Esta reflexión surge de una conversación ocurrida con una ciudadana en el mercado del Cementerio en el Distrito Capital, que por lo general tenemos que aguantar las criticas al gobierno, de parte de extranjeros y de venezolanos que solo piensan en su individualidad, que venden lo que les viene en gana, con el precio que les viene en gana, en país donde no pagan impuestos, donde no emite una factura del SENIAT, demostrando que no retribuyen a la nación ningún servicio por su actividad económica. Esta señora tuvo la soberana osadía de sugerir la dolarización de la nación. Vaya que gran ignorancia, el asombro es incalculable, cuando tenemos que oír semejante atropello a nuestra moneda y nuestro gentilicio. Nuestra moneda lleva el nombre del gigante, valiente y heroico Bolívar. Nuestra moneda es la que nos recuerda que somos una patria y que tenemos un nombre ante el mundo. Esta ciudadana llego a firmar que un país como Ecuador tiene bienestar social por el simple hecho de estar dolarizado. ¡Dios semejante concepción del bienestar!
En muchas de estas conversaciones tenemos la costumbre de guardar silencio, y esta tendencia va generalizándose, y esta grosera agresión a nuestros símbolos patrios se convierte en una verdad irrefutable, hasta en las voces de universitarios y connotados intelectuales hasta de nuestras propias filas.
No tengo idea de porque el presidente de Ecuador ha continuado con la dolarización de su economía, recordando que no fue en su administración donde se le hizo esa agresión al patrimonio cultural de esa nación. En 1884 el Congreso ecuatoriano decretó el nacimiento de su moneda, el Sucre. El 9 de setiembre de 2000, el gobierno de Gustavo Noboa decretó su muerte, borrando así, 116 años de un patrimonio de los ecuatorianos que llevaba el nombre de Antonio José de Sucre, el Mariscal que puso el sello libertario en Ayacucho, batalla que se desarrolló en la Pampa de Quinua oAyacucho, Perú, el 9 de diciembre de 1824, que significó el final definitivo del dominio colonial español en América del sur.
Con esta decisión del presidente Noboa, en mi opinión volvió a colonizar el país, borrando de un plumazo una historia heroica, y en parte el gentilicio de los ecuatorianos, olvidando que la moneda de un país significa su independencia, y por naturaleza es un símbolo patrio.
Es importante recordarles a los que defienden esta tendencia, que el Dólar ($) es como un grano transgénico que nace una sola vez, que no se reproduce más porque su modificación genética no permite que se tomen semillas de este grano. Sin hablar del daño que se genera en el organismo de todas las especies vivas, al consumir transgénicos. Así es el Dólar para las naciones que lo adoptan como moneda.
Analicemos, el Dólar solo es producido por los EEUU, lo que quiere decir que ningún otro país puede emitir billetes verdes. El dólar es una moneda que no tiene soporte, ni respaldo en reservas de ninguna clase. Depender de una moneda extranjera es como ponerse la soga al cuello, debido a que en el momento que EEUU, decida trancar las maquinas de producir dólares, que hace el país con su economía. Los ciudadanos que adoran guardar este tipo de lechuga verde, les invitaría a pensar que harían si un día el norte decide desconocer el valor de los dólares de los ciudadanos que vivan en un país donde ellos decidan torcerle el brazo.
Compatriotas un país que no tiene una moneda autónoma es un país colonizado. Un país que no tiene moneda propia nadie reconoce su gentilicio. Un país que no tiene moneda propia no se respeta como nación independiente, ni soberana. Por último, un país que funda su economía en la oferta y demanda de Dólares esta condenado a no producir nada. Es importante entender que el dólar no se come, no lo podemos transformar en alimentos, si no hay producción de alimentos, y de bienes tangibles.
Un abrazo revolucionario, socialista y sobretodo patriótico a los que lean esta reflexión, no se dejen encandilar por falsas premisas de quienes quieren ser gringos, y sentirse personas solo por tener un dólar en el bolsillo.
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