Ante la obvia intromisión imperial en el destino de Libia, cabe la pregunta de ¿hasta donde esto ha sido una crisis absolutamente inducida? Crear modelaje de conducta, bajo las premisas conductistas de Skinner, al generar patrones a imitar en los países vecinos, podrían ser hipótesis verídicas. Cada día aumentan las noticias de la participación de las fuerzas imperiales: Inglaterra ha quedado descubierta al ser detenido un supuesto comando diplomático que en realidad era un comando de guerra con un arsenal de mapas y bombas, Arabia Saudita se ha declarado a favor de los “rebeldes” y dispuesta a apoyarlos con armas, el estado Español dispone sus tierras para bases logísticas, Francia participa en la orgía y los EE.UU. son los anfitriones de la debacle.
El problema lo representan las tecnologías de comunicación de punta. El despertar de una conciencia de clase universal, constituida por los obreros y trabajadores, por estudiantes, por todas y todos los que reciben y tienen acceso a la información desde distintas fuentes, ha creado una contención mundial a la clásica manipulación imperial. No se ha tardado en masificar la matriz verdadera de lo que ocurre. Los levantamientos populares que ocurrieron en Túnez y Egipto, si bien tuvieron una expresión social, muy pronto han vuelto a la normalidad dejando el poder en ambas naciones, en las manos de marionetas renovadas, quizá todo fue un montaje conductual para inducir un levantamiento en Libia, a donde ya se había pactado con las tribus del este y del oeste, donde ya se habían introducido guiones y armas para simplemente cumplir el designio imperial.
A diferencia de Túnez y Egipto, en donde la miseria y el hambre castigan a sus pueblos, Libia era lo contrario: el país a donde emigraban tunecinos y egipcios en busca de calidad de vida. El índice de PIB más alto de África. Hay una contradicción aquí. Todo estará por verse. La posibilidad de un descontento con el mando de Gaddafi en las bases populares no ha crecido para nada luego de finalizar o “estabilizarse” la guerra mediática. Por lo contrario, a diario vemos una reacción mundial que arremete contra el imperio y la OTAN como los grandes culpables.A diario volver a unificarse la fuerza revolucionaria libia.
Pero ya la mesa está servida, ya las excusas fueron creadas y creo difícil que las tropas yanquis perdonen a Libia. La resaca creada por la nueva conciencia revolucionaria antiimperialista difícilmente podrá apagar el incendio. El imperio armará a los rebeldes y al crear la matanza entre las fuerzas leales y los insurrectos, bastará para justificar la masacre que llegará a su máxima expresión cuando la bota imperial desembarque sus marinees en tierra Libia.
Solo bastará esperar las posiciones de Rusia y China, ya expresadas en contra de la injerencia de la OTAN sobre territorio libio. Pero el mundo que clama por la solución en manos del pueblo soberano de Libia, es poco lo que podrá hacer para impedir la dentellada imperial. La denuncia debe continuar, inalcanzable, indoblegable.
La historia siempre es impredecible. La gran capacidad de respuesta de la raza Árabe será quien termine de escribir éstas páginas de la historia, junto a nuestras voces y marchas alrededor del planeta. Ya basta más de lo mismo, Hay una humanidad que ha dicho basta a la dominación y de cuyo espíritu nacerá el puente por el que cruce la victoria. Libia tiene el derecho a escoger su destino sin la injerencia de la OTAN patrocinada por los norteamericanos.
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