Un Ministerio perdido en la burocracia y un sueño que murió antes de nacer

Con la partida de Hugo Chávez parece que partieron también muchos de los sueños que el hombre nos trajo.

En materia educativa, desde que llegó a Miraflores, impulsó la iniciativa de Escuelas Bolivarianas, tan exitosas fueron que pasados unos años se planteó crear todo un Sistema de Educación Bolivariana, después de fallar en el intento de implementar un Currículo Bolivariano, con Adán en el Ministerio, todo comenzó a enfriarse y la concepción de educación bolivariana, que cosechó tantos logros en primaria, perdió empuje.

Se fueron sucediendo cambios en Salas, hasta llegar al día de hoy cuando parece que quienes dirigen la política educativa olvidan la experiencia que en los últimos 13 años se alcanzó en la educación primaria.

Se inventaron el cuento de una tal "Consulta por la Calidad" y con ello parece que barren tantas conquistas, especialmente desde la concepción de escuelas bolivarianas. Quienes durante 13 años criticaron al Ministerio de Educación, desde las filas de la derecha educativa, hoy permanecen silentes ante lo que se hace desde Salas. ¿Alguno recuerda a Leonardo Carvajal y su lucha contra la cubanización de las escuelas?

Ya hasta las Canaimitas y la Colección Bicentenaria, frutos de Chávez que impactaron positivamente en la educación, se nombran poco y en Salas parece que el tema relevante es formar a los maestros y maestras, para los que se les impone "sábados pedagógicos" y Congresos Pedagógicos que son meros artificios que le sirven a muchos para decir que están revolucionando la educación.

Un Ministro que tiene un excelente perfil político y que aplaudimos como Vicepresidente del Área Social, pero que usurpa las funciones que corresponde a alguien más cercano a la pedagogía.

En Salas persiste una burocracia tan demencial como la que Carlos Lanz ha denunciado consecuentemente y en las escuelas unas lógicas de la reproducción de prácticas que parece que cada día se alejan más de la época luminosa en la que las Escuelas Bolivarianas ofrecían un modelo de educación incluyente, solidaria, participativa, protagónica, humanista y orientada de verdad a formar al nuevo republicano, como gustaba decirlo Aristóbulo, el último gran ministro de Educación que ha tenido la Revolución.

Juan González.



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