedes quieren que yo me haga culpable de todas esas cosas, yo me hago culpable, pero de que yo lo sea, de que yo pueda decir cosas que no sé, no sé. Entonces llegó uno y dijo: Mira, tú sabes lo que vamos a hacer con este tipo, vamos a hacer lo siguiente: vamos a buscarle pero una muerte pero lenta, lenta, lenta... y llegó y dijo: Bueno, vamos a pegarle una, cómo se llama, unos cables, una batería en la bolas... Entonces el otro dijo: No, no, no me gusta. Bueno, lo tiramos ahí colgado con una piedra en el cuello, lo tiramos del helicóptero. Entonces dijo: no, no, no me gusta, esa es una muerte muy rápida; no, no, mejor lo que vamos a hacer con éste es que le vamos a quemar las bolas, le vamos a quemar el culo, le vamos a quemar todo... Sí, si eso es lo que vamos hacer, es lo que vamos hacer, le vamos a quemar todo.


Nota de Aporrea: Esta cruda historia ...continuará.


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Freddy Balzán


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