A los militares venezolanos después del gobierno de Juan Vicente Gómez le encanta que les llamen por sus dos apellidos, antes no era necesario, estos últimos generales posteriores al dictador andino no conocen la guerra fuera de algún texto que cayó en sus manos en los años de estudios en la academia.
Nadie habla de Bolívar, Páez, Sucre, Piar, Rivas, Miranda incorporando la totalidad de sus apellidos en cada conversación ni la derecha ni la izquierda mundial utilizan para los jefes militares una cartilla de apellidos para ser nombrados militares MacArthur es solo MacArthur y Castro es solo Castro, Zhúkov ese legendario militar del Ejército Rojo es solo Zhúkov, los ejemplos sobran para hablar de gran talla y conocidos por su coraje en los campos de batalla del mundo entero y en toda época, pero dejemos el aroma a fulminato de mercurio y pasemos esta página.
En Valencia la de Venezuela se viene dando una batalla tremenda, algunas veces puedo ver personas conocidas tomando partido y me llama la atención que hasta hace algunos años eran casi una cofradía de intereses que bajo el cobijo de los gobiernos de Edgardo Parra y Acosta Carles asumen el control de ser los caporales de la cultura oficial en el Estado Carabobo. Eran así mismo la rebeldía notariada y certificada por el gobierno para cernir y pasar por un colador político todo aquello que no fuera digerible a quienes mandaban. Edgardo Parra terminó los días señalados y procesados como un vulgar pillo de quincalla y poco o nada se puede recordar de su nefasta INDIgestión como alcalde de la otrara Ciudad Industrial de Venezuela.
En los años de alcaPARRA y del otro se dieron ocupaciones de espacios públicos y privados, los rebeldes oficiales se posesionaron de espacios de la ciudad y bajo el amparo del poder, determinaban que era de ellos en los hechos, aunque no en los derechos. Eran expropiaciones y pobre de aquel que se opusiera a los nuevos dueños del poder. Los casos del Edificio Don Pepe y el edificio del antiguo Cine Imperio son casos bastante conocidos.
Yo no me atrevo a sacar conclusiones acerca de que ocurre hoy, donde los antiguos y antiguas aliadas están en una confrontación que paso cualquier estado de negociación, las acusaciones van y vienen y nada o casi nada a dejado de ser expuesto en las redes sociales, para algunos el detalle esta es en que por el antiguo Imperio se ofrece algunas lechugas muy verdes para desalojar, ese fue el fulminante que levantó la indignación, para otros todo comenzó cuando fue descubierto un caso que de ser cierto debería ser castigado de manera ejemplar, pero en un Estado donde decenas de seres humanos son quemados vivos y años después todo parece desaparecer de los radares de la memoria política y judicial, es difícil esperar a que la ley actúe de manera diligente, veamos: A eso de las 4:00 am uno de los reclusos llamó a su hermana:
"Están rociando gasolina en la placa". Un par de horas después: "Llamen a un fiscal que esto se está poniendo feo". Una hora más tarde no se supo nada más. Ya el humo comenzaba a asomarse hacia la calle y eso sería un mal presagio para quienes esperaban afuera.
Nadie daba información. Horas más tarde se conoció la noticia: 68 personas, entre ellas dos mujeres (una embarazada) de la visita que pernoctaban en el lugar, murieron. Uno más falleció días después en la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera y el número de víctimas se elevó a 69. https://www.el-carabobeno.com/a-cuatro-anos-de-la-tragedia-de-navas-espinola-retardo-procesal-y-cuerpos-desaparecidos/
Volviendo a los antiguos socios, compañeros, camaradas donde las palabras y las formas de conciliación se extinguieron hace tiempo, vale la pena conocer el punto de vista o la opinión de uno de los sectores en disputa sin cortapisas y con todo el arsenal jurídico, social y mediático que han podido reunir:
En este caso ojalá se imponga la justicia, creo en aquello de primero en tiempos, primero en derechos, de ser cierto lo del abuso que se castigue y de manera severa y ojalá que los espacios invadidos por los rebeldes con chapa y poder sean devueltos a sus legítimos dueños. Nada de heroico tiene invadir un edificio como el Don Pepe en Valencia la de Venezuela bajo el amparo del poder. Mucha tela que cortar. En Carabobo, la impunidad es un océano donde navega el poder político a toda máquina o con todos los motores encendidos.
amanecerá y veremos, aunque no por mucho madrugar amanece más temprano.