Leer un minuto antes de enjuiciar a los profesores universitarios

Las  profesaras y los  profesores  universitarios  tienen la  misión de formar los futuros profesionales de  la patria;  tiene  la misión de  producir conocimiento científico, tecnológico y humanístico  de alto nivel   para el desarrollo de la    sociedad  y  finalmente tiene la misión de  ejercer la extensión   o servicio      en  todas y cada una de las comunidades. Una falla   en las condiciones sistémicas organizacionales y laborales del docente  y de los demás trabajadores  universitarios  lleva   necesariamente a  un fracaso en la formación del futuro profesional,  a un fracaso en la producción del conocimiento y a un fracaso en la extensión.

Más allá de FAPUV, más allá de los luchas políticas, mas allá de  oficialistas y  opositores las autoridades ejecutivas, legislativas y judiciales deben  analizar si  merecemos o no un salario digno y suficiente para  ejercer como docentes en las universidades.   La   finalidad de este artículo es dar     a conocer en detalle   lo que hacemos  como académicos para hacer de las universidades un bastión de  progreso, desarrollo   y transformación de la población venezolana.

El  ejercicio de la profesión docente universitaria tiene una complejidad y  particularidad como trabajador. No es un operario, ni un técnico  que debe trabajar  8 horas  de jornada laboral,  para luego      salir a su casa a descansar. Primero tiene  que  planificar  el desarrollo de   una o más materias o asignaturas.  Debe compatibilizar esa  materia con el plan curricular. Debe  preparar  todas y cada una de las clases. En dicha preparación debe   cruzar y sintetizar dos tipos de áreas de conocimiento. La primera relativa al contenido de la disciplina, por ejemplo de historia de Venezuela, sus etapas y sus procesos. Por ser    un nivel superior esta preparación implica investigar, tanto los clásicos como los más  contemporáneos de los autores. Ficharlos, comprenderlos y  sintetizarlos. Ser profesor universitario  significa estar al día con el avance de la disciplina que dicta en la universidad: Siempre -y es lógico-.  se producen  nuevos análisis sobre un mismo tema  o problema. Pero no queda allí, ahora debe  pasar a la segunda   área.  A la didáctica.    Debe ajustar o adaptar - sin bajar el nivel de la materia-    toda esa preparación  al tipo de alumno   que la va a cursar. No es lo mismo prepararla  para    los   primeros semestres, que a los intermedios y finales. Y por si fuera  poco, debe   utilizar la tecnología educativa para diseñar   presentaciones,   para  hacerlas necesita  manejar    por lo menos   la computadora, el internet y dos programas como el Word y  powerpoint. Además debe   seleccionar la bibliografía. Ir a reproducción,  dejar el material de  apoyo. Esta primera etapa de preparación es en sí un trabajo de mucha responsabilidad, preparación, paciencia y desgaste, ¿Cuantas horas  se  necesitan para ésta primera etapa? Aquí  ya podemos contabilizar  en materia de recursos humanos un trabajo, el cual se lleva más de una jornada laboral. Luego de la planificación  científica y pedagógica  viene la etapa de la  ejecución. Ahora debe dar las clases, debe estar preparado en dinámicas de grupo, abordar de tú a tú, de cara a cara a los alumnos, atenderlos, repetir cuando no entiendan, reforzar conocimiento. Hacer dinámicas de grupos. Mantener  el orden y la disciplina y el respeto.   Esto  se complica cuando   los  cursos son masificados. Tiene que estar preparado  para      elevar el tono de voz, estar pendiente  de  que se  le entienda.  Este es  un trabajo autónomo  el dictado de la clase, con lo cual   sumado al anterior   de la planificación, ya llevamos contabilizados dos trabajos docente, los cuales lo pagan por uno solo. Estos trabajos son  por día, por semana, por año hasta completar los 25 años reglamentarios para jubilarse. Pero a estos dos trabajos se le suma otro  que es complicado y muy delicado, como lo es la evaluación de los aprendizajes. Si se ajusta a  los clásico  hará exámenes escritos objetivos y/o de desarrollo. El día de la evaluación que es presencial, exigen una preparación    no solo  pedagógica, sino también psicológica, someterse al estrés, de guardar     la disciplina  en el acto de evaluación. Pero esto es solo una primera etapa. Luego    se   lleva los exámenes a la casa. A la casa, sí. No los deja    por seguridad, en la oficina, si es que tiene alguna. Se los  lleva a la casa. Fuera del horario de trabajo, así como  parte de su descanso lo toma para la planificación docente, ahora  lo toma para la evaluación. Al terminar el examen  empieza  la  presión de los estudiantes para  recibir sus notas. En la casa,  vuelve  a sentarse a evaluar  y la evaluación es  individual, cada alumno es un caso. Para evaluar  el docente tiene que leer, analizar y ponderar o colocar   una nota, a veces    muchos estudiantes    no  saben escribir,  entonces hay que hacer un esfuerzo para  leer esos exámenes, tiene además que leer con detenimiento  el contenido de los exámenes. No todos responden igual. Unos son   caleteros, otros son originales, o creativos, o  una combinación. Este tiempo adicional   es de   trabajo y más trabajo.  El trabajo del docente nunca termina. No es como muchos trabajadores que   al  término  de sus jornadas   laboral,  cierran   la  oficina y se van  tranquilos a sus  hogares. O se van al cine o a distraerse. El trabajo  docente no tiene horario de  trabajo.  Esta entrega - esto  lo sabemos,   porque lo hemos vivido- a la larga poco  a poco van saliendo enfermedades laborales,  el sedentarismo, lleva a   problemas  de circulación, a hipertensión. El sobrepeso  lo lleva a  la diabetes. El exceso de trabajo hace  que en muchos casos se sacrifique a  los hijos, esposas o esposos. Estos tres trabajos   en uno  ¿acaso no merecen un buen sueldo como para  tener una vivienda digna, un carro para trasladarse  al trabajo, buenas vacaciones,  es pocas palabras para  tener mejor   calidad  de vida?

Pero el profesor universitario  no solo es docente. Como en la mayoría de las veces ocurre  para  primaria y secundaria.   Es también investigador  científico, así lo exige el escalafón universitario, siendo en su mayoría a dedicación exclusiva o tiempo  completo.  Se le exige  que  investigue, no solo para  para ascender en el escalafón  universitario, sino también en su preparación en el postgrado y  como investigador    adscrito a  un centro o instituto e investigación. Y además debe  dar a conocer sus investigaciones, mediante publicaciones  en forma de libro o como artículos científicos en revistas   científicas arbitradas. Para ascender, estudiar postgrado  y publicar  el docente universitario se somete a un jurado calificado, a árbitros  especializados. Si llegara  cumplir con los requisitos,  entonces  asciende en el escalafón académico.  Y es que investigar es la base de la universidad. Si no se investiga, pronto el conocimiento  queda  obsoleto, y queda  atrás de otros países del norte. Para el caso de América Latina  el reto es mayor, porque no solo  hay que generar conocimiento para  explicar bien  y  coadyuvar  a solucionar  nuestros graves problemas, sino que debemos  competir y estar en la vanguardia de otras universidades del mundo desarrollado, donde   los docentes  no se preocupan por el salario sino en ser mejores ante sus pares y ante el mundo académico.   El docente  universitario a este nivel  acumula un nuevo trabajo que sumados a los tres anteriores  resulta una profesión nada fácil.  En definitiva, hay cuatro trabajos en uno. Ya ser docente es un trabajo complejo, delicado   que exige mucha dedicación, vocación y motivación para ejercerlo. Y   simultáneamente  se le exige investigar,  que de  por si es  otro trabajo complejo,  el cual  para ejercerlo se  necesita igualmente dedicación, vocación, motivación, paciencia, sacrificio. La investigación  de alto nivel, la universitaria, no es   buscar, cortar   y pegar información. Es un acto  racional y creativo de producir conocimiento de vanguardia,  y para lograr esto  se  necesita de  tiempo, de madurez, hasta   alcanzar   la iluminación. Para mantener la dedicación  y  ascender en el escalafón universitario debe  presentar un trabajo de ascenso, el cual se  evalúan  frente  a un  jurado      que examina  si se  cumplen los requisitos de investigación, si es capaz el  profesor de defender su trabajo, si esto se cumple conforme  a la rigurosidad científica  pasa el examen   y asciende  a  un nuevo escalafón. Eso va de dos años, de cuatro años y de cinco  según sea  es el escalafón  al que se  aspire.

Este tipo de trabajo complejo y estresante, exige que   el Estado y sus gobiernos les den el mayor respaldo y el apoyo a las profesoras y profesores universitarios. Si no se hace entonces jamás se dará la calidad  de la formación, ni de la investigación ni de la extensión. Si no se le da el apoyo, entonces tenemos un docente  que  tiene que estar cuadrando el ingreso para  pagar la luz, el teléfono, reparar  al artefacto, el servicio. Y va dejando de lado    lo que de realmente tiene que hacer  como docente. Si no tiene respaldo del gobierno ¿quién lo respaldará? ¿Se quiere acaso  que el docente salga de su casa para    coger un autobús, con el cerro de exámenes, la  laptop o cualquier otro material didáctico, a expensas de un atraco, o de un accidente bajando  del bus? ¿Se quiere acaso  que el docente  viva alquilado, sin derecho a comprar un carro,  buena ropa, buenas vacaciones?   No lo quiero creer que esta sea la visión de Estado sobre los docente universitario, menos de un gobierno que  h  llegado con el favor del pueblo.

Si el Estado está pendiente de las condiciones   materiales del docente, y de las universidades en materia de  presupuesto, infraestructura,   y   los docentes dedicados  a cumplir con sus   4 trabajos en uno, el futuro de la educación y del país  sería otro.  Acordémonos de lo que decía Bolívar, nuestro libertador,  que las sociedades marchan al mismo ritmo con que mancha la educación. Esto es una ley y si no se cumple,   nos veremos rendidos como nación  a los países que si  invirtieron en educación.  Si no se cumple  empiezan  a  rodar las calamidades académicas,  los profesores piratas, los profesionales piratas,  y   el efectos es un  tsunami  social,  porque todo lo que se haga  con ignorancia  termina destruyendo ideales, naciones, etc.

Hablemos ahora en concreto. El escenario está complicado: La FAPUV  como  representante gremial lucha por los intereses  de los profesores. El gobierno  hizo un esfuerzo  y nos aumentó  al doble,   pero   no alcanza por la inflación y el alto costo de la vida, los estudiantes  no tienen clases y están a punto de perder el semestre. La Asamblea Nacional  acude al  TSJ para que  establezca responsabilidades, hay un  llamado a clases. Como se ve todo  se complica. Unido a  un presupuesto universitario que no alcanza. De parte y parte se dice  de todo, y en negativo, pero como académico, veo que lo que pide  FAPUV  es que se cumplan las normas de homologación,  recordando que  es  una ley de Estado. Recordando que  esas normas no aumentan el salario sino que  compensan en bases  al alto costo de la vida de los dos   últimos años.  ¿Por qué no se cumple esas normas, en un contexto donde muchos funcionarios  de Estado  se dan golpes de pecho  para   rezarle y hacer cumplir la constitución y las leyes?  ¿Por qué el Estado en la   cuarta y quinta  república  no  esperan  una huelga a de los militares  para  aumentarles el sueldo, sino todo lo contrario se adelantan  y hasta los complacen? Se dirá que   es por la defensa de la república. Pero ¿acaso   una excelente academia no es  la base de  una defensa científica y moral  de la república?  Se dirá también  que el gobierno no tiene los recursos, que  los ingresos petroleros  están bajos. Esto es correcto. Vivimos en una encrucijada. En múltiples  paradojas. Entonces   lo mejor es sentarse a dialogar y   hacer de parte y parte una propuesta digna  para el trabajador universitario: propuestas como bonos de la deuda pública,  garantía de suministro, de cooperativas para  adquirir vivienda, cauchos, carros, repuestos,  créditos de remodelación y hasta un  mercal universitario. La paz se conquista dialogando, llegando a acuerdos. Esta es mi visión como académico. Los académicos no quiere ni tumbar gobiernos, ni ir contra el gremio, muchos menos sacrificar  el futuro de la nación paralizando las clases.

 

El autor es: Profesor jubilado de la Universidad del Zulia.

evaristomendez22@gmail.com

 



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