La Cuarta Fase: “El Despliegue”

Chavismo: Algo de Historia (VI)

“….Lo repito: aquí, los patriotas; allá, los colonialistas...Cada vez que escucho a un pitiyanqui decir que la Enmienda es "reelección indefinida", recuerdo a Shakespeare en Macbeth: "...un cuento contado por un idiota, lleno de sonido y furia, y que no significa nada"...la Constitución define los lapsos, de cuatro a seis años, para todos los cargos de elección popular... ¡¡No existe entonces, ninguna cosa que se parezca a lo que los pitiyanquis llaman "reelección indefinida"!! Reelegir es volver a elegir. Quien aspire a continuar en un cargo de elección popular, tiene que someterse al veredicto del pueblo. ¿Se puede perpetuar alguien en el poder si los votantes no lo eligen? ¿Por qué no puede ser el pueblo el que ponga y quite gobiernos? …  Yo te propongo..., que entre tú y yo, entre todos nosotros, votando “Sí” el próximo 15 de febrero, logremos perpetuar en el poder al pueblo venezolano…”

El 15 de febrero de 2009 se anunció la victoria electoral de Hugo Chávez en el referéndum por la enmienda constitucional que le permitía presentarse, y a cualquier autoridad elegida, a la reelección indefinida.

Chávez se aseguró la posibilidad de mantenerse como Jefe del Estado de Venezuela tanto tiempo como lo decidiera el pueblo. Era consciente de que cuando decía “Yo te propongo..., que entre tú y yo, entre todos nosotros”, estaba haciendo tanta clientela como revolución.

Sabía en cada momento qué lenguaje utilizar. Su discurso utilizaba la figura del Libertador para perpetuar su poder: “Hagamos vitalicio el Proyecto Nacional Simón Bolívar”.

Parece que lo único cierto era que lo vitalicio estaba en su intención de continuar liderando la revolución.

El presidente venezolano acaparó la figura del Libertador y el lenguaje histórico para los intereses de la revolución bolivariana, lo que le permitió dejar descansar en los hombros del pueblo toda la responsabilidad del devenir: “¿Se puede perpetuar alguien en el poder si los votantes no lo eligen?”. Evidentemente que no.

El presidente Chávez cedía autoridad política y, hábilmente adquiría mayor cuota de liderazgo.

En otro orden, es obligación nuestra preguntarnos a quiénes llamaba pitiyankis e idiotas el líder barinés: A quienes profesaban, y lo hacen hoy, el espíritu capitalista, que son, como dice Marx, aquellos que se convierten en jefes industriales porque son capitalistas, no únicamente al capitalista en sí y para sí. A esta clase es a la que se refería Chávez cuando decía que no había retorno al pasado.

Se refería al capitalista, que utilizaba su dinero para que una clase especial de asalariados, siguiendo a Marx, tuviesen el Poder de vigilar directamente a sus trabajadores. Se refería a la Patronal venezolana, FEDECAMARAS, como el enemigo de la patria, a los “parásitos, colonialistas y monopólicos” del capitalismo, creadores de la escasez de alimentos e impulsores de la inflación más alta de toda América. A la oposición, dueña de un liderazgo diseminado y novato, a Carlos Andrés Pérez, Rafael Caldera, Jaime Lusinchi y Luis Herrera Campíns

 

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