Israel: el rey Goliat contra varios David

Israel es una nación pequeña pero una gran potencia militar y en ese aspecto es como decir: una nación imperialista, con una economía de elevado desarrollo frente a muchas naciones del Medio Oriente o del mundo árabe. Es el rey Goliat con armas sofisticadas frente a varios David que sólo cuentan con chinas en sus manos. Lo que hace Israel con la región árabe no lo ha hecho –en otros espacios del mundo- ni siquiera el imperialismo estadounidense, pero es éste y no otro imperialismo quien alimenta y ordena al sionismo israelita para cometer toda clase de atrocidades contra los árabes.

 El sionismo es el nazismo al revés. Si el segundo quiso exterminar a los judíos, el primero quiere exterminar a los árabes. La raza pura sería conformada exclusivamente por los grandes magnates de la economía que dominen el mundo. El problema estriba en que existen pequeños sectores negros y amarillos que son igualmente inmensamente ricos. ¿Qué haría el sionismo con ellos?

 Lo que ha hecho y está haciendo el Estado israelita con el pueblo palestino muy poca diferencia tiene con lo que hizo el gobierno de Estados Unidos en Hiroshima y Nagazaki ya Japón vencido completamente a final de la Segunda Guerra Mundial. Genocidio, genocidio atroz, se llama eso y no defensa de ninguna patria ni de ninguna causa de pueblo. Y lo peor, es que continuará cometiendo ese genero de atrocidad cada vez que se le ocurra a un alto funcionario del Estado de Israel pensar que algún palestino quiere “destruir” un pedacito de la nación israelita, “matar” a algún israelita o, por lo menos, creer que por alguna vía pasen armas para los palestinos. El conflicto palestino-israelita a lo que más se parece es al cuento del “gallo pelón”, es decir, de nunca acabar. El capitalismo no puede subsistir sin esos conflictos que llevan por dentro, de un lado, el afán de dominio territorial y poblacional de unos pocos sobre los muchos y, por el otro, el ansia de emancipación de los muchos contra los pocos. Es en ese contexto donde deben encontrarse las raíces de esa prolongada guerra entre palestinos y sionistas, que culminará, con el mayor de los éxitos, el día en que se ice la bandera del socialismo en una tierra y en la otra, en un pueblo y en el otro. Lo máximo que puede aspirarse antes es a un tiempo ni de paz ni de guerra, pero con las contradicciones del mundo capitalista tan latentes como el agua que se pone a fuego para que hierva.

 Frente a genocidios como el que comete el Estado israelita contra el pueblo palestino no es suficiente protestas de calle ni condenas teóricas en organismos de carácter internacional. Los archivos de la ONU están saturados de condenas contra el terrorismo de Estado israelita y absolutamente nada ha pasado, nada ha frenado la política genocida del sionismo. Más bien, el gobierno de Israel se ríe de las resoluciones de la ONU, porque cuenta con el aval de la mayor, más poderosa, peligrosa y belicosa potencia imperialista del planeta: Estados Unidos.

 Sin embargo, una potencia militar con una ideología tan genocida como Israel comete sus fechorías impunemente, porque existen realidades en el mundo árabe que le otorgan esa potestad. Toda lucha que se haga en defensa de una patria que no lleve en su entraña la esperanza de construcción de una sociedad socialista, no deja de ser un nacionalismo pernicioso, reducido a la interioridad de unas fronteras que nunca romperán con las cadenas del capitalismo explotador y opresor.

 En el mundo árabe existen monarquías que requieren de pueblos súbditos, resignados fieles y buenos esclavos a los intereses económicos de reyes y príncipes (como: Jordania-----------; existen gobiernos bonapartistas que se sustentan en un férreo y despótico aparato burocrático-militar-policial (como Siria, Egipto--------); existen gobiernos descaradamente serviles a los intereses del imperialismo –especialmente estadounidense- (como Arabia Saudita), en la que permanecen las bases militares desde donde se desplazan las tropas invasoras para hacer guerra contra otros pueblos árabes. En esas circunstancias es casi imposible (por no decir imposible) que sea frenada la política militarista y genocida del Estado sionista de Israel.

 La solución del permanente conflicto bélico entre árabes e israelitas no estará determinada jamás por los métodos de terrorismo individual o de grupo contra el terrorismo de Estado. Es necesario entender que el meollo esencial es de lucha de clases muy por encima de la característica entre naciones o pueblos. Es imprescindible que los pueblos del mundo árabe derroquen todos los gobiernos capitalistas y el pueblo israelita haga lo mismo con el gobierno sionista y declaren la instauración de la dictadura del proletariado como inicio del proceso de transición del capitalismo al socialismo.



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Freddy Yépez


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