Luis Bonilla-Molina entrevista a Manuel Gil Antón (México)

Con esta entrega continua la segunda temporada (2015) de las entrevistas sobre calidad de la educación que realiza el profesor Luis Bonilla-Molina.  Este año las entrevistas indagan la relación de calidad de la educación con las reformas y contrarreformas educativas que se implementan a nivel mundial, así como las propuestas y modelos de evaluación de los sistemas educativos a nivel internacional, y las agendas emergentes en el debate educativo mundial. Este trabajo constituye un esfuerzo de investigación y de pedagogía política sobre las transformaciones educativas a escala planetaria cuyo desarrollo es realizado por el accionar colectivo de un equipo de voluntarios(as) en toda Venezuela quienes forman parte del Centro Nacional de Investigaciones Educativas (CNIE).

Esta entrevista en particular forma parte del ciclo LA REFORMA EDUCATIVA MEXICANA  que contendrá miradas plurales sobre los cambios educativos en este importante país.

Las y los interesados en establecer contacto con el equipo de producción por favor escribir a laotramiradaeducativa@gmail.com

Equipo de pre producción: Luis Bonilla-Molina, Luz Palomino, Marianicer Figueroa.  Equipo de producción y post producción digital: Dilanci May Sierra, Luis Bonilla-Molina, Lu Bonilla. Transcripción de esta entrevista: Mariangela Petrizzo. Edición y corrección de estilo de esta entrevista: Luis Bonilla-Molina,  María Magdalena Saurraute, Marianicer Figueroa y Mariangela Petrizzo.

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Entrevistado(a): Manuel Gil Antón, Distrito Federal de México 


Perfil del Entrevistado(a): Doctor en Ciencias, con especialidad en Metodología y Teoría de la Ciencia, por el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (CINVESTAV) en 1995. Maestro en Ciencias Sociales, con Especialidad en Sociología, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede México, en 1986. Licenciado en Filosofía por la Universidad Iberoamericana, 1982.  Entre 1981 y 2010, fue Profesor e Investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana, tanto en la Unidad Azcapotzalco como en Iztapalapa. A partir de 2010 ingresó al Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México.

Líneas de Investigación que desarrolla: Sociología de la educación, Actores, procesos y estructuras en la educación superior, Epistemología de las ciencias sociales, Metodología de la investigación social.

Proyectos de Investigación en curso: Cobertura y desigualdad en el acceso a la educación superior, Génesis, evolución y desarrollo del oficio académico en México, La educación: más allá del aprendizaje y los mercados. La Reconfiguración de la Profesión Académica.

Publicaciones recientes

LIBROS:

·        “La reconfiguración de la profesión académica en México”, Ed. Universidad Autónoma de Sinaloa y Universidad Autónoma de Baja California, 2012. (coautor: Galaz Fontes, Gil Antón, Padilla González, Sevilla García, Arcos Vega y Martínez Stack), México; 

·        “Cobertura de la educación superior en México. Tendencias, retos y perspectivas, Ed. ANUIES, México, Colección Documentos, 2009. (coautor: Gil Antón, Mendoza Rojas, Rodríguez Gómez y Pérez García), México; 

·        “Entre siglos: la Educación en México” (Tomo I) Prólogo de Pablo Latapí; 

·        Entre siglos: La Educación Superior en México (Tomo II) Prólogo de José Woldenberg. Ed. Santillana, Colección Aula XXI, 2009, México; 

·        “Transparencia y vida universitaria”, Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, Ed. IFAI, Colección Cuadernos de Transparencia,  México, 2008.   

ARTÍCULOS:

·        Con Galaz Fontes, “The impact of merit-pay systems on the work and attitudes of Mexican academics”,

·        Higher Education, The International Journal of Higher Education Research, Springer, 2013;

·        “La monetarización de la profesión académica en México: un cuarto de siglo de transferencias monetarias condicionadas”, Revista Espacios en Blanco, Núm. 23, Número temático: Profesión Académica y Trabajo Docente en la Universidad, del Núcleo de Estudios Educacionales y Sociales (NEES)-Facultad de Ciencias Humanas (FCH)-Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), Argentina, 2013;

·        “La educación superior en México entre 1990 y 2010. Una conjetura para comprender su transformación”, Nota de Investigación, Estudios Sociológicos, Vol. XXX, Núm. 89, Ed. El Colegio de México, 2012; 

·        “The Merit Pay System in a Mexican University: The Case of Metropolitan Autonomous University”, The Journal of the Professoriate, an affiliate of the Center for African American Research and Policy, 2011; Con Galaz Fontes,

·        “La profesión académica en México: un oficio en proceso de reconfiguración”, Revista Electrónica de Investigación educativa, Vol. 11, Núm. 2, 31p., UABC, México, 2009; CAPÍTULOS DE LIBRO: 

·        “The divergent worlds of teaching and research among Mexican faculty: tendencies and implications” en Shin, J.C.; Arimoto, A.; Cummings, W.K.; Teichler, U. (eds), Teaching and research in contemporary Higher education, vol. 9, Ed. Springer, Dordrecht Heidelberg New York London, 2013. (coautor Galaz Fontes, Martínez-Stack, Estevéz, Padilla);

·        “Un cuarto de siglo: ¿El fin de una etapa en la conducción de la educación superior en México?” en Enrique Florescano  Mayet, (coordinador.) La perspectiva Mexicana en el siglo XXI, Eds. Fondo de Cultura Económica (FCE), Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) y la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), colección Biblioteca Mexicana, Universidad Veracruzana, 2012;

·        “La profesión académica en México: continuidad, cambio y renovación” en Norberto Fernández Lamarra, Mónica Marquina (Coordinadores), El futuro de la profesión académica, Ed. Universidad Nacional de Tres de Febrero, 2012. (coautor Galaz Fontes, padilla);

·        “Mexico: A Portrait of a Managed Profession” en William Locke, William K. Cummings and Donald Fisher, (Eds.) Changing Governance and Management in Higher Education: The Perspectives of the Academy, Ed. Springer, Dordrecht Heidelberg New York London, 2011. (coautor Galaz Fontes, Sevilla García, Padilla, Arcos y Martínez Stack);

·        “El Oficio Académico: Los Límites del Dinero”, en Alberto Arnaut y Silvia Giorguli, (Coordinadores), Los Grandes Problemas de México Volumen VII: Educación, Ed. El Colegio de México, 2010.

Cursos Impartidos en el Doctorado: Metodología de la Investigación Social I, Metodología de la Investigación Social II, Curso de preparación de tesis Educación y Movilidad Social, Seminario sobre Educación y Cursos de Vida

Sociología de la Educación.

 

 

Entrevistador Luis Bonilla-Molina

Perfil del Entrevistador: Docente con 36 años de labor pedagógica. Coordinador de la Red Global/ Glocal por la calidad educativa

LUIS BONILLA-MOLINA: Bienvenidos y bienvenidas, todas y todos, a este nuevo contacto con  “La Otra Mirada Educativa”. En esta oportunidad, conversaremos desde el D.F. México, con Manuel Gil Antón. Manuel es Doctor en Ciencias, con Especialidad en Metodología y Teoría de la Ciencia. Egresado del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (CINVESTAV) en 1995. Además, es Maestro en Ciencias Sociales, con especialidad en Sociología en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede México, en este caso, en 1986. Entre 1981 y 2010 fue profesor e investigador en la Universidad Autónoma Metropolitana, y actualmente, desde el 2010, ingresa al Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México. Manuel Gil Antón es un referente  a la hora de valorar todo el debate de la reforma educativa mexicana en el presente. Bienvenido Manuel, a este contacto con “La otra mirada educativa”.

MANUEL GIL ANTÓN: Muchísimas gracias. Es un enorme gusto y un honor estar, por esta vía, con el Centro Internacional Miranda. 

LUIS BONILLA-MOLINA: Tú eres uno de los que ha opinado con mayor fuerza sobre el tema de las reformas educativas actuales en México.  Si te pidiéramos que caracterizaras cuál es el estado actual del debate en materia educativa en México, ¿Qué nos dirías?

MANUEL GIL ANTÓN: Indudablemente México requiere una reforma educativa. Cuatro o cinco datos muy elementales al respecto.  Primero algunos datos: (1) de los mexicanos entre 15 y 64 años de edad, hay seis millones de compatriotas analfabetas, (2) diez millones que no terminaron la escuela primaria de seis grados, y hay también digamos, (3) otros doce (millones) que no terminaron la escuela secundaria siendo obligatoria;  (4) tenemos un rezago educativo que según cifras diferentes, se acerca, a 32 millones entre los mayores de 15 años; es decir, 16 sin secundaria y seis sin primaria y seis analfabetas.  Y conste que para considerar a alguien analfabeta en México, la pregunta central es “¿Sabe Ud. leer o escribir un recado?” Si contesta que no, clasifica como analfabeta. Por otro lado, nosotros tenemos, entre aquellos que terminan los doce años de la escolaridad obligatoria -que son seis de primaria y tres de secundaria- que el 60% de ellos no tienen condiciones de lecto-escritura y cálculo elementales. De tal manera que para colocar un panorama general, tenemos primero, un enorme rezago educativo; segundo si estás en la escuela, o te vas de la escuela o la escuela te va,  -es decir que te expulsa por falta de condiciones-   parece ser que aprender es “un volado”, es algo así como echar una moneda al aire.

En el caso de México el analfabetismo entre la población indígena –adulta, mujer y los muchachos- que no aprenden a leer y escribir durante 12 años de escolaridad, expresa en buena medida la desigualdad social. Para desgracia nuestra, en México,  “Origen es Destino”.  Para decirlo de una manera más dura, estamos en una situación de desigualdad tal, que ya lo que más importan son “los conocidos”. Entonces, frente a ese panorama, obviamente México requiere una reforma educativa.

El segundo punto sería decir qué tipo de reforma educativa se planteó el presidente Peña Nieto. En sus orígenes, la actual reforma educativa tenía un slogan o una frase que decía que se quería recuperar la rectoría del Estado en la educación, porque la había perdido. En realidad, desde hace medio siglo, los gobiernos federales y los gobiernos estatales habían pactado con el Sindicato Nacional de Trabajadores de Educación y con sus diversas secciones en el país, una especie de cogobierno del sistema educativo. Hecho que algún experto llamó una relación atípica entre el sindicato  -que tendría que ser el garante y el que procurara el máximo interés en la educación del magisterio- convertido en autoridad, y la propia autoridad educativa, medio convertida en negociadora de paz social, y no de mejoría educativa. Tenemos un millón doscientos mil profesores de la escuela primaria y secundaria, a los que se añaden otros 300 mil de la escuela media, que es la previa a la superior, para hacer un total de un millón y medio. El contingente de profesores mexicanos es enorme para 105 millones de habitantes.

La idea de retomar la rectoría de la educación era porque el gobierno argumentaba que había sido secuestrada por parte del sindicato. En realidad, los que tenemos un poquito más de años aquí, sabemos que más que ver a la administración pública como una blanca paloma educativa y al sindicato como un enorme halcón, lo que ocurrió en realidad fue un pacto corporativo muy a la mexicana, muy al estilo del PRI, para asegurar control político, paz social y beneficios mutuos. Entonces, tenemos un primer punto, un rezago educativo, un segundo punto, un pacto corporativo con el sindicato, para la regulación de la escuela, y tercero, tenemos un grave problema con un plan de estudios que es totalmente enciclopédico, en el que se premia responder y no se premia preguntar.

Ante ese panorama urge una reforma educativa y este gobierno la emprende. Desde mi punto de vista, para llegar a la situación actual de conflictividad, la reforma arranca con una falla estructural. La falla estructural es que considera  -que si no la única-  la principal razón por la cual el sistema educativo está mal son los docentes, por lo tanto la única o la principal solución para que esto mejore, es evaluar a los profesores. Y la reforma se ha ido agotando tanto en evaluar a los profesores que incluso la propia Constitución tuvo que ser modificada para que cada cuatro años sea evaluado cada profesor. Esto Luis, quiere decir que cada año el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación (INEE) tiene que establecer los criterios para que Obras y Desempeño de la Administración Pública, evalúe a 375 mil personas durante ese año. Esta magnitud ha conducido a que la evaluación  -que es un valor, sin duda-   se esté reduciendo mucho a una examinación; y a una examinación bastante pobre en la capacidad de decirnos cómo es la práctica docente realmente.

Hay otro argumento de la autoridad que vamos a ilustrarlo en términos de orden jurídico. Mientras que en un Estado de derecho todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario, esta reforma arranca diciendo: “todos los profesores son una bola de flojos e ignorantes hasta que demuestren lo contrario en una evaluación”. Por lo tanto esta es una reforma que actúa con una enorme desconfianza en el Magisterio.  Como tú sabes, como todo el resto del auditorio sabe, sin el Magisterio ninguna reforma educativa es posible. Entonces estigmatizó mucho a los profesores, los responsabilizó de todas las deficiencias educativas y estableció que si no se ingresa por examen, o si no se aprueban o se consideran idóneas las calificaciones de las examinaciones, se puede despedir al profesor. Es decir, la evaluación, además de haberse reducido, y haber sido sólo ese factor, se convirtió en un elemento punitivo ante el cual los profesores necesitan asistir para conservar su empleo.  Por ello están tratando de eludir lo que consideran un obstáculo para continuar en el trabajo.

En consecuencia, a tres años del inicio de la administración del presidente Peña Nieto, yo considero que la reforma llamada educativa en México, es en realidad, una reforma a la administración de las posiciones y las plazas del Magisterio con base en una evaluación que considera si los docentes son o no idóneos. Y esa evaluación tiene muchas probabilidades de no ser adecuada para poder decir quién es idóneo en el trabajo en el aula.

Sin embargo, la sociedad festeja mucho y los medios de comunicación festejan mucho, que por fin haya una reforma educativa. Desde mi punto de vista  -y me daría  muchísima pena si tuviese razón-  aún no hay ningún planteamiento educativo en la llamada reforma. Es decir,  no aparece ninguna propuesta que indique cuál es el horizonte educativo que este país necesita. Lo que si emerge claramente es un sistema de control y vigilancia del magisterio, con el cual por cierto,  nunca se ha hablado. Ello ha llevado a que se confunda al magisterio con el sindicato, se ha pactado con el sector del sindicato del sindicalismo oficial, y no se ha podido pactar con el otro sector  -digamos sindicalista- más beligerante que es conocido como la Coordinadora Nacional de Trabajadores de Educación (CNTE).  Recordemos que la CNTE es una fracción del Sindicato Nacional de Trabajadores de Educación (SNTE) que tiene mucha fuerza, básicamente en Oaxaca, Michoacán, Guerrero y en el D.F. Yo diría Luis que por ahí va la cosa y por ahí está la cosa.

LUIS BONILLA-MOLINA ¿Por qué tanta resistencia de los docentes a las pruebas? ¿Se han dado ya casos de despidos o es simplemente una amenaza en el imaginario de resistencias a las pruebas?

MANUEL GIL ANTÓN: Yo tengo la sensación que no habido ningún despido todavía.  Sin embargo, ha cambiado una cosa que no es menor; en México una vez que tú terminabas la Educación Normal  -que tiene nivel de licenciatura en el país- obtenías una plaza segura. Ahora, aunque termines la Normal con calificación de 10, tienes que hacer un examen especial para el ingreso. Si lo apruebas -aquí se llama si eres idóneo-   estás en el puesto dos años y vuelven a hacerte un examen. Si lo apruebas te quedas y si no lo apruebas te vas; es decir, no te contratan como profesor. Y por otro lado, a los que ya están en el sistema, cada cuatro años se les va a evaluar, y si a la tercera ocasión que se les evalúe no son considerados idóneos, no se les despide porque sería ir contra la ley del trabajo; se hace una cosa que yo creo que es peor como se le hacía a los curas  -que aquí en México llevaron adelante la independencia-  a quienes se les raspaba las manos. A los docentes que salgan mal tres veces en los exámenes se les quita del puesto de profesores, se les deja su sueldo y se les pone a trabajar de secretarias o de intendentes en la escuela; o sea, se les degrada.

Me parece que la resistencia es porque, primero, no ha habido una pedagogía en la explicación de los sistemas de evaluación; segundo, la idea fundamental que se ha difundido es que la evaluación es para poder despedir al Magisterio; y tercero, la manera como ya empezaron las pruebas a operar  -te doy un ejemplo-  ha generado razones para tener dudas. En uno de los primeros exámenes, Luis,  -es una cosa que digo con mucha tristeza- se dijo que el 60% de los profesores ya activos, no resultaron idóneos.  El módulo en el que más fallaron para no ser idóneos, para no aprobar el examen, fue el de compromiso profesional y ética. Ese es un estigma brutal contra el Magisterio. Por ello, me acerqué al Instituto Nacional de la Evaluación de la Educación, en donde tengo algunos colegas y les pregunté: “-Oigan, ¿Cómo pueden medir en un examen de opción múltiple, de esos llamados “objetivos”, si una persona tiene ética?-” y me dijeron: “-Ah, pues les preguntamos si conocen las leyes-”. Entonces imagínate tú, que te preguntan si te sabes el Inciso H, del Artículo 75, y de ahí ellos derivan que no tienes ética. A este tipo de reforma el Magisterio está resistiendo. Muchos maestros están inconformes con esta forma de evaluación. Claro está, hay un sector que no quiere evaluación, que lo que quiere es que nadie se meta con ellos y seguir con privilegios y prebendas, pero eso pasa en todos los gremios. Sin embargo hay un sector muy amplio, yo diría mayoritario, que lo que dice es: “-Tengo 30 años dando clases, siempre he dado clases y ahora me van a hacer un examen en el que me van a preguntar aspectos que no tienen que ver con mi práctica en la Sierra de Puebla, donde estoy trabajando en una escuela multigrado y además, me van a evaluar personas que nunca han dado clases-”. Señalo esto porque por ejemplo, las cinco personas que son consejeros directivos del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, no son profesores.  El INEE no se ha acercado lo suficiente a los profesores para conversar con ellos, de tal manera la reforma es centralista.  Es una reforma que ubicó en un solo factor a los responsables del problema y una solución única que es evaluarlos.

No cambia el plan de estudios, no cambia la formación en las normales, no cambia el propósito educativo en el país, hasta el punto -en un video que hace un par de años me grabaron en el Colegio de México-  yo decía que la situación en México se parecía a la escena en la cual hay un camión destartalado, un autobús totalmente destrozado, con las llantas rotas, los vidrios están mal, la palanca de velocidades está agarrada con un mecate o una cuerda, el camino está lleno de baches e incluso en la carretera no hay un puente y llegan unos señores -digamos el gobierno actual- y dicen: “-¡Vamos a arreglar esto! Lo que vamos a hacer es ponerle corbata a los profesores y falda plisada a las profesoras”. ¿Qué quiero decir con esta alegoría? Que el sistema educativo mexicano, desde hace 50 años, ha estado orientado al control político, más que al aprendizaje. A pesar de ello, se aprende, pero no lo suficiente. El camino todo destrozado, es la desigualdad educativa.

En el mes de julio pasado, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Pública (CONEVAL) informó que en México el 53% de la población vive en la pobreza y un 20% vive con hambre. La desigualdad de México es enorme. Diez familias concentran el 1% del PIB nacional y el 10% más rico concentra el 40% de la riqueza y el resto el 90% se distribuye, también desigualmente, el 60% restante. Entonces el resultado es esa enorme desigualdad. Además en las escuelas hace falta agua, hace falta electricidad, de modo que la situación del sistema y de su contexto es terrible. De tal manera que pensar que la única solución es evaluar a los profesores, es no saber nada de evaluar.

No porque la evaluación no sea necesaria, no porque no sea muy importante la función de los profesores, los que sabemos un tantito de educación sabemos que como “nadie enseña nada y sólo aprende él que aprende”, el aprendizaje surge en una relación entre un grupo de profesores y un grupo de estudiantes, mediada por un programa de estudios inteligentes y en la generación de ambientes de aprendizajes.  Es en esa realidad donde de repente un chiquillo dice “-¡Ándale! Ya le entendí al tal “Pitágoras-” ¿no? El “!Eureka!” de Arquímedes, es decir, la producción de ambientes de aprendizaje no dependen sólo del maestro, aunque sí es necesario que el profesor sepa de su materia.

Aquí hay una frase que me gusta decir: “No es el mejor profesor el que tiene el dominio de toda su materia, el que sabe todas las matemáticas, sino aquel que tiene el dominio pedagógico del contenido que tiene que enseñar” y esto es muy importante porque aquí se ha desprestigiado muchísimo la docencia, a tal punto que se pretende prácticamente que cualquiera puede dar clases. “El que sabe hace, el que no sabe enseña”. Se ha despreciado el oficio, se ha estigmatizado al Magisterio, se le ha dicho que él tiene la culpa de todo, que la solución es que se le evalúe constantemente.  Entre tanto, no se modifica el plan de estudios, no se modifica la infraestructura, no se modifica la formación en las normales y por ello un sector del Magisterio está huyendo a las evaluaciones.

Recientemente se presentaron 151 mil docentes para promoción, y alrededor de 58 mil para obtener puestos de inspección y de supervisión, pero van con terror. Estuve en una reunión con normalistas y estaban haciendo ejercicios para pasar el examen y cuando veían la pregunta, decían “-Yo creo que la correcta es la opción B-” a lo cual respondía el que ayudaba a formarlos para resolver el examen: “-No maestra, no piense usted en lo que es correcto, piense usted en lo que el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación quiere que usted conteste-”.

En síntesis, si la evaluación del magisterio tiene tanto peso y de nuevo tanto impacto, es muy probable que entonces, por inercia, la formación en las escuelas normales se concentre en preparar a las personas para el examen. Igual está pasando en el resto del mundo. Es tan fuerte el peso de lo que sacas en PISA que muchos proyectos educativos en los países se definen por su capacidad para mejorar las calificaciones en PISA. Eso no puede ser un proyecto educativo; un proyecto educativo es construcción de conocimiento, construcción de ciudadanía, construcción de gente que pregunte y critique. Yo creo que esa es la razón de la resistencia a la evaluación.

LUIS BONILLA-MOLINA: Ahora, ¿Esta reforma se comienza con la llegada al poder del presidente Peña Nieto o tiene un antecedente en el periodo Panista?

MANUEL GIL ANTÓN: A mi parecer podemos distinguir tres períodos. Más o menos de 1960 hasta el 2000, con el predominio del PRI, en el que hubo este pacto corporativo poderosísimo entre el CNTE, el Ministerio de Educación y el Sindicato de Trabajadores de Educación. La dirigencia de ese sindicato, fue representada por la profesora Esther Gordillo, quien era una señora que tenía una casa en San Diego que sólo usaba bolsas de 40-50 mil pesos, etcétera. Ese núcleo corporativo y corrupto, duró hasta el 2000. El Partido Acción Nacional (PAN) gobierna con Fox del 2000 al 2006 y con el Presidente Calderón, del 2006 hasta el 2012. Lejos de cambiar eso, el Partido Acción Nacional, que era el que estaba convocado porque lo fundaron algunos de los siete sabios de los años 20s y 30s como Gómez Molina, en vez de corregir esa situación, se apoya en el sindicato, sobre todo porque el sindicato le dice que por su apoyo ganó la presidencia. Entonces el PAN lleva hasta el extremo la entrega de la situación de la educación pública al sindicato. Un sólo ejemplo: en el sexenio pasado, en el de Calderón, el sub Secretario de Educación básica, es decir, el Viceministro que se encarga de la Educación Básica, fue el yerno de Esther Gordillo que era la dirigente nacional del sindicato. Hasta ese nivel llevó el PAN la entrega de la SEP. El doctor Rubén Castillo, que en paz descanse, decía que él nunca había visto tal nivel de adscripción de la autoridad educativa.

Y llega Peña Nieto, en esta administración en la que retorna el PRI y la primera reforma que hace es la reforma educativa. Entonces, en el contexto del “Pacto por México” en el que se hace la reforma energética, la reforma en las comunicaciones, la reforma laboral, la reforma fiscal, etcétera, la reforma educativa tiene mucho consenso y se piensa que por fin se va a atender el problema educativo. Desgraciadamente es una reforma en la que predominó el control político y no la imaginación pedagógica que también requería un fin político. Insisto Luis, hasta hoy, y doy mi palabra, no ha habido ninguna propuesta de un modelo educativo renovado. En consecuencia es una reforma administrativa y política que está reconstruyendo la relación con el sindicato, tratando de modificar la relación con el sector más beligerante del SNTE, que es la Coordinadora, pero sin un horizonte educativo lo que es imprescindible.

LUIS BONILLA-MOLINA: Manuel, se produce una redefinición de la estructura organizativa de la educación en México; se separa incluso con niveles importantes de autonomía la SEP  -equivalente en nuestros países al Ministerio de Educación-  del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) pero también al Instituto de Formación de Docentes. ¿Tienen algún nivel de articulación esas tres instancias, o cada una actúa realmente de manera autónoma? ¿De quién dependen? ¿Cómo se hace una política integral para la reforma educativa con esta distribución de poderes?

MANUEL GIL ANTÓN: Bueno, yo creo que no hay que escatimar comentarios respectos a que la reforma otorgó autonomía, es decir no depender de la SEP ni del sindicato, instituciones como el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, es un logro. Segundo, generó una Ley que se llama Servicio Profesional Docente, es decir, se pensó que los profesores y las profesoras deberían tener el estatus de profesionales, no de empleados del gobierno. Verdaderamente esa Ley no tiene un proyecto de carrera educativa, de carrera docente, de carrera académica, sino que más bien establece los criterios de ingreso y de permanencia.

Luego tenemos al sindicato. El sindicato una vez que se ha puesto en la cárcel a la profesora Esther Gordillo, el sindicato oficial dice “-no, no, no, espérate, yo colaboro con la reforma” y la parte beligerante, sobre todo la sección 22 de Oaxaca dice “aquí no se hace la reforma”. Entonces la relación entre el Instituto Nacional de la Evaluación Educativa, el Ministerio de la Educación y la Coordinadora del Servicio Profesional Docente podría ser mejor, y no lo está siendo, porque la Ley que aprobaron los diputados es una ley sumamente acelerada.  Si debes evaluar cada año a 350 mil profesores y cuatro años después a los mismos, tienes que generar evaluadores que lean los programas de clases que presenten los profesores y que analicen las evidencias enviadas de la actividad docente. Como dice el Prof. Alberto Arnau, resultó que la reforma educativa destina cinco veces más dinero a evaluar al profesorado que a formarlo. ¡Cinco veces más!

Se ha convertido en un fetiche la evaluación.  El Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, cree profundamente en la evaluación, pero ese instituto está abocado a evaluar el sistema y solamente entra a vigilar los parámetros de la evaluación docente. Es el Ministerio de Educación el que evalúa a los docentes siempre y cuando aprueben los parámetros y lineamientos del Instituto.  Y si él aprueba los parámetros, ya la asignación la hace la Secretaría de la Educación Pública (SEP), y luego incorpora a los profesores en ese Servicio Profesional de Docencia.   Me parece que la ley está articulada sobre la base de que el único asunto que hay que hacer es evaluar a los profesores y, si no pasan la evaluación en dos años los nuevos se van, y los que tienen más tiempo los quitamos de dar clase.

El Dr. Ángel Díaz Barriga, que es un pedagogo que respetamos mucho me decía: “-Manuel es como si el sistema de salud dijera vamos a cerrar los hospitales y con el dinero que les damos a los hospitales vamos a poner en cada esquina un centro de diagnóstico y análisis de sangre-”.

La educación en México no se va a mejorar a base de examinaciones y de diagnóstico. Ningún niño enfermo se ha curado porque le pongas 30 veces el termómetro. En todo caso la evaluación puede servir pasa saber -en caso de la salud-  cómo atender y qué enfermedad tiene la persona.

Si la evaluación fuese concebida como un instrumento para la mejora también incluiría que el que no se comprometa, se vaya. Yo estoy de acuerdo con que el que no trabaje, que no siga empleado, porque el sueldo otorgado de esa manera no vale.

Si la evaluación tuviera un propósito más que punitivo, fuese más formativo e impulsor de programas de actualización, me parece que sería una reforma mucho más útil. Hasta el momento no ha sido así. Tu pregunta Luis indaga respecto a si los esfuerzos están coordinados. Yo digo que sí. Pero están coordinados en una dirección: todo depende de las profesoras y los profesores. No importa la infraestructura, no importa los programas de estudio, no importa otra cosa que no sea que el profesor sea un docente que podría sacar 10 en Finlandia.

México no es Finlandia, tenemos una desigualdad brutal y todos los estudios que conozco como sociólogo de la educación -que es un campo que me apasiona-  indican que al menos un 40% de la variación del rendimiento escolar está correlacionado con la desigualdad social, con las condiciones de vida social. México, si quiere una reforma educativa tiene que dejar de dar la mejor educación a los que menos la necesitan y la peor educación a los que más la necesitan.  Eso implica invertir los términos y darle buena educación a todos, pero no remedos de educación a los más pobres, los indígenas y los más necesitados.

LUIS BONILLA-MOLINA: Desde fuera de México se percibe que el futuro de la reforma educativa está muy asociado a la correlación de fuerzas de los futuros meses entre el Sindicato, la Coordinadora CNTE, Mexicanos Primero, todos los medios de comunicación y el Gobierno en el marco de elecciones concretas. ¿Cuál es tu valoración actual? ¿Quién va a ganar? ¿Cuál es la tensión actual? ¿En esa correlación de fuerza hacia donde apunta la mayor probabilidad de resolución?

MANUEL GIL ANTÓN: Bueno, por un lado, no hay que menospreciar cuál es el papel que tienen los medios en esta reforma, porque han generado una mirada sobre el magisterio, en la cual la mayoría son unos viscosos, unos feos. Ha habido una especie de clasismo, un racismo en la mirada que los medios han construido del personal académico, del personal docente de este país. Eso es algo muy real. Han estigmatizado al magisterio. Los medios son muy importantes porque orientan a la opinión pública, y la opinión pública puede estimular al gobierno a no tener una voluntad negociadora y por el contrario desarrollar una actitud más de enfrentamiento. Y por otro lado tenemos una Coordinadora que tenía  convenios con el gobierno, por ejemplo en el Instituto de Educación Pública del estado de Oaxaca.

Considero que la prueba de fuego es que si arrancan las clases, a tiempo en Oaxaca, habrá esta correlación de fuerzas en la cual el gobierno y que los medios habrán logrado sus cometidos. Por otro lado, si no arrancan -las clases- y se genera una huelga que no será nacional, pero si en los estados donde la Coordinadora tiene influencia, que son cerca de un 25% del total, estaríamos en un problema en el cual el gobierno tendría que ver si busca una negociación -imagino que no lo hará- o resuelve el asunto por la vía de la fuerza.

El Ministro de Educación y también el gobernador de Oaxaca  dicen “-No importa si los docentes no se presentan tenemos un contingente de 10 mil profesores interinos que los pueden sustituir-”. Sí, pero los profesores de la coordinadora van a tomar las escuelas, no es que no vayan a estar en las escuelas.

Yo, Luis, diría que veo en poco tiempo un desenlace y ese desenlace me parece que tiende a la confrontación. Ya ves que siempre es mejor ser historiador, o como decían algunos amigos con mucha simpatía: “prever es difícil sobre todo si se trata del futuro” (risas). Yo percibo -me puedo equivocar ojala me equivoque- que vamos hacia una confrontación,  pero que esa confrontación va a tener un problema: El estado de Oaxaca tiene elecciones de gobernador en el 2016. ¿Le conviene al gobierno un conflicto que ponga en riesgo la estabilidad del estado?

Luego, el país está teniendo otros problemas, por ejemplo  -aunque parece que no tiene que ver-  el escape de El Chapo.  Él es el capo de la droga en México quien huyó de la considerada una de las cárceles de mayor máxima seguridad en el país.  Huyó  por un túnel de un kilometro y medio.  Ello hace pensar en una enorme complicidad,  en un país en el que hay pruebas de que el presidente y el secretario de Hacienda obtuvieron, digamos, casas con muchas facilidades por parte del principal contratista del gobierno. Un país en el que pueden asesinar a 43 muchachos normalistas hace siete meses y no haber resuelto aún un crimen de lesa humanidad como ese.  Es decir, este es un país que luego pone lo que se llama “Ronda 0”, es decir colocar a la disposición de compañías internacionales la explotación petrolera. Se presenta en la actualidad  una situación en la que el gobierno tiene tantos frentes abiertos e imagino que este frente de la coordinadora no va a poderse resolver del todo por la vía de la fuerza, o por la vía del ejercicio de despedir a 10 mil profesores. Si tú despides a 10 mil profesores en Oaxaca, tienes un problema social.

Entonces Cómo hacer para que en estas semanas que faltan, los profesores de Oaxaca se convenzan de que esta reforma es positiva, que la evaluación es formativa, que no es punitiva? Creo que no hay tiempo. Insisto, poco me dirá el que no esté para ver el resultado.

LUIS BONILLA-MOLINA Precisamente la desaparición de los muchachos de Ayotzinapa, 43 normalistas aparece también asociada al cuestionamiento de un modelo de escuelas normales rurales.

MANUEL GIL ANTÓN: Por supuesto, pero además, México es tan diverso Luis, que tú tienes por ejemplo, en el estado de Oaxaca condiciones de vida digamos del siglo XVII, con una pobreza brutal. En esas comunidades el profesor juega un papel muy distinto al que juega en la colonia de “El Valle”, de clase media, ubicada aquí en la ciudad de México.  Ese profesor, en esa pequeña comunidad en la que hay hambre, etcétera, es un líder social que lo que busca es que la educación transforme la realidad.  Un líder social que piensa más en la lógica de un activismo político, que de una gran concentración de la atención en el aprendizaje de las fracciones o las ecuaciones de primer grado. Este sector del magisterio está convencido que la función del maestro es transformar la realidad a través de la acción política. Por otra parte, tienes a otro sector de la Coordinadora que busca pragmáticamente conservar prebendas y privilegios.

Un Consejero -que no me está permitido dar su nombre ni sus indicios-  del Instituto Nacional de la Evaluación de la Educación, me dijo que recibió un proyecto de reforma educativa para Oaxaca, hecho por profesores de la sección 22. Esta sección es de las más beligerantes y el Consejero me dice que el proyecto es espléndido. El no lo puede decir en público. Yo si lo digo en público porque me da la impresión de que esto puede ayudar a comprender que la sección 22 y la propia Coordinadora son muy diversos.

La tendencia a ahogar económicamente a las normales rurales, se asocia también con que las normales rurales privilegiaron la lucha política sobre la actividad pedagógica. Desde el punto de vista de la función de la escuela en una sociedad moderna, eso está mal. Desde el punto de vista de la función de la escuela en una sociedad premoderna, llena de caciques y de injusticia, quizás haya que comprenderlo. No lo afirmo, lo que creo es que como sociólogo, me toca a mí tratar de entender por qué miles de profesores oaxaqueños, michoacanos o de Guerrero, están dispuestos a ponerse frente al ejército y decirle “-a ver, quítame-”. Porque suponen que esta es una reforma privatizadora, suponen que esta es una reforma que tiene como objetivo despedir a los profesores politizados.

En otras palabras Luis, tenemos una reforma mal pensada desde mi punto de vista, muy apresuradamente echada a andar, muy mal explicada a los actores.  No hay socios en el Magisterio que estén entusiasmados con la reforma, más bien se están acomodando a la reforma. 

México ha tenido diversas revoluciones educativas y reformas educativas a través del tiempo. Los profesores un año son piagetianos o  constructivistas y para ello les dan un curso de quince días.  El año siguiente les dan un curso de quince días y tienen que enseñar por competencias.

El gran actor de una reforma educativa que es el magisterio, sobre todo ese sector que tiene ideas, que tiene experiencias, que está comprometido, que nunca falta, es muy grande, pero no se siente convocado. En consecuencia, no será beligerante, no tomará casetas de los peajes, no bloqueará carreteras, pero no está entusiasmado. Y si volvemos a lo que dije al principio, que el problema educativo del país es enorme, da una gran tristeza esta reforma educativa. 

Tú sabes que para tener un proyecto de reforma educativa tienes que generar mucha energía social que diga “¡vamos!” Si esta reforma fracasa, me parece que vamos a tener dificultades para tener una energía social equivalente. Si fracasa  -ojalá esté equivocado pero por lo que yo veo creo que tengo algo de razón- se habrá dilapidado el capital político que había para la reforma necesaria.

LUIS BONILLA-MOLINA: Para ir cerrando la entrevista hay quienes señalan Manuel, que en México se está intentando proponer un modelo de reforma educativa que sustituya al modelo chileno por el modelo del siglo XXI de reformas neoliberales.  Desde ese punto de vista lo que está en juego es eso: una apuesta por construir el modelo y luego trasladarlo a América Latina y el Caribe. Desde esa perspectiva, te pido que te coloques en el rol de asesor, cuál serían tres lecciones o tres recomendaciones tuyas para quienes emprendan en el futuro reformas educativas para que no cometan los mismos errores que se pudieron haber cometido en México.

MANUEL GIL ANTÓN: Atreviéndome a hacerlo, hay un libro fabuloso de una Dra. de los Estados Unidos, que si no me equivoco se apellida Ralentich, quien dice que cuando tuvo que sacar las cosas de su oficina para que la pintaran, cuando regresó quiso poner las cosas en orden, y se dio cuenta que todo lo que había allí metido, había sido en contra del modelo educativo fundamental de los EEUU. Y dijo: evaluar a los profesores de forma masiva no mejora la educación.

Evaluar a los niños y conforme a su resultado darles la opinión a los profesores no resuelve el problema. Distribuir a mansalva computadoras y tabletas electrónicas, no resuelve el problema. Yo sugeriría a todos mis compatriotas de la región, como ciudadanos del mundo y también de Latinoamérica, que lo que creo que hay que tratar de hacer es impedir que la evaluación se convierta en una especie de espada de Damocles porque entonces genera temor, genera angustia, y la angustia lo que hace es anular la creatividad al ajustarse al momento de la evaluación.  Considero que la evaluación es necesaria pero se necesitaría ubicarla en su lugar, y no hacia el corazón de la reforma, es parte de la reforma.

Segundo, yo creo que ya hay que empezar a dudar de la confiabilidad y validez de los resultados que nos dan los exámenes objetivos de opción múltiple, los de ovalitos que la gente llena.

Me pediste tres, yo creo que la mejor reforma educativa es aquella que se emprende descentralizada, es decir, ubicando espacios socio-educativos, donde los profesores conversen, generen soluciones a sus problemas desde abajo, porque desde arriba, desde la centralización del proceso de reforma y desde la copia de modelos curiosamente ya abandonados por esos países, no vamos a superarlo.

A mí siempre me pareció que México siguió las recetas del consenso de Washington muchísimo más que Washington y todos los que lo firmaron. Y tenemos una crisis desde hace 25 años, no hay empleo, y tenemos 54% de las personas en pobreza. En el combate a las drogas, nosotros ponemos los muertos y ellos liberan la marihuana en muchos estados.

 Yo creo que tenemos que pensar en mirar hacia Latinoamérica, recoger la crítica a la reforma chilena, que si existe, y pensar en que una reforma educativa es un asunto que más que llevar los ciclos de los gobiernos, es llevar los ciclos de las generaciones. Yo creo que hay  que tratar de hacer propuestas que abran el espacio académico, y que no pretendan unificar el talento desde las oficinas centrales de los Ministerios de educación.

LUIS BONILLA-MOLINA: Hoy en el espacio “La otra mirada educativa” contamos con la opinión, el análisis y la perspectiva de Manuel Gil Antón, integrante del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México. Gracias Manuel por tu opinión, por tu tiempo y por la claridad con la cual nos ha aproximado a la reforma educativa mexicana.

MANUEL GIL ANTÓN: Muchas gracias Luis a ustedes. Yo pondría un horizonte político y ético, alcanzar la meta que en nuestros países no valga más “tener conocidos” que conocimientos. Si ese es el objetivo de una reforma educativa, creo que tenemos una proyección política y ética que va más allá de PISA, más allá de los exámenes por objetivos, etcétera.  Y que construye ciudadanía, porque si algo necesitamos en los países es incrementar la ciudadanía para poder ser más críticos de los proyectos económicos tan desiguales que tenemos.

 

Video de la entrevista:



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