Con sus escritos, inseparables de su activismo, Marta Harnecker logró con éxito mostrar la unidad inseparable entre el pensamiento y la acción. No la de "los intelectuales / académicos / líderes”, que se creen capaces por sí solos de analizar y determinar la "línea estratégica correcta" separados de los "actores / militantes de base / dirigidos”, porque el pensamiento y la acción están relacionados en todos los militantes, desde los más humildes, hasta los más intelectuales dotados de conocimientos más amplios – comprometidos por supuesto –.
Marta Harnecker ha demostrado que el socialismo no es un "proyecto" pensable sin la lucha, que no se puede hacer "desde arriba" sólo por la decisión de las autoridades que lo reclaman, sino que debe ser el producto de las luchas del movimiento de los pueblos y clases dominadas.
Marta Harnecker se involucró en la vía abierta por Marx, que no ha sido siempre la vía adoptada por el "marxismo histórico’. En este sentido, ella es una auténtica "marxista", continuando la labor iniciada por Marx, sin temor de enriquecerla —con la toma en cuenta permanente de lo que es nuevo en la realidad del mundo, del capitalismo, del imperialismo, de las luchas—, renovando así las conceptualizaciones, las propuestas teóricas y las relativas a las estrategias de acción.
En su obra, Marta Harnecker ayudó a sacar al marxismo latinoamericano de los caminos del dogmatismo repetitivo. Ella ayudó a dar al marxismo vivo una dimensión latinoamericana, como otros le han dado una dimensión asiática o africana. Marta Harnecker ayudó a dar al marxismo la dimensión universal que debe ser la suya; ayudó a que sea oído por la gran mayoría de los pueblos del mundo, que son los de los tres continentes. Ella logró hacer escapar al marxismo de una reclusión euro céntrica mortal. La experiencia de los avances en las luchas de los pueblos de América Latina, han allanado el camino en las últimas décadas, a través del pensamiento teórico de Marta Harnecker, el cual ha sido decisivo en este sentido. Su diálogo con las fuerzas militantes de los indios de Bolivia es un hermoso testimonio. América Latina pertenece al Sur, es decir a todos los pueblos de las periferias de los tres continentes cuyas iniciativas independientes hicieron la historia de la larga transición al socialismo. Esta toma de conciencia, mucho tiempo reducida a Cuba —se hablaba del Movimiento de los Países No Alineados de “Asia, África y Cuba"— queriendo decir que América Latina en su conjunto se mantenía ajena a él, actualmente esto se está revirtiendo con la toma de conciencia de todos los pueblos de América Latina.
Hoy en día, frente a la crisis actual, los pueblos se enfrentan a una elección decisiva: superar la crisis del capitalismo o salir del capitalismo en crisis.
El capitalismo contemporáneo es esencialmente un capitalismo de oligopolios en el sentido de que los oligopolios determinan la reproducción del sistema productivo en su conjunto. Son "financiarizados" ya que sólo ellos tienen acceso a los mercados de capitales. Por otra parte, la crisis del sistema del capitalismo de los oligopolios es inseparable de la crisis de la hegemonía de los Estados Unidos, quedándose sin aliento. Ahora los que mandan, los que no tenían nada previsto, trabajan para restaurar este mismo sistema. Su éxito final no hará sino agravar la magnitud de las contradicciones que están detrás del colapso financiero de 2008.
La gestión de la globalización contemporánea por parte de las oligarquías está en crisis. Las oligarquías del Norte se proyectan en el poder en plena crisis, y cuando la misma vaya disminuyendo no se sentirán amenazados. Sin embargo, la fragilidad del poder de las autocracias del Sur es claramente visible. La globalización está, por lo tanto, frágil. ¿Será desafiado por la rebelión del Sur, como fue el caso en el siglo pasado?
El capitalismo histórico puede ser todo lo que queramos, menos sostenible. Es un breve paréntesis en la historia. Su término es la condición previa para la emancipación de los trabajadores y de los pueblos dominados (los de los suburbios, el 80% de la humanidad). Y estas dos dimensiones del desafío son inseparables. No habrá liberación del capitalismo a través una lucha exclusiva de los pueblos del Norte, o sólo de la lucha de los pueblos dominados del Sur. Se liberarán del capitalismo sólo si estas dos dimensiones del mismo desafío se articulan entre sí Este desafío es la construcción / reconstrucción del internacionalismo permanente de los trabajadores y de los pueblos, con el cosmopolitismo del capital oligárquico.
La construcción de este internacionalismo no puede plantearse sino través del éxito de los nuevos acontecimientos revolucionarios (como los iniciados en América Latina y Nepal), abriendo la perspectiva para la superación del capitalismo. Los países del Sur están llamados a tomar iniciativas independientes de las potencias dominantes en el mundo. En los países del Sur, la batalla de los estados y de las naciones a favor de una globalización negociada sin hegemonía —una forma contemporánea de la desconexión apoyada por la organización de las reivindicaciones de las clases populares — puede contener y limitar el poder de los oligopolios de la tríada imperialista. La primera ola de luchas por el socialismo, en el siglo XX, demostró los límites del nacionalismo popular de la era de Bandung, la falta de aliento y el colapso de sus ambiciones socialistas. La segunda ola, la del el siglo XXI debe aprender las lecciones. En particular, en necesidad de la unión de la socialización de la gestión económica y la profundización de la democratización de la sociedad. No habrá socialismo sin democracia, pero tampoco progreso democrático fuera de la perspectiva socialista.
Estos objetivos estratégicos exigen pensar sobre la construcción de una "convergencia en la diversidad" (fueron las palabras elegidas en el Foro Mundial de Alternativas) de las formas de organización y las luchas de las clases explotadas y dominadas. En esta perspectiva, es necesario considerar la renovación del marxismo creativo. Marx nunca ha sido tan útil y necesario para comprender y transformar el mundo de hoy tanto o más que ayer. La contribución de Marta Harnecker en estos debates es importante y lo seguirá siendo.
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