En días pasados he tenido la oportunidad de ver en los pasillos de la Universidad Central de Venezuela, a cientos de jóvenes haciendo cola desde muy temprano para inscribirse en la oprobiosa Prueba Interna que aún hace nuestra universidad para admitir a los nuevos ingresos. Mecanismo anticonstitucional, ya que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) afirma en el Artículo 103 “Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones…”
Hemos entrado en el 10mo año de la Revolución Bolivariana, sin embargo tenemos muchas cosas pendientes, la democratización del acceso a la educación universitaria es una de ellas; si bien hemos alcanzado grandes logros con la municipalización de la educación superior que ha realizado la Misión Sucre, la creación de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Universidad del Deporte, la Escuela Latinoamericana de Medicina, y la apertura y masificación de la UNEFA. Aún falta que la Revolución de la educación superior alcance a las universidades autónomas, las cuales se encuentran de espaldas al país, porque han venido respondiendo a los intereses particulares de las élites que en ellas se han enquistado.
Vale la pena recordar la labor realizada por los Precursores de la Organización Bolivariana de Estudiantes quienes en 2006 solicitaron la eliminación de la Prueba de Actitud Académica y las Pruebas Internas de admisión universitaria, y para ello recogieron firmas en todo el país. Pareciese al ver las colas en las universidades, que araron en el mar, que la esperanza de muchos fue rota por el burocratismo, y por la prepotencia de las universidades autónomas.
Hoy más que nunca cobra vigencia el pensamiento del maestro Simón Rodríguez “La fuerza material esta en la masa y la fuerza moral esta en el movimiento de la masa”. Nosotros los estudiantes debemos asumir nuestro rol histórico y generar espacios para la transformación de nuestras universidades, que han venido convirtiéndose en el reducto de un modelo que se niega a morir, pero que el pueblo venezolano está decidido a enterrar.
La democratización de la universidad, es una tarea que la Revolución Bolivariana debe emprender con muchísimo mayor ímpetu; no se trata de que, como han tergiversado desde el oposicionismo, se intervenga la educación superior. Por el contrario es necesario que un fuerte movimiento social, desde cada liceo, desde cada comunidad que luche y exija la universalización del acceso a la educación superior sin más limitaciones que las derivadas de las aptitudes, vocación, aspiraciones y fundamentalmente los requerimientos para la construcción de la patria nueva, de la patria Bolivariana y Socialista, donde la justicia social, la inclusión y la dignidad derroten a la ignominia y la exclusión.
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